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'La noche de las gentes de teatro' reunió en Madrid a toda la profesión en un emocionante acto

"A todos éstos me hubiera gustado verlos esta mañana en la calle", decía un sufrido actor que, ese mismo día, se había enfrentado con el chasco de ver cómo la profesión desertaba de la concentración convocada para la mañana del . domingo pasado en la madrileña plaza de Santa Ana. Lo de la noche, sin embargo, fue distinto. Era, precisamente, la noche de las gentes del teatro". El acontecimiento reunió a la profesión sobre las tablas del teatro Español.

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Allí estuvieron todos, puntuales y animosos, hasta el extremo de -que, más que reseñar las presencias, habría que señalar las ausencias, que fueron poquísimas y debidas exclusivamente a compromisos laborales. Lo cual, habida cuenta del paro que reina en la profesión, era casi motivo de regocijo en el teatro Español, que fue donde se celebró esta especie de fiesta a lo Hollywood con participación de actores y actrices de varias generaciones.Ausencia notoria la del ministro Javier Solana, aunque justificada: el titular de Cultura se encontraba viajando desde Nueva York, acompañado por el director general de Teatro. Pero sí estuvo presente el alcalde madrileño Enrique Tierno Galván, que desde un palco gloriosamente iluminado lanzó un magnífico discurso de homenaje a las gentes del teatro y al teatro mismo, del que dijo que es escuela de costumbres: "Es el teatro el ejemplo de nuestra propia vida, que ahí se refleja y aparece con sus cuidados, esperanzas y desesperanzas, el medrar y el desmedrar, el antojo y el desantojo, el hacer y el deshacer". El alcalde se refirió también a los cómicos, de quienes dijo que, desde siempre, "recorrieran España. lugar por lugar, no hubo lugar o lugarejo en el que no apareciese la ilusión del teatro, y aunque ha habido momentos de oscuridad en que se ha pretendido que fueran silenciados por otras inteligencias por lo común menores, se ha vuelto a las luces, se han iluminado las conciencias y el teatro vuelve a ser lo que fue".

Estuvo realmente divertido, el alcalde, y el público así lo entendió, ovacionándole en repetidas ocasiones. La verdad es que no faltaron aplausos a lo largo de las dos horas y media del espectáculo, que se abrió con el recital en off de un ilustre desaparecido, Manuel Dicenta, seguido por la presencia en el escenario de Guillermo Marín y Aurora Redondo, más otra grabación en recuerdo de Ricardo Calvo, y unos emocionados aplausos a la memoria de Antonio Vico y Valeriano León. Desde un palco, Carmen Carbonell recibió, conmovida, el cariño que sus compañeros de profesión le demostraban.

En el escenario, Concha Velasco y José Luis Coll se turnaron para hacer las presentaciones con Jesús Puente e Irene Gutiérrez Caba y con la joven pareja formada por Nuria Gallardo y Alberto Delgado en representación de la última generación de actores. Coll estuvo estupendo, hablando de cuando el teatro era mudo y en blanco y negro, saludando al público en inglés -"Al ver que estaba tan lleno, pensé que no estábamos en España"- y deslizando mordaces comentarios acerca de "lo mucho que todos nos queremos". La Velasco fue una presentadora cálida y bienamada.

Ovaciones para Concha Piquer

Entre quienes subieron al escenario para trabajar ante sus compañeros estuvieron Beatriz Carvajal, el Seminario de Estudios de Música Antigua, Concha Márquez Piquer, Rafael de Penagos, Ana María Drach, Gloria Fuertes, Luis Eduardo Aute, con su guitarrista Mendo, Ana Belén y Víctor Manuel. A destacar, la presencia de numerosos autores -entre ellos Antonio Gala, Buero Vallejo, Lauro Olmo, José López Rubio y Alfredo Mañas-, que fueron requeridos para subir al escenario, en donde a cada uno se le entregó una rosa. Y a destacar, también, las dos ovaciones cerradísimas que le llovieron a Concha Piquer, que se hallaba entre el público y lloró lo suyo.Ana Belén y Víctor Manuel, que cerró la noche cantando Cómicos, recordaron la famosa huelga de, 1975, "la primera vez que la profesión estuvo unida", y Concha Velasco, por su parte, pidió un aplauso que sirviera para subrayar la petición de ayuda que la profesión eleva "a quien corresponda". Fue una noche verdaderamente memorable.

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