El telescopio espacial de infrarrojos lanzado hace dos meses está abriendo una nueva ventana al universo
Desde hace apenas dos meses, un telescopio muy diferente de los convencionales, a bordo de un satélite, realiza una órbita de la Tierra de polo a polo una vez cada 103 minutos. En un solo día de observación ha descubierto más galaxias que todos los instrumentos más o menos sofisticados situados sobre la Tierra en la historia de la humanidad. Su secreto es doble: trabaja en una zona del espectro luminoso -la de rayos infrarrojos- no visible para el ojo humano y además salva el obstáculo que supone la opacidad para estas radiaciones de la atmósfera terrestre.
El denominado satélite astronómico de infrarrojos (SAI), telescopio puesto en órbita el pasado 25 de enero, ha descubierto, en su breve período de funcionamiento, unas veinte galaxias pequeñas y muy distantes de la Vía Láctea. El doctor James Houck, de la Universidad Cornell (Estados Unidos), ha declarado que antes de la puesta en órbita del SAI los astrónomos habían podido observar sólo unas veinte pequeñas galaxias fuera de la Vía Láctea. "En menos de doce horas de operatividad, el satélite telescópico dobló ese número y se ha revelado de enorme importancia para el estudio del universo".El doctor Houck forma parte del equipo de dieciocho científicos que controlan el proyecto SAI, en colaboración con Estados Unidos (donde fue construido el telescopio), Holanda. (que construyó el satélite-laboratorio) y el Reino Unido (desde donde se sigue el vuelo del satélite y se reciben los datos).
Los astrónomos esperan que el satélite, que costó ochenta millones de dólares (unos 10.500 millones de pesetas), permita una profunda investigación de las galaxias Andrómeda y Orión, la constelación Virgo y del centro misterioso de la Vía Láctea.
El décimo planeta
Los datos procedentes de una región de la Gran Nube de Magallanes, conocida como la Tarántula, parecen confirmar la. predicción de que se trata de una región donde se están formando nuevas estrellas.Los astrónomos se encuentran encantados con el nuevo telescopio. El doctor Gerry Neugebauer ha señalado que trabaja "extremadamente bien" y que su precisión es mayor de la esperada. Además, se espera que pueda funcionar durante, al menos, diez meses, tres meses más del plazo previsto.
El vehículo espacial se encuentra en órbita de, la Tierra, pasando por encima de los polos, y realiza una órbita cada 103 minutos a una altura de 560 millas (unos novecientos kilómetros). Su objetivo es barrer el 95% del cielo y establecer el primer mapa completo de casi un millón de objetos celestes -nubes de polvo, estrellas y galaxias-, que como emisores activos de infrarrojos, pueden proporcionar da tos sobre los procesos dinámicos que tienen lugar en el nacimiento y muerte de las estrellas. Además, podría dibujar los mapas térmicos de miles de asteroides que nunca han sido detectados y confirmar la existencia del largamente buscado décimo planeta, un cuerpo celeste que muchos astrónomos están segu ros de que existe más allá de las órbitas de Neptuno y Plutón.
Para realizar sus observaciones, el vehículo espacial tiene una serie de 42 detectores. Según la teoría, el colapso gravitacional hace que las nubes galácticas de polvo y gas den nacimiento a nuevas estrellas, en las cuales, una vez que alcanzan determinada masa y temperatura, se origina una reacción termonuclear, con lo que empiezan a brillar en la parte visible del espectro luminoso. Sin embargo, en su infancia, las radiaciones que emiten se encuentran, en su mayor parte, localizadas en la zona de infrarrojos del espectro.
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