La presión del MNR dispara el gasto militar en Mozambique
Si bien los actos de sabotaje tienen efectos psicológicos sobre una población que teme a los matsangaísas -denominación popular del MNR, por ser Matsangaísa su primer jefe-, los verdaderos objetivos serían desestabilizar política y económicamente el régimen del presidente Samora Machel. Aunque el régimen es políticamente fuerte -no se conocen disidencias internas o contestaciones al liderazgo de Machel- y se prepara para el cuarto congreso del Frelimo, que se celebrará en abril, esta presión militar está provocando una parálisis de la vida económica.Con los sabotajes constantes a los medios de transporte, a los grandes proyectos económicos de la década -década que debe significar, según la terminología oficial, "vencer o subdesenvolvimiento"- y los secuestros de técnicos extranjeros -a finales de diciembre secuestraron a dos franceses-, la economía mozambiqueña atraviesa una profunda crisis, agudizada por el enorme gasto militar dispensado para mantener un ejército que debe ser instruido por asesores soviéticos y tanzanos.
El futuro de Mozambique, como país integrante de la llamda Línea del Frente, está ligado a la evolución de los dos conflictos existentes en el Africa austral. Por una parte, la independencia de Namibia -que se está negociando en las llamadas Conversaciones de Nueva York-, y por otra, la supervivencia en el siglo XX de un régimen político como el surafricano, que practica la segregación racial.
El régimen surafricano, que, en opinión de un destacado miembro del Frelimo, es "el causante de la desestabilización en la región", se siente cada vez más aislado de la comunidad internacional, que condena el apartheid en las Naciones Unidas y en todos los organismos internacionales.
En el interior debe enfrentarse a un sindicalismo bien organizado y politizado -sobre todo en la industria del automóvil- y a la creciente popularidad del ANC (African National Congress), movimiento que engloba distintas organizaciones contrarias al apartheid. La rama militar del ANC, Umkhonto we Sizwe (La Lanza de Hierro de la Nación, en traducción del zulú), realiza periódicos atentados contra comisarías de policía y objetivos estratégicos para el Gobierno surafricano, siendo el último de ellos el perpetrado a finales de diciembre contra el reactor de la central nuclear de Koeberg, próxima a la Ciudad del Cabo.
Paises vecinos
Esta actividad del ANC preocupa al Gobierno surafricano, que, con sus intervenciones directas en los países vecinos -caso de Lesoto y Mozambique a mediados de diciembre- o con el apoyo a las organizaciones antigubernamentales que actúan en ellos, intentaría crear las condiciones para una negociación directa con los países de la Línea del Frente (Angola, Mozambique, Zambia, Zimbabue, Tanzania, Botsuana) en la que Suráfrica se comprometería a cesar su apoyo a esas organizaciones a cambio de que el ANC viera impedido su refugio y movilidad en esos países.Esta sería la interpretación que los medios diplomáticos acreditados en Maputo hacen del reciente encuentro en Komatiport, en el lado surafricano de la frontera entre Mozambique y Suráfrica, entre una delegación surafricana conducida por Pik Botha, ministro de Asuntos Exteriores de la República Surafricana, y altos representantes del Gobierno mozambiqueño.
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