_
_
_
_
_
Tribuna:El desarme, en manos de norteamericanos y soviéticos
Tribuna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las tribunas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Paz para Europa, la tarea más urgente

En la tensa situación internacional de hoy hacen falta medidas decididas por parte de los Estados y los pueblos con el objeto de evitar la guerra nuclear y disminuir radicalmente la tensión bélica. Deben desempeñar un papel importante en la solución de este problema clave de nuestros días las conversaciones soviético-norteamericanas sobre la limitación de armas nucleares en Europa. El mismo hecho de su celebración ya tiene, Indiscutiblemente, un significado positivo, aunque no suficiente. Se puede estar en conversaciones un año, y cinco, y diez sin llegar a ningún acuerdo. Podrán dar un resultado positivo sólo si el deseo de llegar al acuerdo es mutuo.La Unión Soviética tiene la intención de lograr una resolución que favorezca el fortalecimiento de la estabilidad internacional y la paz. Demostración de ello es el compromiso adoptado por la URSS de no ser la primera en utilizar las armas atómicas, lo que puede servir de estímulo importante en las conversaciones soviético-norteamericanas. A estos mismos fines sirven también las orientaciones precisas de Moscú, que indican la vía para lograr el acuerdo. El primer objetivo de éstas es que las conversaciones persigan realmente la meta de reducir el armamento atómico en Europa y no sirvan de telón para la carrera armamentista y la quiebra de la paridad existente. El segundo objetivo consiste en que ambas partes tengan presentes los intereses legítimos de cada uno, en estricta correspondencia con los principios de igualdad e idéntica seguridad.

Más información
Estados Unidos y la seguridad europea

Desde qué posición, pues, participa en las conversaciones la parte norteamericana? De forma simple está expresada en la opción cero, propuesta por Washington Se sabe que esta opción, incluso según la apreciación de muchos estadistas y personalidades política de Occidente, resulta ser cero sólo para la URSS, ya que prevé la liquidación de todos los misiles de alcance medio soviéticos a cambio de la promesa de EE UU de tan sólo no instalar en Europa occidental los nuevos misiles norteamericanos. Al mismo tiempo, se quedarán sin tocar los medios nucleares de alcance medio norte americanos ya existentes en Europa, así como los del Reino Unido y Francia, que están apuntando a la Unión Soviética y los países del Pacto de Varsovia. Washington refuerza esta posición con sus afirmaciones de que la Unión Soviética pretende reforzar su supremacía en los misiles de alcance medio.

Tergiversación

Esto es una tergiversación intencionada de la posición soviética. La parte norteamericana conoce perfectamente que el número de rampas de lanzamiento y medios de transporte de las armas nucleares de alcance medio es aproximadamente el mismo en la URSS (975) y en la OTAN (986). Consecuentemente, el sentido de semejante proposición de EE UU es perfectamente claro, o sea, no reducir en una sola unidad sus medios nucleares e intentar privar a la URSS del escudo de misiles nucleares levantado contra los medios nucleares de alcance medio de la OTAN, exigiéndole que liquide de forma unilateral los misiles instalados en tierra, de los que dispone hace ya veinte años y los que forman parte del equilibrio militar establecido en Europa desde hace muchos años.

Semejante posición no demuestra una apreciación realista de la situación. Si EE UU declara que ha venido a Ginebra con intenciones serias, ya es hora de que demuestre en la práctica su disposición de aportar a la causa de la reducción del nivel de confrontación nuclear en Europa y no mantener las conversaciones sólo por mantenerlas y preparar las condiciones para instalar sus nuevos misiles.

Únete a EL PAÍS para seguir toda la actualidad y leer sin límites.
Suscríbete

Tanto los planes como las medidas prácticas de Washington para aumentar el potencial nuclear de instalación avanzada -y, sobre todo, de misiles de alcance medio en Europa occidental- persiguen una serie de fines de largo alcance

En primer lugar, confía, aunque sin fundamento, en que, a costa de Europa occidental, se evitará -o al menos se mitigará- el golpe de respuesta a EE UU, lo que no deja de ser claro para Europa.

En segundo lugar, bajo el pre texto de llegar al nivel de equilibrio, del otro lado del océano se hacen planes para crear otro potencial más de fuerzas estratégicas de ofensiva y con ello alcanzar la supremacía sobre la URSS en el marco de la región europea.

Por último, al fabricar la generación -cualitativamente nueva- de misiles nucleares, los círculos gobernantes de EE UU quieren ampliar considerablemente su arsenal de primer golpe a costa de medios que difieren radicalmente de los misiles balísticos intercontinentales. Resulta que el tiempo de vuelo hacia el blanco del Pershing 2 es de cinco-seis minutos, en comparación con los veinticinco-treinta minutos del misil balístico intercontinental. Esto puede provocar la tentación de lanzarlos inesperadamente, confiando en que la parte contraria no tendrá tiempo para el contraataque antes de que sus misiles lleguen al territorio del agredido.

En cuanto a la Unión Soviética, ésta aspira a librar a Europa del armamento nuclear, tanto de alcance medio como táctico. Con este fin, había propuesto una serie de medidas concretas.

Recordemos, en particular, la proposición de firmar un acuerdo de no fabricar las armas atómicas destinadas a hacer blanco en Europa, tanto de alcance medio como táctico. Esta iniciativa no tuvo eco positivo en aquellos a los que iba destinada. Nuestro país presentó otra proposición que consistía en que tanto la URSS como los países de la OTAN redujesen sus armas de alcance medio en más de tres veces. Y una vez más, Estados Unidos no lo aceptó. Tratando de lograr un acuerdo sobre una base justa para ambas partes, la Unión Soviética aceptó conservar en Europa la misma cantidad de misiles que los del Reino Unido y Francia, y ni uno más. Si el número de misiles británicos y franceses más tarde se redujese, se reducirían en la misma cantidad los soviéticos.

Al mismo tiempo, se debe llegar al acuerdo en la reducción hasta niveles iguales por ambas partes del número de aviones portadores de misiles nucleares de alcance medio, de los que disponen tanto la URSS como los países de la OTAN.

La intención de disminuir la confrontación militar en Europa es reforzada por Moscú con pasos concretos. De forma unilateral dejó de instalar en la parte europea de su territorio los misiles de alcance medio. Es más: la Unión Soviética ya está llevando a cabo una considerable reducción de éstos. Declaró con toda determinación que no instalará ningún tipo de misiles de alcance medio en aquellos sitios desde los que Europa occidental se encuentra en su radio de acción.

Zona desnuclearizada

También se sabe que la Unión Soviética respondió positivamente a la propuesta de Suecia de crear en Europa la zona desnuclearizada, y al mismo tiempo propuso ampliarla geográficamente, es decir, en quinientos-seiscientos kilómetros, y no en trescientos, según la propuesta sueca. Mientras más amplia es la zona, menor es el peligro nuclear. Se podría comenzar por Europa central, en el contexto de los esfuerzos que se están haciendo en las conversaciones en Viena, incluyendo el control del cumplimiento de los compromisos.

Por último, son constructivas para la disminución de la confrontación militar en Europa las nuevas propuestas presentadas por los países socialistas el 17 de febrero en Viena. Se trata de la reducción de las fuerzas armadas de la OTAN y del Pacto de Varsovia en Europa central hasta niveles colectivos iguales -de 900.000 personas por cada parte-, independientemente de las diferencias en número de hombres actualmente.

Leyendo las propuestas de la Unión Soviética se puede decir que ha recorrido ya más de la mitad de su camino. Pero los hechos demuestran claramente la falta de interés por parte norteamericana en elaborar los acuerdos que sean aceptables para ambas partes. En la base de su posición se encuentra la intención de lograr la supremacía militar.

Sin embargo, tanto Washington como aquellos círculos de la OTAN que apoyan incondicionalmente su curso hacia el logro de la supremacía militar sobre la URSS y toda la comunidad socialista, no deben caer bajo los efectos de su propia hipnosis. De cualquier forma, no podrán lograr esta supremacía, sea en armas nucleares, sea en convencionales. Si fuese necesario, la Unión Soviética podrá responder a cualquier amenaza a tiempo y de forma efectiva.

Rair G. Simonian es general-mayor del Ejército soviético, doctor en ciencias militares y profesor.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_