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La división de vinos de Rumasa

La Rioja: prepotencia en la 'guerra de precios'

Pocos días antes de que el Gobierno hiciera pública su decisión de expropiar las empresas de Rumasa, su grupo de bodegas en La Rioja había saltado a las páginas de la prensa con las operaciones de compra de vino que alcanzaban precios jamás logrados con anterioridad. Las bodegas de Rumasa, que no cuentan con plantaciones propias, llegaron a pagar a las cooperativas a 1.300 pesetas la cántara de vino, lo que supone algo más de 81 pesetas por litro.Era un gesto de prepotencia dentro de la guerra de precios de las grandes bodegas que dificilmente podía hacer pensar en una crisis del grupo. Los agricultores vendían a gusto su producción a Rumasa porque pagaba muy bien y sin apenas retrasos y la sombra de la abeja se proyectaba casi imparable sobre la denominación de origen Rioja.

El grupo Rumasa compró en 1981 Bodegas Berberana y en 1982 Bodegas Lan. Y su trayectoria, si se hubieran de creer los constantes rumores, tendía a monopolizar el negocio del Rioja.

En Bodegas Lan y Berberana, por ejemplo, que no figuraban en la primera relación de empresas expropiadas, Rumasa controlaba el 70% de las acciones, a través de empresas interpuestas. En el caso de Lan figuraba como accionista mayoritaria la sociedad Drame SA, una empresa fantasma que estaba formada por altos ejecutivos de Rumasa. La compra de Bodegas Berberana había sido financiada por Bankisur y por el Banco General y estaba dirigida por una empresa catalana tras la que se ocultaba Rumasa.

La pertenencia de estas dos bodegas al holding era en la Rioja un secreto a voces, a pesar de no figurar en ellas el anagrama de la abeja y el hexágono.

La quinta parte del vino de Rioja

La totalidad de las fuentes consultadas están de acuerdo en adjudicar a las cuatro bodegas de Rumasa algo más de la quinta parte en el negocio del vino de Rioja. Sin embargo, en cuanto a la exportación de vinos embotellados, este porcentaje se aproxima a la tercera parte del total. Según datos del año pasado, Federico Paternina exportó aproximadamente 2.300.000 litros de vino, Franco- españolas otros dos millones, Berberana un millón y Lan, medio millón de litros. Todo ello se refiere a vino embotellado. Las redes de comercialización de Rumasa en el extranjero, principalmente en Inglaterra, han favorecido la llegada del rioja a las mesas europeas.

Entre las cuatro bodegas, se llega a un cómputo de 438 trabajadores, repartidos 168 en Paternina, 101 en Franco-española, 130 en Berberana, y 39 en Lan. Los trabajadores en general han acogido bien la medida, por lo que supone de seguridad en sus puestos de trabajo, a pesar de que en general las empresas eran consideradas como de las más viables del grupo, no obstante desconocer los resultados de la auditoría practicada por la firma Arthur Andersen en Paternina y Franco-españolas.

En los medios vinícolas de La Rioja existe desde hace tiempo una división entre las grandes y las pequeñas y medianas bodegas. Poco antes de las últimas elecciones al consejo regulador, los pequeños y medianos bodegueros abandonaron la Federación de Empresas Vinícolas en desacuerdo con el dirigismo de las grandes bodegas, que habían impuesto el criterio del voto ponderado. La desaparición de Rumasa, que controlaba la federación, ha propiciado ya un acercamiento entre los dos sectores que podían volver a unirse bajo la condición de que cada bodega tenga un voto.

Otras fuentes del sector, sobre todo pequeñas y medianas bodegas, tienen esperanza de que el Estado vaya a apoyar los criterios de control que se han comenzado a emplear hace unos años, y que se abran nuevas líneas de comercialización y de mejora de imagen en el extranjero. También se espera que regule la guerra de precios, desarrollada estos últimos meses por las grandes bodegas que han alterado artificialmente el mercado de vinos de la última cosecha.

El director general de Planificacion y Ordenación del Ministerio de Agricultura, Alberto Campanero, se ha desplazado hace ya unos días a La Rioja para obtener toda la información necesaria sobre las bodegas expropiadas y controlar temporalmente su gestión.

Según ha trascendido de fuentes de la Dirección Provincial de Trabajo, la deuda de las empresas de Rumasa en La Rioja con la Seguridad Social superaba los ochenta millones de pesetas.

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