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La religión y la tecnología, claves de la escultura de Negret

El artista colombiano expone en Madrid obras de los últimos 25 años

"Siempre me han fascinado la religión y la tecnología". Estas son dos de las claves conceptuales sobre las que se ha apoyado en su ya larga vida creativa el escultor colombiano Edgar Negret (Popayán, 1920), que expone cuarenta esculturas en el Museo Español de Arte Contemporáneo. La naturaleza y la vida cotidiana son también, para Negret, fuentes de inspiración concreta de sus obras, "en las que el espacio atraviesa siempre la forma y las formas crean espacios interiores".

Edgar Negret vino a España por primera vez en 1953, para visitar a su amigo el escultor Jorge Oteiza. Además de sus contactos con los creadores de aquel tiempo, el gran y definitivo descubrimiento de Negret fue Gaudí. "El acercamiento directo a la obra de Gaudí me dio la respuesta que yo necesitaba en aquellos momentos. No sólo descubrí al artista catalán, sino que hice que incluso los propios catalanes lo valoraran como era debido".El escultor colombiano, que para entonces ya había realizado una detenida visita a Nueva York, ciudad en la que también trabajó la cerámica durante un tiempo, recorrió todavía, tras las huellas de Gaudí, Palma de Mallorca, Madrid y de nuevo Barcelona y Palma. De este tiempo es la muestra en el Museo de Arte Contemporáneo y la realización de su obra Arquitectura submarina.

Ahora, de nuevo en Madrid, expone cuarenta de sus obras realizadas en los últimos veinticinco años. Según propias explicaciones, el denominador común de estas obras es que fueron realizadas, excepto dos de ellas, en Colombia. El fondo conceptual de las mismas hay que buscarlo en la religión, en las formas de la naturaleza y en la tecnología. "No puedo escapar al interés por la religión cuando en mi ciudad natal existen por lo menos veinte iglesias que mantienen un ambiente casi colonial. Por otra parte, la tecnología me ha fascinado y me interesa mucho aclararla y encontrar las leyes que la rigen".

Edgar Negret dice que, a pesar de estas influencias de su entorno, no se siente acosado por los elementos autóctonos. "Casi voy en contra de lo que es mi país, lo que también supone una forma de acercarme a él". Y sobre las fuentes concretas de inspiración dice que le interesa mucho la naturaleza y la vida cotidiana, "aunque soy consciente de que me he armado de un lenguaje escultórico maquinal y de tornillos. No obstante, muchas de mis esculturas se parecen cada vez más a ramas y plantas". Este matiz vegetal que ha adquirido la obra de Negret responde, según el escultor, a una defensa ecológica de la vida cotidiana. El color (blanco, negro, azul y rojo), el material, las formas y el espacio le ayudan a expresar esta idea ecológica. "Siempre me gustó el color, pero ahora utilizo los colores industriales para contrarrestar el componente vegetal que ha adquirido mi trabajo".

Su evolución

Negret expone también su evolución de espacio y forma. "Me he enfrentado con los mayores problemas de la escultura. Comencé creando la forma, pero el espacio fue creciendo hasta arrinconar la forma. Esta misma forma conquistó de nuevo el espacio. El espacio atraviesa siempre la forma y las formas crean espacios interiores. Me intereso por el hecho de que la forma no sea interrumpida por el espacio, y viceversa". Unidas a los problemas del espacio y la forma se encuentran las raíces ecológicas de la escultura de Negret. "Pienso que en mis obras hablo de la conservación del entorno humano. El hecho de no interrumpir el espacio supone en sí un acercamiento a todo el problema ecológico".Negret explica que él no ha bebido de ninguna escuela concreta de escultura, "por lo que los críticos han tenido siempre dificultades para clasificarme", y que tampoco han podido nuclearse en torno a su obra 'otras escuelas de autores jóvenes, aunque existió un intento entre estos últimos. Se siente un gran admirador de Chillida, Jorge de Oteiza y otros escultores españoles, y se encuentra ilusionado con la definitiva instalación de estas obras, una vez que sean exhibidas en varias ciudades europeas, en la casa-museo Negret de su ciudad natal, Popayán.

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