España quiere tener abiertos todos los capitulos de la negociacion con la Comunidad Economica Europea antes de junio
En la bruma de la negociación se divisa un calendario de trabjo hispano-comunitario, sin por ello fijar una fecha de adhesión de España a la Comunidad Económica Europea (CEE). La bruma es, sin embargo, espesa, llena de declaraciones contradictorias. Para España se trató no sólo de avanzar técnicamente, sino de juzgar a la vez las verdaderas intenciones de los diez. De aquí a junio, España quiere que se hayan abierto todos los capítulos de la negociación, cerrando los menos conflictivos. La CEE tendría que contestar con una tardanza de dos meses a la presentación regular de sus declaraciones. La cita verdadera es, pues, en junio para acabar de negociar todos los problemas en el primer semestre de 1984. Si es un calendario, es apretado."No hemos pedido un calendario", señaló el ministro español de Asuntos Exteriores, Fernando Morán, en una conferencia de prensa al término de la sesión negociadora con los diez, que no cerró ningún apartado. En su intervención en la reunión, Morán había señalado, sin embargo, que su Gobierno "considera fundamental fijar un calendario". En este empeño Morán contó con el apoyo de la presidencia de turno alemana de la CEE de la Comisión Europea, órgano ejecutivo y burocrático de la Comunidad.
En su intervención, el vicepresidente de la Comisión, Lorenzo Natali, indicó "que es necesario citar fechas" para apoyar la voluntad política de la negociación. Así, la Comisión se propone aprobar a principio de marzo una comunicación al Consejo de Ministros de la CEE -órgano decisorio- sobre el capítulo de pesca y sobre los trabajos a desarrollar en vista de la negociación agrícola. El trabajo final de la comisión en este campo -"un conjunto de propuestas detalladas y completas para continuar la negociación en este campo", según Natali- debe ser presentado al Consejo el 20 de abril.
El ministro alemán Hans Dietrich Genscher aceptó y rechazó a la vez la idea de un calendario, no queriendo "caer en fórmalismos". Pero recalcó que la negociación ha de acelerarse en los próximos meses en todos los frentes, incluida la cuestión de los asuntos sociales. En mayo, según estas intenciones, España completaría sus declaraciones con un documento sobre la siderurgia, una vez ultimados los detalles de la reestructuración de este sector en España, tras las conversaciones entre empresarios y sindicatos. En mayo, según estos planes quedaría zanjado el estatuto de Ceuta y Melilla y las Canarias en la CEE.
Los negociadores españoles no esconden el peligro de que al acelerar el proceso, la CEE endurezca sus declaraciones, de modo que España no pudiera aceptarlas. La negociación quedaría frenada. Así, en la sesión de ayer no hubo acuerdo, en el capítulo de unión aduanera, sobre los textiles y las restricciones cuantitativas de comercio de productos industriales. En este último punto, España no estaba de acuerdo ni en la lista ni en el período de transición -tres años- fijados por la Comunidad. Morán, Natali y Genscher se han dado cita en Estrasburgo el 8 de marzo para intentar llegar a un acuerdo. Pero el propio Morán admitió que el 8 de marzo Genscher podría no ser ya ministro. La estrategia negociadora española pasa por París y por Bonn, donde los negociadores españoles creen a estas alturas, que se está jugando limpio. Por parte francesa no existen equívocos: hay que resolver antes la reforma de los reglamentos comnitarios en cuestión de productos mediterráneos -frutas y hortalizas, vino y aceite de oliva- para luego negociar la agricultura con España, aunque se pueda avanzar en paralelo. En algunos sistemas matemáticos, las líneas paralelas se tocan. En la Comunidad, todo es posible. Incluso lo que los italianos calificaron de "paralelismo convergente".
El 8 y 9 de marzo, un Consejo especial de Ministros de Agricultura se dedicará a examinar la reforma del "acervo mediterráneo". Nadie cree que lleguen a una solución, que tendrá que ser abordada seguramente después de la cumbre europea del 22 de marzo, y la CEE tendrá que decidir también cómo financiarse y pagar la ampliación. La cuestión ha comenzado a ser debatida.
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