El horario de los funcionarios
Después de varias semanas siguiendo de cerca, a través de este diario, las idas y venidas, dimes y diretes y demás pataleos ocasionados por la exigencia del cumplimiento de horario en la Administración pú blica, ha llegado un momento en que la indignación no me cabe en el cuerpo y quisiera soltar una serie dé puntualizaciones -sólo unas cuantas- de las muchas que me vienen a la cabeza a medida que devoro columnas:1. ¿A qué trabajadota, ya sea de una conservera o de una empresa de servicios, se le pasa siquiera por la cabeza, ante un cambio de turno o de horario (Cosa bastante frecuente, por cierto), llevarse consigo sus hijos al trabajo en espera de que sea la hora del autobús del colegio,y abandonar su puesto de trabajo para acercarlos?
2. ¿Cuántos miles (millones) de españoles hemos pasado por el terrible y frustrante trance de arreglar cualquier papeleo en un ministerio o delegación sin que jamás la -tan ahora abnegada y sacrificada labor del sufrido fúncionario apareciese por ninguna parte? Señores, seamos serios: la famosa y manida frase de Larra "Vuelva usted mañana" y las malas caras y desagradables contestaciones eran y son algo con lo que todos contamos -(además de las pólizas) al acercarnos a la Administración. Las excepciones, en la medida en que lo son, no hacen más que confirmar la regla.
3. Ahora resulta que todo esto, según algunos manifiestan en sus declaraciones, era una contrapartida a su bajo salario. Pues resulta que yo con ozco e incluso soy familiar de personas que, trabajando su jornada de ocho -horas - ininterrumpldamente (y ¡ay si llegan cinco minutos tarde!) cobran un salario inferior al de cualquier funcionario subalterno, además de levantarse a las cinco o seis de la mañana. Esto, ¡qué casualidad!, le ocurre a la mayoría del país.
4. Los cuadros directivos de las empresas privadas no sólo llegan a su hora, sino que, además, están en la empresa todo el tiempo que ,sea necesario para el ejercicio adecuado de sus responsabilidades, sin estar recordándole al personal siempre que tienen oportunidad (cosa que suelen hacer todos los padres de la patria, léase jefes de negociado, directores generales y demás) sus sacrificios al país./
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