Los Damned, del 'punk' al 'pop'
Muchos punkis el pasado fin de semana en el Rock-Ola. Muchas chupas de cuero y pantalones de tartan Stewart que pusieron de moda sus colegas de movimiento allá por el lejano 1977. Y todo para ver a un grupo, los Damned que, si bien fueron los primeros en grabar de aquel invento y casi los primeros en adoptar actitudes irrespetuosas y francamente bordes, hoy no tienen de punks más que los escupitajos mediante los que intercambian opiniones con sus fanáticos seguidores.A lo largo de estos años los Damned han crecido y lo que al principio era puro grito y suciedad se ha ido convirtiendo en un pop bastante fuerte en el que poco a poco se van introduciendo elementos que no pueden sino recordar las antiguas maravillas de la Costa Oeste americana cuando todo estaba lleno de flores. Esto, que suena a herejía, no sólo es una opinión propia, sino la generalizada entre quienes acudieron a escucharles con los oídos más abiertos que la boca. Así, uno de los miembros de Gabinete Caligari apreciaba allí ciertos toques de John Cipollina (Quicksilver Messenger Service), uno de los héroes de la guitarra hippie-psicodélica de aquellos días.
Los Damned, que la noche de su llegada fueron a tener una simpática pelea a salivazos con los miembros de nuestros Derribos Arias, hicieron gala de una larga serie de buenas canciones, pertenecientes sobre todo a sus dos últimos elepés. Bien es cierto que no sonaron muy bien, pero es que, como reflexionaba otro músico hispano, dan la impresión de no ensayar nunca jamás y estar viviendo ahora de los montajes que prepararon para cada uno de sus discos. Con todo, lo interesante era esa comprobación de que los tiempos cambian y de que por mucho empeño que pongan los punkies del día, es bastante más probable que puedan identificarse con los Exploited o la Anti-Nowhere League que con estas inidentificables muestras de un remoto principio.
Es así que los grupos, aunque cristalizados en la mente de sus adoradores, están compuestos por personas que evolucionan hasta percibirse en ellas una especie de placer inconfesable por las virguerías guitarreras, los arreglos complicados y otras zarandajas contra las que ellos lucharon en su día, un poco por ideología y otro poco por falta de recursos. Parece bastante normal que un grupo deje de ser punk al cabo de siete u ocho años, sería bastante falso que siguieran con el tema de el ruido es bonito, ¡viva el ruido!. Y no porque ese el ruido esté mal sino porque es la expresión de una postura que difícilmente puede perpetuarse sin convertirse en caricatura de sí misma. Dave Vanian, Captain Sensible, Rat Scabies y sus compañeros parecen, dentro de todo, bastante honrados. Ahora son un grupo de pop evolucionado que hace la guerra a Bucks Fizz o a Haircut 100. En Madrid mostraron que se puede hacer ese tipo de música sin ser baboso. Algo es algo.
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