El ex alcalde de la Jonquera dice que había denunciado presiones para evadir capital

El gran deseo de Josep Maria Mezquida, el ex alcalde de la Jonquera, detenido por presunta evasión de capitales, es que se celebre pronto el juicio y se aclare todo. En su domicilio del barrio jonquerense de Els Límits, junto a su mujer Remei y sus hijas Olga y Maria Angeles, tras dos meses y medio de cárcel, ha realizado unas declaraciones a EL PAIS en las que ha expresado su confianza en la justicia española. Ha hablado -aunque poco, "porque me lo impide mi abogado"- sobre las circunstacias que condujeron a su detención, la actuación de su partido, su estancia en la cárcel y su familia.

Pregunta. ¿Cuál es su relación con el escándalo de evasión de capital que se le imputa?.Respuesta. Desde hacía algún tiempo venía recibiendo presiones para que colaborara. Debido a la insistencia de las mismas, decidí denunciar el caso. Después, de denunciante pasé a denunciado.

P. ¿Quienes eran los autores de estas presiones?.

R. Eugenio Baturone, a quien conocí hace algún tiempo en Port e la Selva, y Obiol, que fue quien me lo presentó.

P. ¿Cuál es exactamente el tipo de presiones que ejercían sobre usted?.

R. Yo deseo, más que nadie, aclararlo todo. Pero por consejo de mi abogado prefiero esperar a mañana, en que junto a él celebraré una conferencia de Prensa en Madrid.

P. ¿Conocía usted al resto de los implicados?.

R. No.

P. Según parece, efectuó la denuncia a través de Eduardo Solé. ¿Por qué no la efectuó directamente?.

R. Por una serie de motivos derivados de mi actuación como alcalde, mis relaciones con la Guardia Civil de La Jonquera se habían deteriorado un poco. No quiero decir que fueran malas, pero sí un poco tirantes. Por ello y por lo delicado del tema decidí ponerlo en conocimiento de Eduardo Solé, quien lo explicó al comandante Seco en Barcelona.

P. ¿Por qué presisamente Eduardo Solé?.

R. Yo conocía a Solé desde hacía aproximadamente un año y medio, por su constante presencia en actos celebrados en el ayuntamiento u organizados por éste. Tenía mi confianza, y sabía que era reconocido como informador por la policía.

P. Tras su detención y posterior procesamiento, su partido, Convergència Democrática de Catalunya, le expulsó. ¿Qué piensa sobre esta decisión?.

R. Creo que fue precipitada. Habría encontrado lógica una suspensión temporal. Con la expulsión lo que hicieron fue condenarme antes de tiempo. Aunque no quiero aventurar nada en este asunto, hay algo que me escama. Resulta que uno de los abogados del despacho de Trias de Bes, Jaume Camps, es el abogado del industrial alcoyano León Grau, a quien, se le imputa querer evadir el dinero.

P. ¿Cómo piensa actuar respecto a este tema.

R. Esta semana pediré audiencia al presidente Jordi Pujol o intentaré hablar con los responsables del partido, porque antes de tomar su decisión ni siquiera hablaron conmigo. Podrán rectificar o no, pero trabajaré para mi rehabilitación.

P. Para salir de la cárcel tuvo que depositar una fianza de treinta millones de pesetas. La gente se pregunta cómo los consiguió...

R. Tengo una familia maravillosa y unida, así como muchos amigos. Gracias a ellos pude obtener el aval bancario.

P. ¿Cómo han sido los dos meses y medio de cárcel?.

R. Ha sido para mí una experiencia durísima. Las condiciones de vida allí son muy precarias. Existe gran hacinamiento en las celdas individuales, en las que dormían en ocasiones hasta seis personas. Allí hay de todo: bandas, mafias, puñaladas, negocios, muertes, epidemias... Para mí el trato ha sido correcto.