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Explosión de una bomba en un banco del centro de Bilbao

Más de 600 personas estaban en el banco cuando se produjo la explosión

Dos empleados del Banco de Vizcaya, el cajero Ramón Iturriondo García y el cobrador Aníbal Izquierdo Emperador, murieron ayer en el atentado que se produjo, poco después de la 9.30 horas, en la sede central de la entidad bancaria, situada en la Gran Vía de Bilbao. A consecuencia de la explosión, que fue advertida minutos antes de producirse por un comunicante que dijo hablar en nombre de ETA Militar, otras diez personas resultaron heridas, una de ellas de extrema gravedad.

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El atentado fue realizado en pleno centro de Bilbao, a una hora del sábado que registraba gran concurrencia ciudadana, y fue seguido de una posterior amenaza de bomba recibida en la misma entidad. Más de seiscientas personas se encontraban en el edificio cuando se produjo el atentado.El estruendo de la explosión, producida exactamente a las 9.40 horas de la mañana, y el sonido de sirenas que se extendió por la ciudad, concentró de inmediato a un gran número de gente expectante ante el lugar del atentado. La sede central del banco de Vizcaya está situada al inicio de la Gran Vía, en la plaza de España de la capital vizcaína. Los ventanales de la primera planta aparecían completamente destruidos en la fachada del edificio donde confluyen la calle Hurtado de Amézaga y la mencionada plaza de España, denominada también plaza Circular. Sobre las diez de la mañana, cuando las ambulancias de los mencionados servicios conducían a los heridos al hospital bilbaíno de Basurto, familiares y personas vinculadas a los empleados del banco se agolparon en el lugar del siniestro.

La tragedia se había iniciado con la llamada de una voz masculina a la sede del banco: "Habla ETA Militar. En la central del banco de Vizcaya, se ha colocado una bomba: desalojen en diez minutos y procuren no tocar ningún objeto sospechoso". Su receptora, una telefonista, comunicó el mensaje al jefe de seguridad de la empresa. Minutos después -en otro lugar de estas páginas se detalla la polémica sobre el período transcurrido- estallaba la carga, presumiblemente compuesta de unos siete kilos de Goma Dos, aunque su composición se hallaba sin confirmar hasta última hora de la tarde.

La bomba estaba en la primera planta

El artefacto había sido colocado en el departamento de moneda extranjera de la primera planta del edificio, al que da acceso una escalera mecánica desde la planta baja, destinada a la recepción del público.Sobre las 11 de la mañana se personó el juez, que confirmó la identidad de las dos personas que resultaron muertas en el acto. Ramón Iturriondo García, de 43 años, el cajero del departamento afectado, murió en su puesto de trabajo, en el interior de la cabina de vidrio blindado correspondiente al tipo denominado bunker, que se comunica con el público a través de una ventanilla. Estaba casado y tenía cuatro hijos y vivía en el barrio bilbaíno de Santuchu. Antes de emplearse en el banco de Vizcaya, donde ingresó como ordenanza, había ejercido de camarero en diversos establecimientos bilbaínos, por lo que su personalidad era muy conocida. Miembros de Herri Batasuna aseguran que Ramón Iturriondo era simpatizante -y votante- de la citada coalición radical.

La segunda víctima mortal, Aníbal A. Izquierdo Emperador, prestaba los servicios de cobrador en la sucursal del banco de Vizcaya del Portal de Zamudio, enclavada en el casco antiguo de Bilbao. Había acudido a la sede central del banco a realizar, como todos los días, las habituales operaciones. Vivía en la localidad minera de Gallarta y tenía dos hijos. Era delegado sindical de ELA-STV en representación de las agencias del banco. La explosión le alcanzó a menos de diez metros del lugar donde había sido colocada la carga explosiva: al pie de la mencionada cabina blindada, que se encontraba adosada a una de las columnas pilares del edificio. Esta circunstancia explica que los efectos de la explosión y la consiguiente onda expansiva quedaran localizados entre el exterior del edificio y la pared frontal del departamento, donde se encontraban más de un centenar de empleados. La totalidad de los heridos pertenece a las oficinas del departamento afectados que disponía de un mostrador abierto al público.

Entre ellos, Benicio Alonso Gómez, que prestaba los servicios de ordenanza en la sucursal del banco de Vizcaya ubicada en una céntrica calle de la capital bilbaína, se, encuentra en extrema gravedad. A consecuencia de la explosión ha sufrido la amputación del brazo izquierdo y el antebrazo derecho, así como diversas heridas y quemaduras en el cuerpo. Respecto a los demás heridos, la situación es la siguiente: continúan hospitalizados José Abajo Dorado, Santiago Bidaurreta Ortega, Lucio Basara Arana, Iñaki Peñafiel Bilambres, Urbana Nieto Torres y Luis Elías Gómez. Fueron dados de alta, tras ser atendidos, Juan José Dapuerta Martínez, José Guillermo Carvallo Otaola y León Valentín Portorica.

La confusión de los primeros momentos

"El fogonazo y el estruendo de la explosión nos dejaron conmocionados. No sabíamos lo que pasaba. Nos buscábamos unos a otros en medio de una gran confusión. Algunos de los compañeros fueron lanzados al suelo en un radio aproximado de veinte metros de distancia del lugar donde fue colocada la carga", comentaba Jesús Puente, uno de los empleados que se hallaba junto con otros veinticinco compañeros en la zona más afectada por la explosión.En la misma ala del departamento, aparecía destruido el techo y desconchadas las paredes frontales recubiertas de mármol. El mostrador de comunicación con los clientes resultó arrancado de cuajo y entre los documentos y el mobiliario destruido se podía apreciar el desplazamiento desde su lugar de origen de una de las cubiertas de la cabina blindada que resultó con el vidrio resquebrajado.

Mientras los distintos equipos de seguridad e inspección ejercían su labor en el interior el edificio siniestrado, sobre las doce del mediodía una nueva llamada telefónica comunicó a la misma entidad un nuevo aviso de bomba. Los mencionados equipos adoptaron mayores medidas de seguridad, impidiendo el tráfico de vehículos y personas en el entorno de la plaza de España y calles adyacentes a la Gran Vía.

Las fuerzas de seguridad y los servicios de asistencia continuaron en el lugar hasta primeras horas de la tarde, en las que fue restablecida la normalidad en la zona.

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