El secuestro y liberación de Miguel Ignacio Echeverría
Es una alegría para todos que Miguel Ignacio Echeverría esté de nuevo en su casa entre los suyos. Es una esperanza que el presidente Garaikoetxea se vea con ánimos de obtener de Herri Batasuna algo que no puede ser más que el cese de los atentados y secuestros, ya qu no del impuesto revolucionario que pone ETA por encima de la eficacia recaudatoria del mismo Estado. Pero no es un éxito. No es un éxito para el Estado, para el Gobierno vasco, para la sociedad española ni para la sociedad vasca. ¿Es un éxito para ETA?El dirigente socialista vasco señor Jenegas se ha mostrado razonablemente crítico respecto de la iniciativa del señor Garaikoetxea de emprender una negociación a tres bandas entre el Gobierno vasco, el Partido Socialista Vasco y la coalición Herri Batasuna, como grupo presuntamente capaz de comprometerse por ETA. Si Herri Batasuna vuelve al Parlamento, si ocupa su sitio con normalidad en los, ayuntamientos, no hará más que cumplir con la representación que le dieron sus electores. ¿Habrá llegado la hora de pensar que puede alcanzar así mejor sus objetivos que por la acción violenta de los grupos armados más o menos afines? Esta es la cuestión.
Cuando el señor Peces-Barba decía ayer en Pamplona que cualquier opción, incluidas las independentistas, cabe dentro de la Constitución, seguramente pensaba en esto. Por algo añadía que lo que no cabe es defender la posición independentista ni ninguna otra al margen de las reglas del juego de la Constitución. ¿Les interesará a los etarras de las diversas ramas abandonar el atentado, el secuestro, la extorsión, para pasar a defender abiertamente sus posiciones independentistas y marxistas-leninistas? Sería el indicio de un agotamiento de sus gentes y sus métodos.
En cualquier caso, no sería la acción del Estado, ni siquiera la reacción de la sociedad vasca, lo que habría conseguido el éxito. Sería la fuerza de las cosas, que a veces está más allá de las habilidades y de las acciones de los hombres.
, 18 de enero.
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