El déficit por cuenta corriente en 1983 se mantendrá por encima de los 5.000 millones de dólares
Las posibilidades de que durante 1983 el déficit de la balanza por cuenta corriente se sitúe por debajo de los 5.000 millones de dólares son cada vez menores, a la luz de los resultados que sobre comercio exterior y balanza de servicios se van conociendo. Las repercusiones que sobre el incremento de las exportaciones pueda tener la devaluación del 8% de la peseta, decidida a primeros de diciembre, se ven limitadas por el escaso crecimiento de las mismas durante 1982 y, sobre todo, por la nula elasticidad al descenso que muestran las importaciones españolas de productos no petrolíferos.
Aunque -en pesetas- las exportaciones españolas han crecido, en los ocho primeros meses de 1982 -último período del que se tienen datos-, en un 17,5% respecto al mismo período de 1981, las importaciones han crecido en un 14,4%, cifra demasiado elevada para una economía como la española, en un estancamiento claro durante los dos últimos años. Si a este estancamiento se une el descenso en la importación de petróleo, conseguida por la sustitución de esta fuente energética por otras alternativas, no se entiende muy bien cómo es necesario incrementar las importaciones, a menos que se siga gastando por encima de las posibilidades que permite la propia situación.No obstante, si los datos facilitados por la Dirección General de Aduanas, expresados en pesetas, presentan un perfil no especialmente preocupante, los datos del registro de caja del Banco de España, que se expresan en dólares, sí anuncian mayores dificultades para el final de 1982 y, al menos, los primeros meses del año actual. Las últimas previsiones que se hacen sobre el cierre de la balanza de pagos para 1982 se centran en una disminución del nivel de reservas superior a los 2.800 millones de dólares, cifra que habría sido claramente superior si el Gobierno no hubiera decidido devaluar en un 8% la peseta en su primera intervención pública.
Con los datos de los once primeros meses del año pasado, a falta tan sólo de uno para cerrar el ejercicio, el saldo de la balanza comercial se sitúa en algo menos de 10.000 millones de dólares, lo que significa una muy ligera reducción del déficit a lo largo de 1982. Mientras que las importaciones de petróleo se han reducido en algo más de 2.200 millones de dólares, el resto de las importaciones ha visto incrementado su valor en más de quinientos millones de dólares. Por su lado, las exportaciones, medidas en la divisa norteamericana, han descendido, respecto al mismo período del año anterior, en cerca de mil millones de dólares.
El petróleo seguirá igual
Si la reducción del déficit de la balanza comercial se debe, de forma exclusiva, al menor importe de las compras de crudos petrolíferos en 1983, continuar por esta vía no va a ser posible, ya que no hay previsto para este año que se mantenga de forma tan acelerada como hasta ahora la sustitución del petróleo por otras fuentes alternativas. El proceso de reconversión de las plantas cementeras que consumen fuel a carbón prácticamente está concluido ya, y no hay previsto que entren en funcionamiento nuevas centrales térmicas de carbón, que limitarían el uso de las que generan electricidad quemando petróleo. Los defectos registrados en Almaraz, que han hecho que funcione a un 25% de potencia, y los retrasos en la puesta en funcionamiento de las otras plantas nucleares imposibilitan que por esta vía se pueda dejar de utilizar petróleo.La previsible caída de las exportaciones españolas de bienes de equipo hacia los países de América Latina, debida a los problemas para hacer frente a los pagos de las mismas, tampoco ayudará a reducir el déficit de la balanza comercial, a pesar del apoyo que las ventas en el exterior pueden recibir de la devaluación de la peseta en un 8%.
La balanza de servicios presenta en los once primeros meses, según el registro de caja, un saldo positivo inferior al del mismo período de 1981; ello a pesar del incremento registrado en las entradas de divisas por turismo. Todas estas magnitudes hacen que el saldo de la balanza por cuenta corriente en enero-noviembre de 1982 presente un déficit superior a los 4.800 millones de dólares, que se mantendrá durante el mes de diciembre y, previsiblemente, seguirá la misma tónica durante la mayor parte del año actual.
Mayor endeudamiento exterior
Todo ello hace que, si se quiere reducir la drástica salida de divisas que arroja el saldo de la balanza de pagos en la actualidad -en torno a 2.800 millones de dólares para 1982-, sea necesaria una importante entrada de dinero a través de la balanza de capitales. Las inversiones extranjeras en España, aunque puedan crecer durante 1983, lo harán en poca medida, y la entrada neta de fondos por este concepto será limitada. La reinversión de beneficios y la regularización de balances de sociedades extranjeras ya establecidas en España presentan cifras muy elevadas, que oscurecen la realidad de la llegada de dinero nuevo del exterior.Las inversiones españolas en el exterior, especialmente en los países del continente americano, deberán mantener una cifra importante, ya que buena parte de las inversiones ya realizadas necesitarán inyecciones de nuevo capital español para tapar agujeros que se vayan produciendo. La crisis de las economías latinoamericanas hará irremediable esta aportación si no se quieren dejar caer algunos proyectos de inversión rentables. Lo mismo ocurrirá con los créditos españoles al exterior, básicamente créditos a la exportación, que se han duplicado durante los once primeros meses de 1982. El crecimiento de las exportaciones españolas ha venido de la mano de un incremento sustancial de las facilidades financieras a los países compradores. Un freno a estos créditos implicaría un retroceso irremediable en las ventas de productos españoles.
El endeudamiento exterior de la economía española parece, pues, la única vía posible en estos momentos para lograr un cierto equilibrio en la balanza de pagos o, al menos, una sustancial reducción del déficit que se prevé.
Si durante 1982 el saldo de estos créditos ha caído fuertemente en relación al ejercicio actual, debido a los altos tipos de interés vigentes en los mercados internacionales y a las desfavorables expectativas del tipo de cambio de la peseta, la bajada en dichos tipos en los últimos meses parece apuntar a que tanto el sector público como las empresas privadas vuelvan a considerar la posibilidad de endeudarse en el exterior para financiar parte de sus necesidades de fondos para sus proyectos de inversión.
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