La división en el Partido Social Demócrata portugués retrasa la solución de la crisis de Gobierno

El Partido Social Demócrata portugués (PSD) aparece dividido cara a la elección de un nuevo primer ministro entre los que apoyan al actual ministro de Justicia, Meneres Pimentel, y los defensores de Carlos Mota Pinto, que sigue gozando de la preferencia del dimitido Pinto Balsemão. Ambos tienen serios opositores en el seno del PSD.

El propio Mota Pinto no ayuda a clarificar la situación, afirmando, el mismo día, a diversos medios de comunicación, que rechaza la invitación de Balsemão y que sigue examinando la propuesta.El Consejo Nacional del Partido Social Demócrata se reunirá la próxima semana para ratificar el nombre de la persona que será propuesta a sus aliados de coalición y al presidente de la República, general Ramalho Eanes, para que ocupe la presidencia del futuro Gobierno portugués. Se agotan las fechas previas a esa crucial reunión y el debate entre los dirigentes socialdemócratas progresa con dificultad.

El democristiano Centro Democrático y Social (CDS) ha anunciado que cooperará con los socialdemócratas para constituir el cuarto Gobierno de Alianza Democrática, según decisión del consejo nacional del segundo partido de la mayoría. El máximo órgano se reunió el martes en Lisboa para examinar la situación creada por la renuncia de Francisco Pinto Balsemão, presidente del Partido Social Demócrata (PSD), al cargo de primer ministro, que ejercía desde 1981.

Las fuertes críticas que fueron formuladas durante la reunión contra algunos aspectos de la política del Gobierno dimisionario, principalmente en materia económica, no se reflejaron en el comunicado oficial divulgado al final de la sesión.

Los democristianos reafirman su fidelidad a la coalición y declaran que esperarán, para tomar sus propias decisiones acerca de las personalidades que han de formar parte del nuevo elenco ministerial, a que el PSD escoja su candidato al cargo de primer ministro.

Apenas una exigencia: que el futuro Gabinete sea "fuerte" y capaz de gobernar hasta el fin de la actual legislatura, lo que puede no coincidir exactamente con la táctica de Francisco Pinto Balsemão.

Y una confirmación: Freitas do Amaral, el presidente del CDS, abandonará también sus cargos gubernamentales (era desde agosto de 1981 viceprimer ministro y ministro de la Defensa) y se dedicará completamente, como el presidente del PSD, a las tareas internas del partido y de la coalición.

Dos importantes decisiones

El presidente Ramalho Eanes aceptó oficialmente, el martes, la dimisión del presidente del Gobierno y, a partir de ayer, todo el Gobierno se encuentra en situación de "dimisionario", limitándose a la gestión de los asuntos corrientes, hasta el nombramiento del futuro jefe del Ejecutivo.En su última reunión, el Consejo de Ministros presidido por Pinto Balsemão, adoptó dos importantes decisiones. Retiró el proyecto de ley de Presupuesto para 1983, que había sido enviado al Parlamento, dejando así al próximo Ejecutivo plena libertad para definir su propia política en la materia. El actual ministro de Hacienda, João Salgueiro, había manifestado el domingo pasado que sería aún posible al actual Ejecutivo hacer aprobar el presupuesto para 1983 en el Parlamento.

La otra decisión se refiere a los altos mandos militares, y se trata de una decisión por omisión. En una de las disposiciones complementarias a la ley de Defensa Nacional, el Gobierno se había fijado un plazo de cinco días a partir de la publicación de dicha ley para sustituir o ratificar en sus cargos a los comandantes en jefe de las Fuerzas Armadas y de los tres Ejércitos.

El Consejo de Ministros que se reunió el martes debía pronunciarse sobre la cuestión y tenía aun poderes para hacerlo, ya que la renuncia de Balsemão no había sido aún aceptada por el presidente de la República.

A pesar de esto, el Gobierno prefirió renunciar, considerando que no tenía autoridad política suficiente para adoptar una decisión de profundo impacto en los medios castrenses. Freitas do Amaral, ministro de la Defensa, trató de obtener de sus colegas de Gobierno la sustitución del general García dos Santos, jefe de Estado Mayor del Ejército de Tierra, a quien había anunciado ya su próximo cese.