Moscú zanjará las negociaciones de Ginebra si hay despliegue de euromisiles
La continuidad de las conversaciones de Ginebra sobre los euromisiles será imposible si, sin alcanzarse ningún resultado de ahora hasta el otoño de 1983, la OTAN comienza a desplegar en Europa los cohetes Pershing-2 y los misiles de crucero, según subrayaron dos altos responsables soviéticos en una entrevista publicada ayer por un diario germano occidental.El presidente norteamericano Ronald Reagan, por su parte, aseguró ayer al pueblo soviético que él trata de encontrar la mejora de las relaciones entre las dos superpotencias y que sus esfuerzos de rearme no tienen otro propósito que el de desanimar la guerra.
"Deseo que el pueblo soviético sepa que nosotros queremos promover mejores relaciones entre nuestros dos países", dijo Reagan en una alocución prenavideña radiada "pero una defensa más fuerte es una inversión para la paz". El presidente norteamericano, en referencia a los euromisiles, agregó que "el verdadero objetivo de éstos cohetes es el de no ser utilizados nunca".
Para Valentín Falin, director adjunto de la sección internacional del Comité Central del PC soviético y ex embajador de la Unión Soviética en Alemania Occidental, "el despliegue de nuevas armas de la Alianza Atlántica crearía una situación enteramente nueva y nos conduciría a revisar completamente nuestra posición al respecto". "Bonn ha tomado gusto a una política exterior independiente, y en Moscú esperamos que ello continúe de la misma forma en el futuro", agregó el dirigente soviético.
Por su parte, para el general Nikolai Tschervov, miembro del Estado Mayor de las Fuerzas Armadas soviéticas, "Occidente se hace ilusiones completamente irreales si cree que el despliegue de los euromisiles va a pasar sin problemas".
"La instalación de armas nucleares euro-estratégicas suplementarias rompería el actual equilibrio entre las dos grandes potencias y obligaría a la Unión Soviética a tomar contramedidas", agregó el general Tschervov, en la entrevista publicada ayer por el diario Sueddeustche Zeitung.
Estas manifestaciones de los dos dirigentes soviéticos se producen exactamente un mes antes de la visita a Bonn del ministro soviético de Exteriores Gromyko.
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