Apoyo financiero a las peticiones mexicanas para el próximo año
La banca internacional está contestando positivamente a las peticiones mexicanas de financiación para 1983, consistentes en el aplazamiento por ocho años de su deuda a corto plazo (22.500 millones de dólares) y en la concesión de un nuevo crédito por importe de 5.000 millones de dólares, que es el techo de endeudamiento neto a que puede llegar el país durante el año próximo, en virtud del convenio con el Fondo Monetario Internacional (FMI).
El pasado miércoles vencía teóricamente el plazo dado a los 1.400 bancos acreedores para que respondiesen a los planteamientos mexicanos, aunque pueden pasar varias semanas antes de conocerse el resultado completo de la consulta. En principio, cada banco participará en el nuevo empréstito con un 7% de la deuda actualmente contratada. Esto equivale a una aportación española de 110 millones de dólares (unos 14.000 millones de pesetas).
El Crédit Lyonnais es el representante en la operación de los acreedores de España, Francia, Bélgica, Luxemburgo y Portugal. Todas las respuestas recibidas hasta ahora en el banco francés han sido favorables. Lo mismo ha sucedido en la sede del Lloyds Bank, que lidera a los bancos británicos.
Recelo norteamericano
Por lo que respecta a Estados Unidos, donde hay 1.200 bancos implicados, existía un cierto recelo por parte de las pequeñas instituciones financieras, aunque parece haber sido superada por la presión de los grandes. El City Bank encabeza al grupo norteamericano, pero en la labor de convencimiento han participado también activamente el Bank of America, el Chase Manhattan Bank y el Manufacturers.Esta respuesta positiva de la banca internacional, ya anunciada por algunos en vísperas de la toma de posesión del nuevo presidente mexicano, Miguel de la Madrid, constituye un apoyo explícito a su programa económico de austeridad. No obstante, las condiciones en que va a ser pactado el crédito son de una dureza sin precedentes.
El interés será de dos puntos por encima del libor (precio del dinero en el mercado interbancario de Londres). Incluso en momentos de extrema dificultad financiera, como los que vivió México el pasado verano, el Gobierno logró contratar algunos préstamos de menor cuantía a interés más bajo.
La renegociación de la deuda a corto plazo se ajustará a las siguientes bases: aplazamiento de ocho años, con un período de gracia de cuatro para amortizar el principal, y un interés adicional del 1%, lo que le supone a México el pago de 225 millones de dólares.
El director general del FMI, Jacques de Larosière, ha jugado un importante papel a la hora de convencer a la banca de que no cerrase los créditos a México. En una actitud sin precedentes, el organismo internacional llegó a recomendar a los bancos un apoyo crediticio de 5.000 millones de dólares al Gobierno mexicano, después de que éste aceptara someterse a las exigencias del FMI.
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