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El Gobierno español sólo estudiara los planes de 'preadhesión' si la CEE acepta un calendario estable de negociación

Soledad Gallego-Díaz

El Gobierno español pretende cerrar antes del mes de junio próximo todos los capítulos de negociación con la Comunidad Económica Europea (CEE), salvo los de agricultura y pesca. Sólo después de obtener este calendario y garantías sobre la buena marcha de los otros dos aceptaría discutir los planes de reestructuración preadhesión que proponen los diez. El ritmo de la negociación hasta el verano, dichos planes de reestructuración y la exigencia comunitaria de que España respete el acuerdo preferencial de 1970 constituirían los puntos más importantes de las conversaciones que tendrá hoy y mañana en Madrid el vicepresidente de la Comisión Europea, encargado de la ampliación, Lorenzo Natali.Para el nuevo equipo de Asuntos Exteriores y de la Secretaría de Estado para las Relaciones con la CEE, los comunitarios deben partir de esta evidencia: ningún partido político español se atreverá a acudir a las elecciones de 1986 incluyendo en su programa la vocación europea y el proyecto de que España ingrese en la Comunidad Económica Europea nueve años después de haber solicitado su integración.

A partir de esta evidencia -que los diez tienen cada día más presente- se trata de planear la estrategia de negociación. Según fuentes españolas, que pidieron no ser identificadas, el Gobierno socialista de Felipe González va a exígir que de aquí a junio, es decir, bajo la presidencia de tumo de la República Federal de Alemania, se cierren todos los capítulos pendientes, salvo los de agricultura y pesca (relaciones exteriores, patentes, unión aduanera, CECA, Canarias, Ceuta y Melilla, etcétera). Madrid no desea, en absoluto, que estos temas queden pospuestos hasta la presidencia griega, en el segundo semestre del año próximo. De momento, el programa socialista sería viable a lo largo de las tres sesiorles de negociación ministerial y tres a nivel de suplentes a que se ha comprometido ya Bonn.

Agricultura y pesca

Quedaría, sin embargo, el sector más difícil de la negociación: agricultura y pesca. Los negociadores españoles no tienen esperanzas de que los diez solucionen sus problemas internos a este respecto en el primer semestre de 1983, entre otras cosas, porque dicha solución pasa por el aumento de los recursos propios de la Comunidad, a lo que la RFA, en período electoral, difícilmente podrá acceder. La presidencia griega tampoco sería muy favorable, aunque sólo sea por su escaso peso específico dentro de la CEE.

En cualquier caso, el equipo negociador español tiene claras varias ideas: no aceptará una adhesíón por etapas, como sugirió el ministro francés André Chandenagor para el caso de Portugal; no aceptará tampoco, como ya se ha planteado, una negociación agrícola en la que queda congelado para más tarde el problema del aceite de oliva, y no aceptará planes de reestructuración que supongan un sacrificio para la economía española sin ayuda financiera y sin que se cumplan los calendarios de negociación previstos.

La estrategia socialista -que incluirá también, probablemente, negociaciones bilaterales que se prevén duras con Francia, y que probablemente serán protagonizadas directamente a nivel de presidencia de Gobierno exige que en el próximo Consejo Europeo (reunión de jefes de Estado y de Gobierno de los diez), previsto para finales de marzo, se desbloquee la situación, si no con el anuncio de la apertura de las negociaciones agrícolas, sí al menos con el mandato de que se cierren todos los demás capítulos antes del verano y con el compromiso -que podría traducirse en una declaración oficial de una personalidad de los diez en visita a España- de que la adhesión será una realidad dentro de la legislatura actual.

Paralelamente a este esfuerzo negociador, los españoles deberán hacer frente a tres problemas adicionales: cómo resistir las presiones de los diez para reducir (sin garantías) la producción de acero y la extensión del regadío para frutas y hortalizas; cómo evitar que los diez pidan un cumplimiento a rajatabla del acuerdo de 1970 (que no será revisado, pero que puede convertirse aún más en un objeto permanente de discordia), y cómo negociar, mientras se produce la adhesión, las cuotas de pesca para cada año.

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