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Sara Montiel recibe un homenaje en el Festival de Otoño de París

Sara Montiel recibió ayer un homenaje en el marco del Festival de Otoño de París. Durante estos días se proyectan ocho de sus filmes. La actriz española fue seleccionada como el símbolo de la mitología del star-system de los últimos cuarenta años de la cinematografía hispana. En el mismo festival también se ha resucitado el cine de la época de la República Española (1931-1936). Imperio Argentina es la otra protagonista de este medio siglo del cine español prácticamente desconocido en Francia.

Escoltada por la Prensa de Madrid, Sara llegó a París el sábado pasado. La televisión gala le ha ofrecido una aparición en la emisión de variedades más popular del país. Anoche visitó la Casa de España antes de la cena que los responsables del Festival de Otoño le ofrecieron en el restaurante Bofinger, una de las más bellas perlas de las típicas brasserie de la belle époque, cenáculo literario-político desde hace medio siglo.El Festival de Otoño es la manifestación que, de alguna manera, ha reemplazado el Teatro de las Naciones, que, años atrás, presentaba en París el repertorio mundial de la escena. Este festival ha evolucionado año tras año, y ahora sus manifestaciones son multiartísticas. Durante los primeros catorce días de este mes de diciembre, en el marco del festival, la más conocida e intelectual revista francesa de cine, Les Cahiers du Cinema, está presentando una retrospectiva del cine hispano de los años que precedieron el restablecimiento de la democracia.

En varios cines de la capital se proyectan películas realizadas durante el período republicano que precedió el estallido de la guerra civil: El cura de aldea, de Francisco Camacho; Patricio miró a una estrella, de José Luis Sáenz de Heredia; La verbena de La Paloma, de Benito Perojo; El agua en el suelo, de Eusebio Ardavín; El gato montés, de Rosario Pi; La hija de Juan Simón, de Sáenz de Heredia; Centinela alerta, de Eduardo Ugarte; Una defieras, una de ladrones, de Eduardo Maroto; Morena clara y Nobleza baturra, de Florián Rey; la hora de la esperanza, de realización colectiva.

La bomba de esta retrospectiva es, sin duda, Sara Montiel, a la que van a descubrir los parisienses a lo largo de nueve de los filmes que protagonizó: El último cuplé, La mujer perdida, Esa mujer, Locura de amor, La bella Lola, La reina Chanteclair, Varietes, Tuset Street, Mi último tango.

El diario independiente Libertation días pasados dedicó un número extraordinario a la faceta cinematográfica de cine del Festival de Otoño, y en un amplio reportaje sobre Sara Montiel escribía: "Ninguna influencia extranjera perturbó el funcionamiento de una star para uso interno. Incluso sus filmes de Holliwood servían para confirmar la autenticidad española de la star.

Sara Montiel estaba encargada de toda la afectividad de los años negros. Era la encarnación económica, pero también la diversión y la lujuria, ha sido 35 años después cuando conoció sus más fabulosos éxitos: las verdaderas stars no son nunca demasiado jóvenes, con el fin de que coincida lo vivido por los espectadores adultos con lo que ellas vivieron".

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