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Detenido en Bulgaria el traficante de drogas acusado de organizar el atentado contra el Papa

Bechir Celenk, el traficante de drogas turco cuya detención en Sofía (Bulgaria) fue anunciada ayer por la televisión italiana, parece ser el eslabón más importante de la cadena de complicidades que permitieron a Alí Agca evadirse en 1979 de la prisión en que se encontraba en Turquía y dirigirse a Roma para perpetrar el atentado contra el Papa, el 13 de mayo de 1981.

Tanto si Alí Agca ha recibido el apoyo directo o indirecto de los servicios secretos búlgaros, tal como las investigaciones parecen probar, como si no lo ha recibido, el caso es que Celenk ha sido oficialmente designado como el artífice del contrato, suscrito sin ninguna duda en Sofía en el curso del verano de 1980, para intentar matar a Juan Pablo II.

Según la Prensa italiana, que publica informaciones procedentes de medios judiciales, Celenk habría prometido a Alí Agca una suma de tres millones de marcos alemanes (más de 150 millones de pesetas) para matar al Papa. El contrato habría sido pactado durante el verano de 1980.

Celenk ha sido oficialmente acusado de organizar el atentado contra Juan Pablo II, al emitir el juez italiano llario Martella, el pasado 4 de noviembre, una orden de detención contra él. Su detención en Sofía, según la televisión italiana, es la primera confirmación de la presencia en Bulgaria de un organizador directo del atentado.

Sindicalista 'arrepentido'

Luigi Scricciolo, un importante sindicalista italiano, de 34 años, acusado de colaborar con las Brigadas Rojas, es ya un arrepentido y está acusando a los servicios secretos búlgaros, según informaron ayer fuentes judiciales de Roma.Scricciolo, responsable de relaciones exteriores del sindicato prosocialista UIL, fue detenido en febrero bajo tres hipótesis delictivas: espionaje, participación en bandas armadas y colaboración en el secuestro del general norteamericano James Dozier.

Ahora, desde la cárcel, ha decidido beneficiarse de la reducción de penas prevista para los arrepentidos y está facilitando información que, según los jueces, implica al espionaje búlgaro. Durante una estancia en Sofía, según el relato de Scricciolo, los servicios secretos búlgaros le pidieron que "entrara en contacto" con el grupo terrorista Brigadas Rojas. ,

Luigi Sericciolo admite haber sido un espía al servicio de los búlgaros, pero no por voluntad propia, sino como "víctima de las maquinaciones búlgaras".

Sus declaraciones permitieron al juez Imposimato secuestrar las listas de pasajeros de la compañía aérea búlgara Balkan Air, de la que es jefe Ivanov Antonov, detenido hace dos semanas como cómplice en el atentado contra el papa Juan Pablo II.

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