Alicia en el país de las metralletas
"Cuando yo uso una palabra", insistió Humpty Dumpty, con un tono de voz más bien desdeñoso, "quiere decir lo que yo quiero que diga.... ni más ni menos". Cuando en Euskadi algunos grupos políticos hablan, cada palabra quiere decir lo que ellos quieren que diga, ni más ni menos, y si no tiene que ver con la realidad, peor para la realidad. Muchas citas pueden probarlo. La subversión de la palabra es la única subversión real que han conseguido algunos esforzados luchadores, y la practican incluso gentes políticamente de orden. Si un sociólogo afín al PNV es capaz de asegurar sin inmutarse, y sin que caigan sobre él las columnas del templo de la ciencia, que en las últimas elecciones "los inmigrantes han votado todos a España (PSOE, AP) y los vascos a Euskadi (PNV, HB)", prescindiendo de apuntar las magias, visiones y otros poderes ocultos de que se ha valido para saberlo, es que aquí cualquier cosa puede decirse.Si la cotidiana subversión de la palabra define nuestro mundo político, en los últimos días el pulso de la destrucción de los significados se ha acelerado gravemente. Lo sucedido en Rentería ha provocado tales enredos del lenguaje que a poco se nos olvidan los hechos. Los ametrallados han sido acusados de confidentes y mercenarios, es decir, de. agresores y no de agredidos, en una lógica ya habitual: no es que ETA les ametralle por ser confidentes, sino que puesto que ETA les ametralla es que son confidentes. De la misma manera han respondido grupos subsidiarios de HB, como MC (que, conocido el atentado y conocida también la simpatía sentida en algún tiempo hacia MC por una de las víctimas, se apresuró a desmentirlo con una prisa disciplinada que parecía una petición subliminal de disculpas) y la Liga Comunista Revolucionaria, que en Euskadi firma LKI, que publicó un comunicado en el que decía que quienes tienen que demostrar su inocencia son los condenados y ejecutados por ETA, pese a que ésta no haya dado ninguna prueba de sus acusaciones. Curiosa inversión. Ese era el argumento tradicional del franquismo cuando condenaba a los opuestos. Los tribunales franquistas no tenían que probar sus acusaciones. ETA tampoco. LKI no cree que deba hacerlo. El acusado tenía que demostrar su inocencia. LKI coincide en ello. Lo ha dicho ya. Ernesto Sábato: "No se puede luchar durante años contra un enemigo poderoso sin terminar por parecerse a él".
Finalmente, se convoca en Rentería una manifestación por la paz y el buen nombre de los ametrallados. HB convoca otra manifestación el mismo día. Manifestación, por lo menos, paralela. Iniciada, grupos de manifestantes de HB gritan ante los amigos y familiares de las víctimas a favor de ETA. De la ETA que les ha ametrallado. Eso ya parece una provocación e incluso una agresión. Otros llegan hasta las hijos de las víctimas para arrebatarles una pancarta. Parece otra agresión. Algunos manifestantes de la primera son heridos por golpes y bolas metálicas. Sigue pareciendo una agresión. Pues no. Según sus propias fuentes, la manifestación de HB ha sido agredida. La subversión de la palabra llega aquí a su perfección formal.
Todo ello, sin embargo, no es más que la. apariencia exterior de un planteamiento de resistencia nacional para la que no tienen oferta política inmediata ni a largo plazo y en la que se abre una nueva etapa. Configurada HB como la encamación de una mística de liberación nacional, se encuentra abocada a un enfrentamiento con el Gobierno socialista instalado en Madrid con el respaldo de millones de votos, pertenecientes en gran medida a los trabajadores. En la manifestación de Rentería las agresiones han sido contra el PNV, PSOE, EE y las centrales sindicales mayoritarias, nada menos. No es ya un enfrentamiento teórico con sindicales reformistas, sino agresión física a trabajadores. Una minoría nacionalista radical, sin supuestos sociales determinados -mejorar las condiciones de los trabajadores es todo lo que recogen los puntos de la alternativa KAS, pero eso es algo que ofrece hasta la extrema derecha, nadie se atreve a proclamar lo contrario-, violenta, que confunde Euskadi con el Tercer Mundo en su análisis, que se niega a aceptar el derecho a la libertad de expresión ajena manifestada en apariciones públicas y afirmando que sus acusados son quienes deben probar su inocencia, ¿adónde conduce?
Conduce al enfrentamiento con un Gobierno elegido mayoritariamente tanto por los trabajadores del Estado como por los de la comunidad autónoma y Navarra. Conduce a un enfrentamiento con los sindicatos mayoritarios de trabajadores. Recordemos y reconozcamos el lenguaje: a un desaf'lo, enfrentamiento y agresión al movimiento obrero. Y esa aventura de castigar a los trabajadores está siendo apoyada por grupos de presuntos marxistas que se han callado cuando se ha dicho que los votos a HB eran votos a ETA. Y que se ha dicho desde HB, no desde la burguesía, el reformismo, los intelectuales liberales, la masonería o el judaísmo.
De acuerdo, es una opción. Opción que va a llevar en la práctica a ese enfrentamiento con los trabajadores en la medida en que se van a enfrentar violentamente a un Gobierno elegido por ellos. Es un duro reto y es una extraña izquierda la dispuesta a enfrentarse con la mayoría del movimiento obrero de sus proclamas. A fuerza de obrerismo y populismo ideales se puede llegar a atacar a un Gobierno que ha sido elegido por los trabajadores y el pueblo reales. Por eso Rentería ha supuesto un hecho nuevo. Los trabajadores han respondido porque se han dado un Gobierno, y el que atenta contra la estabilidad de ese Gobierno atenta contra ellos mismos mientras no decidan lo contrario. Libre el camino para quien piense, y actúe en consecuencia, que es necesaria una formación política fuerte a la izquierda del poder socialista, no lo está para quien es consciente de que al atentar contra el poder socialista mejora las posiciones de la derecha más cerril. Nadie, por la izquierda, puede recoger hoy el testigo de la actual mayoría recién elegida.
El movimiento obrero y los trabajadores en general, que se han dado mayoritariamente un Gobierno socialista, no tendrán más remedio que responder a las provocaciones para sobrevivir frente a golpistas y demás parientes. Y esa será una política de izquierdas frente a unas agresiones que hoy son reaccionarias. Diga lo que diga Humpty Dumpty.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.
Archivado En
- Opinión
- Manifestaciones
- Elecciones Generales 1982
- HB
- Encierros
- Comunidades autónomas
- Orden público
- Protestas sociales
- Administración autonómica
- Elecciones Generales
- PSOE
- Seguridad ciudadana
- Malestar social
- País Vasco
- Elecciones
- Partidos políticos
- Problemas sociales
- España
- Administración pública
- Política
- Justicia
- Sociedad