La devaluación cotiza a la baja
Con una fuerte baja bursátil han sido acogidas las recientes medidas económicas decretadas por la flamante Administración socialista. El efecto combinado del 8% en la devaluación de la peseta, más el incremento de un punto en el coeficiente de caja de las entidades de crédito, cubierto todo ello por el paraguas que representa ese mágico 13% como objetivo deseable de crecimiento de las disponibilidades líquidas del sistema en las que se incluyen los nuevos activos monetarios, ha producido como efecto más destacable la generación de una cantidad superior a los 700.000 títulos como saldo vendedor de acciones bancarias sólo en el mercado madrileño.Afortunadamente, durante el transcurso de las reuniones no se tuvo noticia de la decisión gubernamental por la que se eleva el precio de los productos derivados del petróleo, y, más concretamente, de la gasolina de mayor uso, probablemente la súper, en porcentajes superiores al 20%: si no, realmente sería difícil prever lo que podría haber ocurrido, ya que es difícil pensar en una sesión de características aún más negativas que la de ayer, donde su índice general reflejó un retroceso de 1,39 puntos en el caso de la Bolsa de Madrid.
Lo cierto es que la contratación en la mañana de ayer apenas pudo transcurrir por unos cauces menos prometedores. Las eléctricas iniciaron su negociación dentro de un ambiente mortecino, donde los operadores más importantes se vigilaban con tremendas muestras de suspicacia y donde al final, tras un difícil juego en el que el mutuo temor ponía freno a las ventas, se consiguió cerrar las sesiones con un equilibrio más que ficticio que daba lugar a algún modesto tanteo comprador postreroEn cuanto a los bancos, la oferta se desbocó por los caminos de lo impensable, y una presencia genérica de órdenes vendedoras abrumaba a la mayor parte de los valores integrados en esta peculiar comunidad.
A la hora de establecer conclusiones, de poco vale resaltar el que casi la mitad de esos impresionantes saldos ofertados correspondía a llanesto. Sus 295.819 acciones de diferencia vendedora en el mercado madrileño, realmente eran un dato preocupante, pero lo que auténticamente aportaba una mayor inquietud a los especialistas es que se vio acompañada por el Santander, que presentaba 134.355 títulos, y el Central, con algo más de 100.000 acciones de saldos negativos.
El resto de las acciones bancarias tampoco quedaron desamparadas, como decíamos, en las decisiones de los vendedores. Casi 75.000 títuilos tenía el Popular, que no realizaba cambio, conformándose con marcar papel sin operaciones al 223%; 43.062 ofrecía el Bilbio; casi 35.000, el Hispano, resultando el Vizcaya el menos afectado por la oferta, con algo menos de 17.00 acciones, aunque encabezaba los retrocesos al presentar una pérdida de siete puntos frente a los seis enteros del resto de sus compafíeros.
Los prácticamente 12.000 millones de pesetas de lucro cesante que representa para el sector bancario el citado incremento de un punto en el coeficiente de caja realmente no puede haber bastado por sí solo, al menos eso afirmaban los expertos, para generar semejante presencia de títulos a la venta. Según estos mismos criterios, el nerviosismo atenazó las decisiones de los gestores de las carteras con mayor peso, que se decidieron a no quedarse los últimos a la llora de vender.
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