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La 'nueva peseta' atrajo, ayer unos 500 millones de dólares hacia el Banco de España, fijando una devaluación del 7,59%

Los exportadores y especuladores reaccionaron ayer positivamente ante el nuevo cambio de la peseta frente al dólar -fijado por el Gobierno socialista en un 8% inferior al del pasado viernes- reembolsando una parte de sus dólares y, lo que parece más importante, invirtiendo con ello la tendencia del mercado monetario que ha provocado una sangría de casi 3.000 millones de dólares en nuestras reservas en lo que va de año. El Banco de España, según fuentes solventes, compró ayer unos quinientos millones de dólares, lo que viene a demostrar que, al menos por un día, el mercado está dispuesto a comprar pesetas al precio fijado por el Gobierno. Durante toda la mañana de ayer, el dólar se cotizó en Madrid por debajo de las 127,66 pesetas. El Banco de España, por primera vez en los últimos meses, tuvo ayer que vender pesetas y comprar dólares en gran cantidad. Medios bancarios han criticado, por otra parte, la elevación del coeficiente de caja en un punto, decidida por el Gobierno el pasado sábado, cuantificando su coste en unos 11.200 millones de pesetas de menor beneficio anual para la banca privada.

La devaluación del 8% de la peseta frente al dólar fue calificada de "bien calculada" por algunos medios cambistas, ya que el mercado del Banco de España cerró ayer con una peseta revaluada en 55 céntimos sobre el cambio fijado a las nueve de la mañana, debido a la entrada masiva de dólares. Al cierre del mercado, el dólar quedó fijado en una cotización media de 127,100 pesetas frente a las 127,50/127,70 (comprador/vendedor) de la apertura ya las 117,450 del pasado viernes. La peseta experimentó, por tanto, con relación al dólar, una depreciación del 7,59%.El juego del mercado ha mejorado, pues, la posición de la peseta en 0,41% lo que ha permitido a algunos cambistas comentar que la depreciación fijada por el Gobierno no podía considerarse insuficiente sino bastante ajustada, aunque señalan también que es aún pronto para afirmar esto último con seguridad.

A finales de la presente semana los exportadores e importadores habrán tenido tiempo suficiente para reaccionar ante la medida gubernamental y la cantidad de dólares que entre en España dará la medida exacta de la credibilidad obtenida por el Gobierno socialista en su primera e importante decisión económica. Si la credibilidad es buena para la actual cotización de nuestra moneda, y se descartan posteriores depreciaciones, los exportadores se darán prisa en reembolsar a España en producto de sus ventas al exterior cuyo cobro estaban retrasando en espera de una depreciación, y los importadores, por el contrario, perderán sus recientes prisas por pagar los productos comprados en el extranjero y retrasarán sus compras de dólares. Con estas nuevas actitudes ante una peseta más atractiva se podría compensar, en breve plazo, una buena parte de los 1.300 millones de dólares de reservas convertibles perdidos en los últimos dos meses, por causa fundamentalmente de la especulación a corto plazo contra la peseta.

Fuentes próximas al Fondo Monetario Internacional (FMI) han confirmado que las autoridades de este alto organismo internacional se dieron por enteradas en la mañana del pasado sábado de la medida adoptada por el Gobierno español, tras recibir una comunicación del gobernador del Banco de España y gobernador alterno del FMI, José Ramón Alvarez Rendueles, dirigida a Laroisière, director gerente del Fondo.

La comunicación española hacía mención, según fuentes de Washington, a los objetivos de política monetaria fijados por el nuevo Gobierno socialista. El objetivo fundamental, señalado por el presidente FeIipe González en su discurso de investidura, fija las disponibilidades líquidas (la M3, en lenguaje técnico) en una banda próxima al 13%, lo que exigirá una fuerte restricción monetaria, a juicio de los observadores, pues para obtener un crecimiento medio del dinero del 13% en 1983, cuando se ha comenzado el año al 16%, habrá que terminar el año con unas disponibilidades líquidas creciendo al 10%.

Expertos del Fondo Monetario Internacional comentaron ayer positivamente eI contenido de la comunicación oficial española que mencionaba también, al parecer, el "esfuerzo por contener el déficit público" y la confianza en acabar el año 1983 con un déficit de la balanza de pagos por cuenta corriente de unos 3.000 millones de dólares frente a los 4.200 millones de 1982.

Algunos medios bancarios han calificado de tímida la devaluación fijada en el 8% y aunque prefieren esperar hasta finales de esta semana para manifestar su opinión sobre el comportamiento definitivo de los exportadores españoles, consideran que la primera reacción ha sido positiva y condenan, una vez más, la actitud del anterior Gobierno que ha permitido la sangría de reservas desde primeros de noviembre "por falta de patriotismo".

Otros expertos califican de excesiva la devaluación y esperan que la peseta se sitúe en pocas semanas en su nivel de cotización del pasado viernes, lo que demostraría que era innecesaria.

En todo caso, la afluencia de dólares supuso ayer una primera muestra de confianza en el nuevo Gobierno socialista.

Libertad de dividendos

Otros medios esperan la pronta desaparición de la medida adoptada el pasado viernes, antes de la devaluación, que fue interpretada posteriormente como medida de "despiste" y según la cual se prohibía transitoriamente a los no residentes cubrir sus posiciones a plazo de dólares en pesetas, para evitar especulaciones. Tras la devaluación, la medida que fuerza la entrada de dólares carece de sentido si se quiere dejar flotar a la peseta según lo que mande el mercado.Por otra parte, medios bancarios han considerado como "muy dura, muy dura" la elevación del coeficiente de caja de la banca, retirando de los depósitos bancarios unos 140.000 millones de pesetas. Las primeras estimaciones cifran su efecto sobre los beneficios anuales de la banca en una disminución del orden de 11.200 millones de pesetas, que para los dos primeros bancos -Banesto y Central- puede suponer más de mil millones de pesetas de pérdida para cada uno en 1983.

En cuanto a la petición o sugerencia atribuida a algunas fuentes bancarias interesadas para que el Gobierno socialista congelara los dividendos, la patronal bancaria distribuyó ayer una nota de Prensa en la que señala que "no ha establecido ningún acuerdo, no ha formulado ninguna petición y ni siquiera ha mantenido conversaciones sobre esta materia con las personas que hoy forman el nuevo Gobierno, ni antes ni después de la constitución del mismo".

Llamamiento a la prudencia

La Asociación Española de Banca (AEB) considera que "es conveniente que la prudencia presida las decisiones a someter a las juntas generales sobre el reparto de dividendos"."Esta prudencia", dice la nota, "queda garantizada por el número 13 de la Orden Ministerial de 17 de enero de 1981, que somete a la supervisión del Banco de España la libertad de distribución de beneficios que dicha orden otorga a los bancos".

"Por lo tanto", prosigue, "la AEB entiende que no es necesario ni conveniente el restablecimiento del contenido del decreto de 31 de diciembre de 1941 sobre limitación de dividendos, por cuya supresión los bancos abogaron largos años, y que fue derogado por la orden ministerial citada".

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