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La justicia italiana ordena la detención de otro búlgaro en relación con el atentado contra el Papa

Juan Arias

Otro ciudadano búlgaro, cuyo nombre no ha sido revelado, acaba de recibir una orden de detención por parte de la magistratura italiana, acusado de complicidad en el atentado contra el papa Juan Pablo II, el 13 de mayo pasado en la plaza de San Pedro. Se trata de Vassiliev Kolev, que había sido secretario del agregado militar de la Embajada de Bulgaria en Roma hasta hace dos meses, o bien de Teodorov Aivazov, cajero de la misma embajada. Ambos se encuentran ya fuera de Italia.

El otro ciudadano búlgaro, Serghei Antonov, subdirector de la compañía aérea búlgara Balkan, ha presentado, sin embargo, una coartada que sus abogados defenosores consideran indiscutible. Por tanto, la madeja de una pista búlgara en el atentado al Papa polaco se va enredando cada día que pasa.La única cosa cierta, por el momento, es que el turco Alí Agca, único condenado por el atentado, está colaborando desde hace unos meses con los jueces italianos y está contando muchas cosas. ¿Verdaderas o falsas?

Este parece ser el problema, sobre todo porque la personalidad del terrorista turco es muy compleja y paradójica. Hay quien asegura que está preparando un gran montaje amasado de mentiras e inexactitudes y quien piensa que, al revés, está diciendo todo lo poco o mucho que sabe para acogerse a la ley italiana que otorga grandes privilegios a los terroristas arrepentidos.

Otra de las versiones es que cuando Alí Agca se dio cuenta, hace unos dos meses, de que sus cómplices le habían abandonado, empezó a temer por su vida. Lo confesó al capellán de la cárcel de Ascoli Piceno, donde está condenado a cadena perpetua. Los mismos temores los reveló en una carta enviada a diversos cardenales.

Al juez Ilario Martella, que lleva la investigación sobre el atentado, lo dejó de piedra una de las primeras confesiones que oyó de labios de Alí Agca: "Fueron los servicios secretos búlgaros", le dijo, "quienes prepararon el atentado".

Un camión para escapar

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Aunque ahora el semanario L'Expresso revela que ya el 27 de mayo, es decir, quince días después del atentado, la policía política italiana poseía un informe reservado en el que se hablaba de las posibles conexiones de un agente secreto búlgaro con Alí Agca al Papa.Este contó al juez que habían sido varios diplomáticos búlgaros quienes le ayudaron a buscar en Roma alojamiento y quienes le habían prometido sacarle de la plaza de San Pedro y protegerlo. Contó, por ejemplo, que en las proximidades de la plaza de San Pedro estaba ya preparado un gran camión de Bulgaria en el que le habían prometido sacarlo con facilidad por la frontera italiana.

Desde entonces la magistratura se ha movido en esta línea. Enseñó a Alí Agca más de cien fotografías de diplomáticos búlgaros para que pudiera reconocer a sus cómplices. También tuvo lugar, según ha escrito la Prensa turca, un careo en la cárcel entre Alí Agca y el búlgaro Antonov, acusado directamente por el terrorista turco.

En su presencia, éste le llamó por su nombre de guerra. Antonov negó todo, pero Alí dio a los jueces el número de teléfono privado de Antonov, que ni ellos conocían y que resultó ser verdadero. Más aún, describió su piso de Roma con pelos y señales, hasta sus muebles.

Pero al mismo tiempo los compañeros del búlgaro aseguran que éste no pudo estar en la, plaza de San Pedro, como afirma Agca aquella tarde del atentado, porque estaba en la oficina escuchando con ellos la radio.

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