_
_
_
_
Tribuna:TRIBUNA LIBRE
Tribuna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las tribunas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Efectos de las subvenciones al precio de la energía /1

Durante los años setenta, los precios regulados han mantenido los precios energéticos, y en particular los de los productos petrolíferos, claramente por debajo del nivel que hubiera prevalecido en ausencia de regulación.Así, por ejemplo, a mediados de 1982 el precio de la tonelada compuesta de productos petrolíferos se encontraba un 11 % debajo del nivel que le hubiera correspondido si se hubiesen repercutido al público todas las alzas de precios habidas desde 1973, y en concreto la Hacienda española estaba percibiendo un 65% de lo que percibía la media de la CEE por tonelada compuesta de productos, homogeneizada a la estructura de consumo de España.

Esta política de subvenciones al consumo a través del sistema de regulación de precios, que adquirió una particular intensidad a partir de la primera crisis petrolera, no constituía una novedad, ya que, con mayor o menor fuerza, ésta se había venido practicando desde principios de los años sesenta.

No obstante, mientras la energía no constituía más que una fracción reducida del producto nacional esta política de subvenciones apenas tenía efectos macroeconómicos significativos; pero cuando los incrementos de precios desde 1973 elevaron considerablemente esa fracción, la situación cambió sustancialmente.

Así, cuando, como consecuencia del embargo petrolero árabe, se produce un súbito y brutal incremento de los precios de la energía, era obvio que su traslado inmediato al consumidor iba a tener efectos macroeconómicos serios. En esta situación, los responsables de la política económica podían suponer que se encontraban enfrentados a un fenómeno temporal, y en este caso podía estar probablemente justificado el intentar minimizar las dislocaciones macroeconómicas a través del empleo del control de precios para subvencionar a los consumidores finales.

Dicha previsión de temporabilidad de la crisis no se cumplió, desde luego, y en esas circunstancias la cuestión fundamental es el determinar si las subvenciones que pueden encontrar justificación para suavizar el impacto macroeconómico a corto plazo de las alzas de precios no producen otros efectos negativos que puedan desfavorecer el funcionamiento de la economía como conjunto, cuestión tanto más importante cuanto que las subvenciones implementadas en 1973 continúan aún presentes, aunque los precios se han elevado considerablemente desde entonces.

El paso previo para poder responder a esa cuestión es la cuantificación del fenómeno. En España, y en el caso concreto de los productos petrolíferos, sobre los que realizaremos nuestros razonamientos, se ha podido subvencionar con una enorme facilidad administrativa gracias al concepto recaudatorio denominado renta de petróleo, obtenido por diferencia entre los precios de venta al público y el precio de coste de los productos, incluido impuestos, ya que, sin más que reducir esta partida en la medida que se estimara oportuno, era posible pasar a subvencionar los consumos sin que las cifras de subvención aparecieran explícitamente en ninguna parte. Incluso hoy, nueve años después, no resulta fácil valorar el montante de la subvención que recibieron los productos petrolíferos.

Directamente no es posible valorar e indirectamente pueden seguirse distintos criterios; uno de ellos podría consistir en suponer que el traslado al consumidor de la totalidad de la crisis obligaría a mantener la recaudación fiscal constante en términos reales por tonelada compuesta de productos vendidos y con la estructura de consumo existente en 1972.

Con este criterio, la subvención equivaldría exactamente al descenso de recaudación fiscal, que en 1974 quedó reducida al 70% de la vigente en 1972, y en 1982 era sólo un 56% de la existente antes de la crisis, si descontamos el efecto recaudatorio positivo debido a la variación en la estructura de la demanda, que ha ido basculando gradualmente hacia una mayor demanda de productos ligeros.

Los efectos de la subvención

Bajo este criterio que desde luego no es el único que puede utilizarse, el montante de la subvención ascendió a 103.000 millones de pesetas (constantes de 1982) durante 1974 y a 179.000 millones en 1982, cifras lo suficientemente significativas para alterar determinadas conductas en el proceso de ajuste. ¿Cuáles fueron los efectos más notables de esta subvención? La figura 1 representa la situación de España durante 1974, y a través de la misma podemos observar algunos efectos de la subvención de precios.

En primer lugar, el efecto más obvio de la subvención es que distorsiona la asignación correcta de recursos al hacer descender el precio del petróleo por debajo de sus costes sociales marginales.

Desde el momento que el PSUBV es menor que el precio OPEP, el primer efecto de la subvención de precios al consumidor es el estimular artificialmente el consumo de Qd a Qd', y el segundo, la pérdida de bienestar medida por la superficie del triángulo BCD, efectos ambos perfectamente cuantificables a través de las elasticidades de precio a largo plazo

El primero de los efectos comentados fue probablemente el más grave, ya que la estimulación artificial del consumo sería fundamental en la determinación de pautas de comportamiento de los consumidores poco compatibles con la crisis, y que constituyen uno de los elementos más negativos de esta política, y que llevaron a que los consumos de energía por unidad del PIB continuaran creciendo hasta 1979 (figura l), frente a descensos significativos en la mayor parte de los países industrializados.

La permanencia en el tiempo de estas subvenciones encubiertas ha contribuido poderosamente al mantenimiento de los comportamientos antes citados y, como consecuencia, al retraso en el proceso de ajuste, buena parte del cual está aún por realizar. Bajo el criterio antes citado, entre 1973 y 1982 el consumo de productos petrolíferos habría recibido una subvención del orden de 1,2 billones de pesetas.

Roberto Centeno es catedrático de Política Económica de la Escuela Técnica Superior de Ingenieros de Minas.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_