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Reagan asegura que Brasil es su aliado esencial y pregona una 'cruzada' a favor de la democracia

El claro apoyo de Estados Unidos para favorecer la corriente hacia Gobiernos democráticos en Latinoamérica y la seria advertencia contra el "intervencionismo" de la Unión Soviética y Cuba en Centroamérica son las claves del mensaje que el presidente norteamericano, Ronald Reagan, difunde en su primera gira por Latinoamérica, con la que debutó ayer en Brasilia.

ENVIADO ESPECIAL, En Brasilia, Ronald Reagan insiste en los tres elementos capitales que le han llevado a Latinoamérica. Primero, pregonar una cruzada para la democracia (condicional, en el mejor de los casos, para muchos países suramericanos) como única garantía de paz social, progreso y estabilidad. En segundo lugar, destacar la interdependencia económica en países con enormes deudas externas, pidiendo austeridad a cambio del crédito del FMI; y en tercer lugar, fortalecer el concepto de "seguridad colectiva" para mantener el hemisferio como una zona de paz "libre de interferencias extranjeras".

Advertencia a la URSS

La gira latinoamericana hará hincapié en esos tres conceptos, con matices particulares para cada uno de los cuatro países velozmente visitados por Ronald Reagan.A través de las declaraciones de Reagan a los principales diarios de los países que visita (Brasil, Colombia, Costa Rica y Honduras), Estados Unidos quiere demostrar "que la democracia es posible, a pesar de la crisis económica". También insistirá en la importancia que concede Washington a la situación en Centroamérica, "donde consideramos a la Unión Soviética como la principal responsable del comportamiento de su cliente cubano", afirma el presidente de Estados Unidos.

Es dentro de tales esquemas donde la Administración Reagan valora como un "aliado esencial" al potente Estado brasileño. Busca en el régimen del presidente Joáo Baptista Figueiredo apoyo a las tesis estadounidenses, en particular en la cuestión centroamericana, donde muchos analistas no excluyen la posibilidad de una futura guerra abierta entre Honduras y Nicaragua, con intervención estadounidense.

"Sería totalmente irrealista", precisó Reagan, "esperar puntos de vista idénticos". Corregía así las susceptibilidades creadas en Brasil de que, a cambio del apoyo de Estados Unidos para conseguir un crédito de (1.000 millones de dólares (unos 720.000 millones de pesetas) del Fondo Monetario Internacional (FMI), Washington quiera alinear la política exterior brasileña al son de Estados Unidos.

"Fidelidad cega, náo" titulaba, por su parte, el editorial del diario Correio Brazilienze, y defendía las peculiaridades de la "democracia a la brasileña", tímidamente iniciada con las pasadas elecciones del 15 de noviembre.

Seis reuniones con el presidente Figueiredo, incluido un churrasco y un paseo a caballo, serán las principales actividades de Ronald Reagan en la capital brasileña. Desde Brasilia se trasladará hasta Sáo Paulo, donde pronunciará una importante conferencia sobre la crisis económica internacional.

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