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Maravall explica la sociedad del Siglo de Oro, "una de las más conflictivas de la Historia"

El historiador de la cultura, José Antonio Maravall, explicará, partiendo de la literatura picaresca y la peculiaridad de la figura del pícaro, esa época que él considera "de las más conflictivas de la historia" y que incluye especialmente el siglo XVII, en cuatro conferencias que comienzan hoy en la Fundación Juan March.

El profesor Maravall, uno de los primeros historiadores españoles en advertir la esencia conflictiva y represora de un siglo que la retórica oficialista imperial mitificaba como aúreo y tranquilo, explica su pasión por el tema: "Mi primer centro de atracción, cuando empecé a estudiar la historia, fue precisamente el Siglo XVII, una época crítica y entonces mal vista y recubierta de patrioterismo y triunfalismo, y descubrí enseguida que tras las apariencias había una sociedad conflictiva que había que estudiar. Mi primer trabajo en este sentido fue El Pensamiento Político del Siglo XVII. Pronto también me dí cuenta de que la crisis de aquel siglo era inseparable de lo ocurrido el anterior, el XVI, que había supuesto una primera etapa de auge, de entusiasmo y de progreso, a la que seguía esta otra de reflexión y represión. Estudié entonces a escritores, moralistas y políticos de la época, como Saavedra Fajardo, Gracián o Quevedo".

La reacción del miedo

José Antonio Maravall explica sus tesis sobre el tema, que lleva veinte años extendiendo por todas las universidades. "En el Siglo XVI, la sociedad tradicional, estamental, se empezaba a conmover con el desarrollo económico, geográfico y técnico que empuja a un individualismo que asusta a los poderosos, y que, por la reacción del miedo, les empuja a una época de feroz represión, que es un fenómeno común a toda Europa, y que comienza en la penúltima década del siglo XVI y dura alrededor de cien años. Simplemente", dice "los altos estamentos de la sociedad se ven amenazados por la naciente movilidad social y tratan de cerrar, mediante la aplicación de la represión, la posibilidad de que los individuos suban, cambien de estamento social".Es una época de revueltas y prerrevoluciones en toda Europa, en la que señala Maravall tres actitudes probadas: "La primera, que ejemplifico con el teatro y especialmente el de Lope de Vega, es la actitud integrada, es decir, la defensa de la sociedad estamental ahora en peligro. Naturalmente", dice, "esta defensa tiene que ser más sutil que en siglos anteriores. Por eso Lope hace como que hay apertura, como que es posible el cambio, como que protesta, pero realmente, si los individuos son criticados es para afirmar mejor la clase, el estamento social a que pertenecen y sus reglas".

Luego están "los intermedios, que comprenden que la Monarquía Absoluta está ahí, que tiene que contar con los nobles y la Iglesia, pero que habría que hacer algo para preservar los márgenes de libertad conseguidos en la época anterior, el ascenso por méritos, las virtudes de los no privilegiados, en fin. Entre éstos están, fundamentalmente, los moralistas y los políticos, por citar algunos nombres Saavedra Fajardo, Pedro de Valencia, Sánchez Moncada... De este tema hablo en mi último libro, Utopía y Reformismo, que acaba de publicar Siglo XXI".

"Por fin, están los que no aceptan la situación y se mantienen al margen. Los rebeldes y revolucionarios, que protagonizaron los cientos de motines que se dieron en toda Europa y por supuesto en España". Y también sobre este tema publicó hace tiempo un libro el señor Maravall, La oposición política bajo los Austrias. Pero sigue: "También los bandoleros y vagabundos, y toda suerte de desviados socialmente".

Pero entre éstos hay grados intermedios, y actitudes diríamos que posibilistas. La del pícaro es una peculiarmente española. "Considera", dice Maravall, "que el cambio social es imposible, y que conviene aprovechar las posibilidades de lo que hay al máximo, así que opta, en general, por disimularse, disfrazarse -usando ropas estamentalmente prohibidas- y ascender socialmente por medios rápidos e ilícitos, aunque ésto le suponga, y así lo analizo en las conferencias de los días 2, 7 y 9 de diciembre, su desarraigo de la familia, el terruño y la sociedad a la que odia, la necesidad, que los sociólogos descubren en toda la emigración, de subir lo antes y lo más arriba que se pueda, y por fin, la reacción de las clases dominantes ante estos hechos, reacción cada vez más fuerte por miedo a que pícaros y vagamundos se sumen a las revueltas campesinas y urbanas cada vez más frecuentes".

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