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Arabia Saudí busca la reconciliación entre Argelia y Marruecos

Arabia Saudí y Argelia han abierto una nueva página en sus relaciones bilaterales y están dispuestas a consolidar su cooperación para resolver los conflictos internos del mundo árabe, incluido el del Sahara occidental en base a la autodeterminación de los habitantes de la colonia española. Tal es el sentido del comunicado conjunto suscrito en Argel por el rey Fahd, quien se ha propuesto lograr la reconciliación de Marruecos y Argelia en aras de la unidad árabe.El hermetismo que rodeó la estancia en Argel del rey Fahd y sus principales consejeros ha dado paso a algunos claros, después de concluir la visita del ministro saudí. Entre esos retazos hay que destacar unas declaraciones del ministro argelino de Relaciones Exteriores, Taleb Ibrahimi, a la Prensa saudí, en las que se juzga con evidente optimismo el futuro de las relaciones entre los dos países y las posibilidades de negociar la paz en el conflicto que divide a marroquíes y argelinos.

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Fuentes diplomáticas árabes han señalado, por otra parte, que el rey Fahd trasladó al presidente argelino, Chadli Benyedid, un mensaje personal del rey Hassan II de Marruecos, que constituiría, en la práctica, una nueva visión de Rabat para facilitar la reconciliación entre los dos países magrebíes.

Arabia Saudí estaría dispuesta a jugar a fondo sus resortes ante la monarquía alauí y sus relaciones privilegiadas con Estados Unidos para facilitar una solución política negociada a la crisis del Sahara occidental, que, en todo caso, debe pasar por un referéndum de autodeterminación, según lo propuesto por la Organización para la Unidad Africana (OUA).

Ello explicaría el que, por primera vez, el rey Fahd ha aceptado firmar en Argel un comunicado conjunto, en el que se afirma que la crisis del Sahara occidental debe ser solucionada en base al derecho a la autodeterminación de sus habitantes autóctonos. Por primera vez, asimismo, Arabia Saudí ha firmado un documento en el que se denuncia la política de discriminación racial en Africa del Sur y se reafirma su solidaridad con la lucha del pueblo de Namibia bajo la dirección de los guerrilleros de la Organización Popular de Africa del Suroeste (SWAPO), que dirige Sam Nujoma.

Estos dos aspectos del comunicado conjunto argelino-saudí han sido destacados en la capital argelina por los círculos cercanos al régimen, a la vez que se ponía de relieve la voluntad de Argelia de lograr que marroquíes y saharauis del Frente Polisario discutan directamente una forma de salir del atolladero en que se encuentran metidos.

Paralelamente, la diplomacia argelina ha venido desarrollando una lenta labor de explicación sobre la cuestión del Sahara occidental ante la Administración norteamericana. El primer gran éxito de esa tarea radica en la llegada, en la primera década de diciembre, de una misión oficial norteamericana en visita a Argelia para tratar de cuestiones bilaterales y examinar la situación de crisis que vive el Norte de Africa.

Los próximos días parecen ser decisivos a la hora de prejuzgar la evolución de las relaciones argelino-norte americanas, que habían sufrido un ligero traspié con motivo de las recientes maniobras militares conjuntas marroquíes-norteamericanas en la zona de Alhucemas.

El clima esperanzador de las relaciones políticas entre Argel y Riad se ha traducido ya en resultados concretos en la esfera económica. Tras la visita del rey Fahd, los dos países han decidido constituir una comisión mixta de cooperación y examinado la posibilidad de crear sociedades mixtas. El primer jalón destinado a comprobar si han mejorado tan sensiblemente esas relaciones será la próxima conferencia ministerial de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP), en la medida en que, en Argel, saudíes y argelinos han acordado cooperar estrechamente para defender el precio del barril de crudo.

La flexibilidad por parte de Argelia se habría expresado en su deseo de restablecer relaciones con Marruecos en base a coordenadas de carácter político y en la decisión argelina de seguir apoyando el plan de paz suscrito por la cumbre árabe celebrada en Fez. Los dos países forman parte del comité creado en la ciudad marroquí, para defender el plan de paz árabe ante las principales capitales del mundo occidental, China y la Unión Soviética.

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