Miguel Boyer anuncia una política de sacrificios y de ajuste de los desequilibrios económicos
Miguel Boyer, virtual superministro económico del Gabinete socialista, anunció ayer una política inmediata basada en la contención de rentas y en la supresión de desequilibrios sin forzar la actividad, para luego aprovechar en mejores condiciones la previsible recuperación internacional desde finales de 1983.
Ante varios cientos de miembros del Centro Europeo de Formación de Directores, Boyer reveló que los economistas del PSOE han desechado tanto el plan de estabilización como la política de expansión indiscriminada, en favor de una vía intermedia con crecimiento algo superior al del año pasado y contención de los precios y del paro. Sus objetivos serán reactivar la inversión y aumentar las exportaciones para impedir en seguida que se destruyan más puestos de trabajo. Sus medidas, una llamada a la solidaridad y contención de rentas para que las empresas mejoren su excedente y puedan invertir, así como políticas de ajuste presupuestario y monetario.Según el virtual superministro, el debate de los Presupuestos del Estado para 1983 tendrá lugar a finales de marzo o abril. Entre tanto, habrá medidas económicas, algunas inmediatas, y después un plan a medio plazo para demostrar que existen soluciones para valorar el efecto del camino tomado.
Aunque dedicó casi cinco minutos a excusarse por no poder revelar medidas concretas -dijo que los economistas del PSOE están obligados, hasta el debate de investidura, a explicar el programa electoral con mínimas variantes personales-, Boyer aludió a diversos proyectos. Antes, advirtió que no hay fórmulas brillantes ante la gravedad de la situación económica y el estrecho margen de maniobra que reciben los socialistas, pero que su mensaje fundamental sería la existencia de soluciones que permitan enfocar el futuro con relativo optimismo.
"Las únicas fórmulas", indicó, "son continuar e intensificar el esfuerzo y apelar a los españoles en horas de trabajo y evolución de rentas. Más que de grandes ideas brillantes, el problema es intentar soluciones, de sentido común, que no han llegado por falta de fuerza o voluntad política".
Citó a continuación, entre las reformas estructurales que deben ser abordadas, la de las administraciones públicas, incluyendo empresas y Seguridad Social; la del sistema financiero, y la terminación de la reforma fiscal. Lo más inmediato según dijo, será facilitar las cosas dando mayor coherencia a las decisiones en el área económica. Para ello, serán fusionados los ministerios de Hacienda y Economía, y después de que Comercio ya se fusionara con el segundo.
Justificó el rechazo de la política expansiva de la demanda intema (inversión y consumos público y privado) en que se agravaría la situación, debido al funcionamiento imperfecto de los mercados. Como ha ocurrido "en un país próximo", al ignorar el contexto, en su opinión, esto nos conduciría, a muy corto plazo, a perder los controles, ir a un plan de estabilizacíón y perder también la credibilidad.
La vía intermedia entre estabilización y expansión se espera que deje paso a una política más expansiva cuando lo favorezca la recuperación internacional. El fenómeno fue emplazado por Boyer a partir de 1983-1984, gracias al horizonte más despejado de la energía y a los recientes éxitos en la lucha contra la inflación en países industrializados. A su juicio, este aflojamiento de la tenaza internacional permitiría crecer a la economía española por encima del 2% o 2,5% previsible para el principio, de forma que el conjunto de la legislatura se sitúe en un promedio entre estas magnitudes y el 4%.
Paralelamente, empezarían a recogerse los primeros frutos de la intensificación en la lucha contra la inflación española, pues los socialistas están convencidos, afirmó el ministrable, de que la inflación no es solución para los problemas que tenemos y golpea indiscriminadamente, sin saber a quién. A tal efecto, la política presupuestaria y la monetaria serán ajustadas por debajo del 14% en que parece han tocado suelo los intentos inflacionistas de los últimos años, para no perder competitividad frente a los países que están consiguiendo reducciones. Recordó después que el objetivo de empleo es para toda la legislatura, de cuatro años, y dijo que la creación de empleo sólo es posible si la economía funciona bien.
"Hace falta", insistió Boyer, "solidaridad y contención en las rentas para que mejore el excedente de las empresas y éstas puedan volver a invertir y renovar el aparato productivo".
Al escuchar estas palabras, algunos de los asistentes comentaron en privado la similitud de tales objetivos con los del programa de Alianza Popular. Rafael Termes, presidente de la patronal bancaria, declaró que, "si se hace lo dicho, es lo que el país necesita. Y a todos nos interesa que el país marche bien".
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