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Italia y Nigeria dominan las grandes exposiciones de Londres

Andrés Ortega

Nigeria es la verdera joya, pero Italia es el tema dominante de las grandes exposiciones que estos días están abiertas en Londres. Este es el año del arte italiano para la capital británica, pero su modernismo no llega a superar las obras clásicas que se ofrecen con mayor éxito. La gran mayoría de los críticos británicos coincide, sin embargo, en la importancia que para ellos supone el descubrimiento de un arte nigeriano esparcido a lo largo de más de veinte siglos, en Los tesoros de la Nigeria de la antigüedad.

La exposición Los tesoros de la Nigeria de la antigüedad, en la Royal Academy of Arts, constituye para los británicos una verdadera novedad. El arte de Nigeria, hoy en día el país más poblado de Africa, es un arte que, prácticamente, sólo se ha llegado a conocer en los últimos cuarenta años. Hay una excepción; los británicos se trajeron numerosos bronces de Benin -figuran entre los mejores del mundo- tras su expedición punitiva en 1897. De hecho, para financiar esta expedición vendieron muchos de ellos por todo el mundo, y hoy día hay un número mayor de estas piezas en el Museo Británico, de Londres, que en el Museo Nacional de Lagos. Este está siendo modernizado, lo que ha facilitado esta exposición.La mayoría de los descubrimíentos de estas culturas nigerianas son posteriores a las primeras excavaciones que se llevaron a cabo en 1938. Son todavía pocos los años que han pasado para poder conocer y apreciar estas obras de arte. Las cien que se presentan en Londres datan del siglo V antes de la era cristiana hasta el siglo XIX.

Esculturas en bronce

Igo Ukwu, al sureste, ha producido unas esculturas en bronce que son las más viejas -siglo IX o X- que se conocen en el Africa subsahariana. Las naturalistas cabezas de Ife (siglos XII al XV) reflejan -en una característica única en el arte africano- la asimetría natural de la cara humana. Las estrías que las decoran, señalan algunos expertos, responden a la ornamentación de la tribu que las realizó, y que para ello desarrolló toda una técnica de aleación de cobre, zinc y plomo. Owo constituye el enlace natural entre Ife y Benin, con unas cabezas con serpientes saliendo de las narices. Los bronces de Tsoede son los mayores conocidos en el Africa subsahariana y representan figuras sentadas o en pie, de diferentes estilos, y en posturas asimétricas.Las salas están organizadas según una progresión histórica, aún velada de misterios en este arte en el que predomina una constante tensión entre la serenidad y la vitalidad. Sí queda sentado que esta cultura llena de desconocidas riquezas artísticias quedó establecida en Africa antes de su contacto marítimo con Europa.

En otra parte de la Royal Academy se expone una muestra de La pintura en Nápoles, 1606-1705, de Caravaggio a Giordano, difícil de reunir, pero que ha sido posible gracias a los préstamos de diversos museos y colecciones. La exposición ilustra la gran actividad que reinó en Nápoles desde que, huido, Caravaggio llegara a la ciudad donde vivió poco más de un año y a la que regresó poco antes de su muerte, en 1610, a los 38 años de edad. Dejó una marca indeleble, y Nápoles se convirtió en el siglo XVII, en términos de creatividad artística, en lo que hoy es Nueva York.

Caravaggio dio origen a toda una escuela, con sus saltos de la delicadez a la brutalidad y su insistente ataque contra el manierismo imperante. De las paredes de estas salas cuelgan obras maestras de, por supuesto, Caravaggio y de grandes artistas, como Luca Gordano, Padaro, Palumbro, Barra, Reni, Stanzione, Carraciolo y Artemisia Gentileschi, con sus temas bíblicos tratados de forma chocante. También se muestran cuadros del español José Ribera.

La riqueza del arte napolitano del siglo XVII contrasta con lo que ofrece la Hayward Gallery bajo el lema Arte italiano, 1960-1982, que repasa la pintura y la escultura italiana de las últimas dos décadas. Hay aquí arte opcinético, minimalista, escultura ambiental, etcétera, como queriendo demostrar algo que ya sabe: Italia forma parte del modernismo. Pero detrás de estas obras queda un sentido de vacío, de un arte poco plural.

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