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Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

Cirugía para niños mongólicos

Sin ánimo de polémica y sintiéndome muy en sintonía con Mª Angeles Maestre -a quien felicito por su artículo publicado en este diario el día 5 de noviembre-, quisiera, no obstante, añadir algunas precisiones que pudieran ayudar a encarar el problema de la cirugía estética para niños mongólicos sin esa carga de emoción y sentimiento que normalmente nos arrastra a aquellos que hemos conocido y vivimos de cerca el problema -ella por ser madre de un niño mongálico, yo por ser hermano de otro.En primer lugar quisiera decir que, a mi juicio, y sin ser un profesional de la medicina, la labor de la cirugía estética no sólo se reduce a "mejorar el aspecto exterior" de quien se somete a operación, sino que muchas veces va encaminado a buscar una vía de solución a problemas físicos o psíquicos de las personas.

En concreto, la información sobre las primeras operaciones de cirugía plástica de niños mongálicos en España -que doña Mª Angeles rechaza- me dio pie para informar a mi madre respecto a una posible solución, mediante la cirugía de la lengua, al problema de respiración y pronunciación que actualmente tiene mi hermano.

Sin saber siquiera si ello es posible (creo recordar qe la información hacía mucho hincapié en la necesidad de un estudio detallado de cada caso en particular), yo no buscaba aquí ningún "lavado de cara", sino la solución a un problema concreto que pudiera aportar a mi hermano (y al mongálico en general) una mayor autonomía en la sociedad.

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Rechazar globalmente la cirugía estética para niños mongálicos nos llevaría, en pura lógica, a rechazar también todos los avances de la ortopedia en el campo de los disminuidos físicos, pues si aquello se trata "únicamente de lavar la cara", estos no serían más que intentos de disimular una carencia física.

De acuerdo con que hemos de querer a las personas como son, pero eso no quita el que -por ejemplo, aceptando a un cojo como cojo- nos esforcemos en procurarle los mejores medios posibles para que se desenvuelva en libertad. /

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