Las autoridades polacas anuncian la liberación inminente de Lech Walesa
Lech Walesa, líder del proscrito sindicato independiente Solidaridad, será liberado en los próximos días, anunció ayer el portavoz del Gobierno de Varsovia, Jerzy Urban. La decisión de liberar a Walesa fue adoptada formalmente por el comisario militar de Gdansk. Poco después del anuncio, la milicia hacía uso de granadas lacrimógenas en la capital polaca para dispersar a una multitud de unas diez mil personas, que se habían congregado en el centro después de una misa conmemorativa de la independencia nacional.
Radio y televisión polacas difundieron la noticia sobre Walesa en sus boletines informativos vespertinos. La medida se produce después de una carta dirigida por Walesa al general Jaruzelski, jefe del Estado polaco, fechada el 8 de noviembre en su confinamiento, en la que proponía un encuentro y "una discusión sería sobre asuntos de interés mutuo". "Con buena voluntad por ambas partes, seguro que encontraremos una solución", concluía Walesa su nota al hombre fuerte polaco.El comunicado oficial precisa que, a raíz de esta carta, el general Czeslaw Kiszczak, ministro del Interior, acudió a entrevistarse con el líder sindical a la residencia gubernamental de Arlamowo, cerca de la frontera soviética, donde permanece detenido.
El portavoz del Gobierno añadió que la liberación de Walesa se hará efectiva en los próximos dos o tres días, "por motivos técnicos", y que a partir de este momento el dirigente de Solidaridad podrá hacer lo que guste. En la Conferencia de Seguridad y Cooperación de Madrid, el embajador norteamericano, Max Kampelman, se negó a comentar la trascendencia de la medida anunciada por Varsovia, precisando que quería conocer mejor su alcance real.
Varsovia conoció ayer por la tarde un imponente despliegue de medidas de seguridad en previsión de manifestaciones, a las que la población habíá sido convocada por el sindicato clandestino Solidaridad con ocasión del 11 de noviembre. Importantes columnas de fuerzas antidisturbios, que incluían blindados ligeros, cañones de agua y numerosos camiones, se estacionaron en varios lugares de la capital y se emplearon a fondo poco después de que varios millares de personas se dirigieran a la tumba del soldado desconocido, tras asistir a una misa conmemorativa del 64 aniversario de la independencia. Los enfrentamientos continuaban bien entrada la noche.
El 11 de noviembre, aniversario de la independencia de Polonia, en 1918, no se reconoce oficialmente y su celebración en el pasado por sectores de oposición ha originado intervenciones policiales. La jornada de lucha, convocada para el 10 de noviembre en Polonia por Solidaridad, ha puesto de manifiesto la debilidad organizativa del sindicato independiente prohibido, que, desde la clandestinidad, puede provocar disturbios en las calles, pero está lejos de conseguir una huelga general en las fábricas.
Las autoridades polacas calificaron de "éxito" el fracaso de la huelga, y el portavoz del Gobierno, Jerzy Urban, apuntó la posibilidad de que se puedan cumplir los planes de levantar el estado de guerra antes de fin de año, informa desde Bonn José Comas. El éxito del Gobierno es la conjunción de la debilidad operativa de Solidaridad en la clandestinidad, la postura de la jerarquía católica polaca al condenar las huelgas y anunciar la visita del Papa en vísperas de la jornada de lucha y también la política de propaganda de las autoridades, que cada día es menos burda y deja entrever la mano del inteligente viceprimer ministro, Mieczyslaw Rakowski.
Solidaridad fue un movimiento social de diez millones de personas, pero con un débil aparato organizativo. Un gigante con pies de barro. Sin aparato, en el momento de pasar a la clandestinidad, Solidaridad ha perdido su eficacia ante la maquinaria represiva desencadenada el 13 de diciembre del año pasado.
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