El desbordamiento de los ríos del norte de Cataluña siembra la ruina en varias comarcas
Los desbordamientos de los ríos Segre, Flamisell, Noguera Pallaresa y Noguera Ribagorzana, en Lérida; del Llobregat y Cardener, en Barcelona, y del Fresser y Ter, en Gerona, han tenido en vilo, desde primeras horas de la madrugada de ayer, a numerosas poblaciones catalanas situadas en las cuencas de estas redes fluviales, que han soportado caudales de hasta 3.000 y 4.000 metros cúbicos por segundo. Los habitantes de estas comarcas y de las desembocaduras de estos ríos vivieron una jornada dominada por la angustia. Aislados e incomunicados, estuvieron bajo la amenaza permanente de la rotura de las presas, que se encontraban a rebosar por la lluvia caída, entre 200 y 400 litros por metro cuadrado.
En la ciudad de Lérida, las autoridades ordenaron cortar el tráfico por el puente viejo sobre el río Segre ante el peligro de su rotura. A treinta kilómetros más arriba, en Balaguer, las aguas del Segre alcanzaron una altura superior a los dos metros por encima del puente nuevo, impresionando a la población, que en su inmensa mayoría no tenía memoria de una crecida de este tipo.La fuerte crecida del Segre a su paso por Balaguer se debía a la total abertura de los aliviaderos de la presa de San Lorenzo, situada unos siete kilómetros río arriba, dejando libres más de 3.000 metros cúbicos de agua por segundo. Este voluminoso caudal se había formado a su vez porque también las presas de Camarasa, en el Noguera Pallaresa, afluente del Segre, y la de Oliana en este último río, habían levantado totalmente las compuertas ante el temor de que no pudiesen soportar la fuerte presión del agua almacenada, que había caído como una verdadera tromba de los valles pirenaicos.
Localidades aisladas
Varias localidades han quedado aisladas en el norte de la provincia de Lérida, entre las cabe destacar Seu d'Urgell. Lo mismo ocurrió con la vecina Andorra, así como con todas las poblaciones comprendidas entre Organyà y el límite superior de la comarca. El Gobernador Civil de Lérida quedó incomunicado en el pueblo de Senterada, a unos diez kilómetros al norte de la Pobla de Segur, a causa del desbordamiento del Flamisell, en cuya cuenca se han registrado hasta 250 litros por metros cuadrado en una sola jornada.En numerosas poblaciones leridanas se registraron importantes pérdidas en ganado. Los cadáveres de numerosos cerdos, aves y conejos fueron arrastrados por las aguas, flotando en los torrentes y acequias, creando potenciales focos de infecciones. Las autoridades sanitarias iniciaron la adopción de medidas para resolver este tema por medio de la recogida de todos estos animales, y ordenando un aumento de la cloración de las aguas.
En la provincia de Gerona, las poblaciones más afectadas fueron Ribas de Freser, Camprodón, Set Cases, Molló, Campdevànol, Alp, Santa Pau, Campelles, Tregurà y La Roca, que quedaron todas ellas sin servicios tan imprescindibles como fluído eléctrico, agua potable y comunicación teléfonica. A primeras horas de la tarde, y gracias a la intervención de los bomberos de la Generalitat, se abrieron caminos alternativos que permitieron el paso de vehículos todo terreno con los que fue posible la evacuación de 250 personas que habían sido sorprendidas por la tormenta en Ribes de Fresser.
En la comarca del Bages, la carretera comarcal 1.410 quedó cortada en La Coromina, cerca de Cardona. En Suria, a las dos de la madrugada el agua cubría la carretera llegando a las puertas de las casas. En la Colonia Valls y en San Juan de Vilatorrada se tuvieron que efectuar algunas evacuaciones en casas y edificaciones próximas al río. También quedó cortada la carretera del Congost, ya en Manresa, y en el puente que la une con el paseo del río se abrió una espectacular y peligrosa grieta.
Las carreteras de toda esta zona presentaban graves dificultades de circulación y, en muchos casos, permanecieron cortadas. La nacional 152, de Barcelona a Puigcerdà, quedó cerrada al tráfico en los kilómetros 103, 118, 120 y 131, a causa de inundaciones, desprendimientos o hundimientos. La carretera local GE-402, de Gombrèn a La Pobla de Lillet, permaneció también interceptada, al igual que las de Alp a Puigcerdà, Alp a La Molina, y la comarcal 151 a su paso por Camporodón. La vía férrea resultó igualmente impracticable a partir de Ripoll.
Fuerte oleaje
Por otra parte, en el litoral gerundense el fuerte oleaje ha causado daños importantes en las embarcaciones amarradas en los puertos de Palamós, Cadaqués, LLafranc, Platja d'Aro y en Lloret, donde el temporal destruyó un tramo del paseo marítimo. En Cadaqués ha desaparecido una buena parte de la carretera que bordea la población junto al mar.
Fábricas inundadas
En Martorell las aguas penetraron el casco antiguo inundando el barrio de Santacana. La altura alcanzada por el agua superó el medio metro, anegando los sótanos de las edificaciones. La vega del Llobregat comprendida entre la autopista de Molins de Rei y la carretera comarcal BV-2002, quedó totalmente encharcada de agua. Así, las zonas agrícolas de Sant Joan Despí, Santa Coloma de Cervelló, Sant Boi, Molins de Rei y Olesa han sufrido incalculables pérdidas, al destruirse prácticamente la totalidad de las cosechas hortícolas.En numerosas poblaciones del Baix llobregat han quedado inundados los pozos de agua potable, por lo que las autoridades municipales repartieron instrucciones para que la población se abstenga de utilizar estas aguas para la alimentación pues se desconoce el grado de contaminación. De momento los alcaldes han racionado el suministro de agua a la espera de que los análisis determinen su potabilidad.
En el Prat de LLobregat, última población próxima a este río antes de su desembocadura, las aguas se desbordaron del cauce en una zona donde se estaban realizando obras en el muro de contención. Las aguas han inundado las fábricas Jurid, Frenos Drim, Torras Hostench y Sarrió. Los empleados de estas empresas tuvieron que ser rescatados de las factorías con el auxilio de barcas de la Cruz Roja y del Cuerpo de Bomberos.
Por la otra orilla del Llobregat, el agua inundó profusamente amplias áreas de la Zona Franca del puerto de Barcelona y del polígono industrial allí ubicado, donde muchas instalaciones, como las de Talbot y las del diario El País, estuvieron totalmente cercadas por auténticos ríos de agua y barro, aunque afortunadamente no se registraron daños en las edificaciones. A lo largo de la jornada se realizaron esfuerzos para canalizar el barrizal e impedir destrozos en las naves de las factorías.
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