Clima de serenidad en las negociaciones sobre las bases de EE UU en Grecia
Las negociaciones sobre el futuro de las bases norteamericanas instaladas en Grecia comenzaron el lunes en Atenas en un clima de serenidad. Estas negociaciones suponen un importante compromiso para Washington, donde fue acogida con bastante inquietud la llegada al poder del Partido Socialista Panhelénico (PASOK) hace un año, cuya campaña electoral tuvo un tono marcadamente antiamericano.Tras definir el calendario de las negociaciones y fijado el marco político general de las mismas, las dos delegaciones deberán pasar a analizar y codificar los 108 documentos que regirán el futuro acuerdo. En una segunda fase, los expertos griegos y norteamericanos pondrán a punto el texto definitivo del nuevo acuerdo.
El dispositivo militar de Estados Unidos en Grecia (como en Turquía) juega un importante papel en la estrategia defensiva del flanco sur de la OTAN, especialmente tras el cierre de las bases que poseía el Pentágono en Irán para la vigilancia mediante la radio y el radar en Oriente Próximo y el sur de la Unión Soviética.
Los efectivos norteamericanos destacados en Grecia están estimados en unos 3.500 hombres, encargados sobre todo de garantizar la seguridad de las cuatro grandes bases de que Estados Unidos dispone en el territorio heleno, las cuales constituyen el principal objetivo de las negociaciones iniciadas.
Dos de esas bases están situadas no lejos de la capital griega, en Hellinikon y Nea Makri, y las otras dos en Creta: Heraklion, el más importante centro de escucha que cubre esta región, y Suda Bay, base naval que utiliza la Sexta Flota. Existen otras instalaciones militares norteamericanas en Grecia de menor importancia.
El cierre de estas cuatro grandes bases asestaría un duro golpe a Washington. Tan duro que en Atenas se decía, antes y después de la elección del socialista Georges Papandreu, que Estados Unidos "jamás lo aceptaría".
Con el pragmatismo ya aplicado a otros puntos de su programa, el primer ministro griego se ha mostrado más comprensivo de lo que se esperaba con relación a la OTAN. Papandreu participó en la cumbre de Bonn. En Bruselas dijo, el pasado mes de junio, que deseaba ver a su país fuera de toda alianza militar, pero reconoció que el realismo imponía tener en cuenta la presente situación que supone la existencia de dos bloques.
La apertura de las presentes negociaciones no significa de antemano que los resultados de las mismas satisfagan a Washington. Por el momento, estas negociaciones testimonian la decisión del Gobierno griego de no poner en práctica las amenazas de ruptura que había formulado el pasado año.
Atenas desea que las conversaciones no sean demasiado largas y que supongan un reforzamiento del control griego sobre la utilización de las bases. Sobre todo para evitar que a través del Pentágono Turquía pueda tener demasiado acceso a la defensa griega, ya que ambos países son miembros de la OTAN.
Sin embargo, el sentimiento griego con relación a la Alianza Atlántica está evolucionando y alcanzando tonos más pragmáticos.
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