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Armenia se aleja más de la órbita de Rusia al firmar un acuerdo de cooperación estratégica con EE UU

Blinken anuncia que su país formará a guardias fronterizos armenios mientras Ereván se va deshaciendo de las misiones rusas que protegían sus fronteras

El secretario de Estado de EE UU, Antony Blinken, saluda al ministro armenio de Exteriores, Ararat Mirzoyán, durante la firma del acuerdo de cooperación estratégica, este lunes, en Washington.
El secretario de Estado de EE UU, Antony Blinken, saluda al ministro armenio de Exteriores, Ararat Mirzoyán, durante la firma del acuerdo de cooperación estratégica, este lunes, en Washington.DPA vía Europa Press (DPA vía Europa Press)
Andrés Mourenza

Armenia ha dado un nuevo paso fuera de la órbita de Rusia y en dirección a Occidente —una tendencia que se ha acelerado en los últimos años— al cerrar un acuerdo de cooperación estratégica con Estados Unidos. Este lunes en Washington, el secretario de Estado estadounidense, Antony Blinken, y el ministro de Exteriores armenio, Ararat Mirzoyán, rubricaron el texto que se mantuvo en secreto hasta el momento de la firma y que incluye diversas disposiciones económicas, energéticas y políticas. Pero, sobre todo, en materia de seguridad y defensa, un ámbito en el que ambos países se comprometen a establecer mecanismos de “consultas” en la esfera militar, y en el que Washington ofrece formación y entrenamiento y un programa dirigido a “incrementar la interoperabilidad” de los sistemas defensivos armenios con los de las “instituciones euro-atlánticas”.

En este sentido, Blinken anunció que, en las próximas semanas, un equipo de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza de EE UU viajará a Armenia para un programa de formación de sus funcionarios homólogos. “Todo esto mejora la capacidad de Armenia de ser un socio fuerte y de poder ocuparse de sus propias fronteras”, dijo el jefe de la diplomacia estadounidense.

Desde la firma de un acuerdo en 1992, tras la desintegración de la Unión Soviética, guardas de Rusia, dependientes del Servicio Federal de Seguridad ruso (FSB), estaban desplegados en las fronteras de Armenia con Turquía e Irán y otros puntos del país. Sin embargo, en marzo del año pasado, el Gobierno armenio notificó a estos guardas fronterizos que debían abandonar el Aeropuerto Internacional de Ereván, donde ejercían funciones auxiliares en el control de pasaportes, y este diciembre se completó la retirada de los guardas rusos del paso fronterizo de Agarak, con Irán. El plan de Armenia es, una vez se concluya la normalización de relaciones con Turquía (aún en negociación), ordenar también la retirada de los efectivos rusos de esa frontera.

“Nuestras relaciones, basadas en valores comunes e intereses mutuos, han presenciado un crecimiento destacable en los últimos años. Agradecemos el firme apoyo de EE UU a la independencia, soberanía e integridad territorial de Armenia, así como el apoyo al fortalecimiento de las instituciones democráticas”, afirmó Mirzoyán.

El acuerdo incluye también cooperación en ciberseguridad, ya que instituciones gubernamentales armenias han sufrido ataques presuntamente procedentes de Rusia, y en el ámbito de la energía nuclear (Armenia posee una planta atómica que lleva casi 50 años en funcionamiento), para lo que se ha empezado a negociar un acuerdo separado.

Al contrario que con otros pasos dados en los últimos años por el Gobierno de Nikol Pashinián para salir de la órbita de Rusia —por ejemplo congelar su estatus de miembro en la Organización del Tratado de Seguridad Colectiva (la llamada OTAN rusa)— esta vez, la reacción del Kremlin ha sido muy comedida. “Es una decisión soberana de dos Estados. También nosotros hemos usado el término ‘cooperación estratégica’ en varios acuerdos con países occidentales y ninguno de estos acuerdos ha requerido que ninguno de los participantes se opusiese a un tercer país”, dijo el ministro de Exteriores ruso, Serguéi Lavrov.

Armenia sigue siendo muy dependiente de Rusia, especialmente respecto a su comercio y al aprovisionamiento energético, y posee una gran base militar rusa en su territorio. Por ello, trata de mantener cierto equilibrio y poco antes de firmar el acuerdo con EE UU, Mirzoyán anunció que ha aceptado una invitación de Lavrov para acudir a Moscú, mientras que el ministro de Economía, Gevorg Papoyán, declaraba que su país no tiene intención de abandonar la Unión Económica Euroasiática que lidera Rusia.

El primer ministro de Armenia, Nikol Pashinián, con el presidente ruso, Vladímir Putin, el pasado 8 de octubre en Moscú.
El primer ministro de Armenia, Nikol Pashinián, con el presidente ruso, Vladímir Putin, el pasado 8 de octubre en Moscú. Contributor (Getty Images)

Aun así, los analistas consultados subrayan la importancia del acuerdo firmado en Washington. “Solidifica el apoyo de EE UU a Armenia antes de que la Administración de Trump comience a rodar. Incentiva los esfuerzos armenios por resistir a la influencia rusa y disuade el uso de la fuerza por parte de Azerbaiyán”, opina Richard Giragosian, director del centro de análisis Centro de Estudios Regionales.

El conflicto con el vecino Azerbaiyán —que ha provocado varias guerras abiertas en los últimos 35 años— ha sido uno de los motores de este cambio de alianzas de Armenia. Durante las ofensivas de Azerbaiyán entre 2020 y 2023 para recuperar el control de Nagorno-Karabaj (un enclave de mayoría armenia en territorio azerbaiyano) y contra el propio territorio de la República de Armenia, la tibia respuesta de Moscú y la ausencia de apoyo de su tradicional defensor ha llevado al Gobierno de Pashinián a buscar otros aliados. Por ejemplo, la Unión Europea, a la que pretende solicitar formalmente la adhesión este año y que ha enviado un equipo de monitorización a la frontera armenio-azerbaiyana, y Estados Unidos. “El simbolismo del compromiso estadounidense con Armenia se espera que sirva para detener las amenazas azerbaiyanas. No es suficiente, por supuesto, pero es un buen comienzo”, añade el experto.

Benjamin Poghosián, analista del Instituto de Investigación sobre Política Aplicada (APRI) de Ereván, matiza que el acuerdo “no cambia las reglas del juego” puesto que “no incluye garantías de seguridad vinculantes para Armenia”, aunque sí “supone una pieza más en la estrategia de disuasión” de Armenia. Y, además, es “un importante pilar en la estrategia de diversificación de política exterior” que Armenia inició hace tres años.

Para Estados Unidos, es un modo de mantener su influencia en la volátil región del Cáucaso meridional, considerada por Rusia como su patio trasero. Durante los noventa, el principal aliado de Washington fue Azerbaiyán, pero se ha ido escorando cada vez más hacia la cooperación con Rusia. Georgia, que también era un firme aliado de EE UU desde inicio de los 2000, tiene un Gobierno que en los últimos años se ha alejado de Occidente para reforzar sus lazos con Moscú.

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