El difícil regreso de los sirios que huyeron a España: “Siento alegría por estar en casa y tristeza por la pobreza que veo”
La caída de Bachar el Asad impulsa a muchos miembros de la diáspora a volver, pero la economía en ruinas de su país de origen y problemas burocráticos por no tener pasaportes en regla se lo impiden
La caída del régimen de Bachar el Asad fue acogido con una gran alegría entre la diáspora siria en el mundo entero, sobre todo entre aquellas personas que tuvieron que abandonar el país durante una guerra civil que se prolongó más de 13 años. En muchas ciudades europeas, incluidas Madrid y Barcelona, se organizaron concentraciones de celebración a mediados de diciembre. En España hay registrados cerca de 20.000 refugiados sirios o demandantes de asilo. La posibilidad del retorno a Siria ha formado parte de sus conversaciones de forma habitual durante las últimas semanas. Muchos de ellos desean volver a su país, pero se enfrentan a serios obstáculos que dificultan la empresa.
Majid Hamdan, de 33 años, es uno de los afortunados que tienen la nacionalidad española y han podido viajar unos días a Siria “para ver cómo está la situación”. “Siento una mezcla de alegría por estar aquí en Siria, y de pena por la pobreza que veo. Mucha gente apenas puede comprar pan”, comenta desde el norte, la provincia de Idlib, el feudo de las milicias islamistas que derrocaron a El Asad. “Aquí, las cosas están mejor. Al menos, hay electricidad todo el día. En el resto del país, solo hay un par de horas … En mi pueblo, Zabadani, la casa de mi familia y muchas otras están en ruinas. Ahora mismo, para mi familia es imposible mudarse a Siria”, añade Hamdan, que reside con su esposa y sus tres hijos en Zamora.
“Hay gente que trabaja aquí y no puede romper los contratos. Otros tienen sus casas destruidas. Y también los hay que padecen graves enfermedades”, sostiene Okba Mohamed, periodista refugiado y cofundador del medio online de información sobre Siria Baynana. Según el oftalmólogo Mouafak Asaad, para estos últimos, los enfermos, sería una locura volver. “He visitado muchos hospitales públicos del país, y solo he visto uno que sea más o menos funcional. Alguno, más que un hospital parecía un establo”, lamenta Assad, jefe del Servicio de Oftalmología del Consorcio Sanitario de Terrassa (Barcelona).
Residente en España desde hace más de 40 años, en su caso el motivo de la visita a Siria fue evaluar el estado del sistema público de salud para diseñar algún futuro proyecto de cooperación o coordinar el envío de ayuda. “La guerra lo ha cambiado todo. En 2008, el nivel de los hospitales no eran muy diferentes de los catalanes”, recuerda sentado en un restaurante damasceno. Actualmente, se estima que un 90% de la población siria vive por debajo del umbral de la pobreza y, según datos del Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados, ACNUR, unos 16 millones de habitantes, un 75% del total, requiere de ayuda humanitaria. “No solo los sueldos son muy bajos, es que los precios no son tan baratos. Tomar un café cuesta casi lo mismo que en Barcelona”, asevera Asaad.
Los problemas para volver a Siria no son solo económicos. También influye la burocracia. “No tiene sentido quedarme en España ahora. Pero, de momento, no puedo volver porque estoy en un limbo legal. Llevo seis años atrapado aquí”, explica Mohamed. Como muchos otros miembros de la diáspora, este periodista refugiado no dispone de su pasaporte sirio en regla y tampoco ha recibido todavía la nacionalidad española. Durante el conflicto, muchas embajadas del país árabe se negaban a renovar los documentos a las personas que habían buscado refugio en el extranjero, una especie de castigo por suponer que apoyaban a los rebeldes. “Las nuevas autoridades han dicho que ahora las embajadas ya volverán a expedir documentos a todos los sirios. Pero yo he llamado a la de Madrid y no cogen el teléfono”, relata Mohamed, un joven de 26 años residente en la capital española.
Bassem Bedawi, un graduado en literatura inglesa en la Universitat de Barcelona de 32 años, está en una situación legal parecida. “Me gustaría poder ir para ver cómo está la situación y evaluar la opción de volver. Pero, de momento, no puedo hacerlo porque no tengo papeles”, comenta Bedawi en una conversación telefónica. Turquía, que alberga unos tres millones de refugiados sirios, ha encontrado una fórmula para superar este obstáculo y facilitar los planes de retorno. “El Gobierno permite que un miembro de cada familia pueda viajar hasta tres veces a Siria durante un periodo de seis meses sin perder el permiso de residencia”, explica Muhsen Mustafá mientras sorbe un vaso de té en el centro de Damasco. Residente en Estambul desde hace una década y padre de una hija de 13 años, no se plantea mudarse hasta el verano, cuando haya acabado el curso escolar. Muchas familias con hijos en edad escolar hacen una reflexión muy parecida.
Vuelta de 125.000 personas
De los casi siete millones de sirios que se refugiaron en el extranjero durante el conflicto bélico, unos 125.000 han regresado en el mes que ha pasado desde la caída del antiguo régimen, de acuerdo con ACNUR. Aparte de Alemania, los países que acogieron a un mayor número de refugiados son los vecinos de Siria: Turquía, Líbano, Jordania y Egipto. Así pues, no es de extrañar que la mayoría de los retornados sean de Turquía y Jordania (50.000 de cada uno de estos dos países). Además, también han retornado a sus casas cerca de 500.000 de los 7.4 millones de desplazados internos. ACNUR reclama un esfuerzo a la comunidad internacional para que proporcione ayuda a aquellos que quieran volver. “Si no pasamos de las palabras a las acciones, para muchos retornados su nueva vida significará dormir rodeados de sábanas de plástico”, ha declarado Gonzalo Vargas Llosa, representante de ACNUR en Siria.
En el resto de países de la Unión Europea, los refugiados sirios afrontan una situación parecida a la de España. “Pienso muy a menudo en la cuestión del retorno. Pero la decisión dependerá de si hay una mejora en la situación sobre el terreno, de si hay un entorno más estable y seguro”, afirma Ammar Naquib desde Bruselas.
Bélgica forma parte del grupo de países de la UE junto a países como Alemania, Austria, Finlandia o Suecia que pocas semanas después de la huida de El Asad a Rusia decidieron suspender los procesos de petición de asilo. Ahora bien, ello no significa que los sirios residentes en estos países vayan a ser deportados. Según la Comisión Europea, actualmente, “no se dan las condiciones para un retorno a Siria seguro, voluntario y digno”. De momento, la mayoría de sirios deberán esperar para poder cumplir su sueño de volver a su país.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.