Starmer exhibe la potencia nuclear del Reino Unido ante la amenaza rusa
Más de 30 altos mandos militares de Occidente se reúnen en Londres para preparar la fase operativa de una hipotética fuerza de paz en Ucrania. El primer ministro pone más énfasis en el control del espacio aéreo o marítimo que en el envío de tropas


Keir Starmer está decidido a ignorar las señales negativas que emite Moscú, y a seguir trabajando sobre la posibilidad de que un acuerdo de paz entre Rusia y Ucrania es posible. Y, sobre todo, que el Reino Unido, junto a una “coalición de voluntarios”, puede construir una fuerza de paz que garantice ese acuerdo. Como prueba de la voluntad renovada del primer ministro de mostrar el liderazgo militar de su país en la era post Brexit, Starmer ha protagonizado una inédita imagen: ha visitado, junto a su ministro de Defensa, John Healey, el submarino nuclear HMS Vanguard, recién regresado a su base escocesa. El Gobierno laborista recordaba así a Vladímir Putin y a la comunidad internacional la capacidad disuasoria nuclear de la que dispone el Reino Unido, el único país europeo que la tiene junto con Francia.
Más de 30 altos mandos militares de diferentes países de Occidente (Europa, Canadá, Australia y Nueva Zelanda) se han reunido este jueves a puerta cerrada en la sede de la Junta de Jefes de Estado Mayor británica, en la localidad de Northwood (al noroeste de Londres). En nombre de España estaba previsto que asistiera al encuentro el almirante general Teodoro López Calderón, jefe de Estado Mayor de la Defensa.
El propósito de la reunión, adelantada el pasado domingo por Starmer al término de una videoconferencia con 26 jefes de Gobierno, es el de avanzar ya hacia una fase operativa en la respuesta que lideran el Reino Unido y Francia. “Si se alcanza un acuerdo [de paz], y yo confío en que se alcance, la paz que se alcance debe ser sostenible. Y eso supone que haya garantías de seguridad”, dijo Starmer a la BBC. “Hoy vamos a saltar del concepto acordado por los líderes políticos a los planes. Debemos centrarnos en cómo preservar la seguridad en el espacio aéreo, en el marítimo y en las fronteras con Ucrania, colaborando con los ucranios. Hay que empezar a trabajar ya en todo eso”, señaló el primer ministro.
“Se trata de dejar claro a Rusia que habrá graves consecuencias si incumple su parte en cualquier acuerdo de paz”, añadió Starmer.
No se espera una decisión firme de un encuentro que se prevé el primero de muchos más. Se trata, han explicado desde el Gobierno británico, de comenzar a definir las aportaciones que cada uno de los países que se acaben sumando a la “coalición de voluntarios” pueden hacer al esfuerzo de paz. Más allá del compromiso ya hecho público por los gobiernos británicos y francés —y en cierta medida del australiano— de enviar soldados al territorio de Ucrania como fuerza de paz tras un hipotético acuerdo, quedan muchas incógnitas por resolver, como la cifra de ese contingente o su capacidad operativa.
De hecho, Starmer no ha puesto este jueves el énfasis en el posible envío de tropas, sino en reforzar la seguridad del espacio aéreo o marítimo de Ucrania. “Contemplamos el mar, en un primer escenario, el cielo, y obviamente el territorio y las fronteras”, ha dicho a los mandos militares.
El diario Financial Times señala que durante la videoconferencia del sábado comenzó a producirse ese giro, que se alejaba de la idea de “las botas sobre el terreno”, la expresión que alude al envío de soldados.
Debe tratarse de una fuerza de paz que transmita credibilidad, y dé al Gobierno ucranio la posibilidad de rearmarse, ha explicado el secretario británico de las Fuerzas Armadas, Luke Pollard. “Putin no se detendrá si vence en Ucrania. Si conquista todo el país, como lleva planeando desde hace años, se rearmará y buscará dónde extender su influencia y dominio”, ha dicho Pollard.
Starmer lucha en estos momentos contra malos augurios. Vladímir Putin ya ha dejado claro que no quiere tropas europeas en Ucrania. Y la Administración estadounidense de Donald Trump no ha dado señal alguna de estar dispuesta a contribuir con garantías de seguridad a ese posible esfuerzo de paz, a pesar de que el primer ministro británico no deja de repetir que se trata de una condición indispensable.
Países europeos de la relevancia de Alemania, Italia, Polonia o España no están demasiado convencidos de la oportunidad de construir ya una coalición, como la que persigue Starmer, cuando ni siquiera está claro que se pueda alcanzar un alto el fuego efectivo.
“Tengo muy claro que el [hipotético] acuerdo de paz que se alcance puede tener un desarrollo en diferentes fases, y para ello habrá diversas opciones, diferentes aspectos que deberán ser planeados. Cuanto más planeemos ahora, mejor. Debemos adelantarnos a los desafíos, para procurar ser lo más efectivos posibles”, dijo Starmer a los altos mandos militares de Northwood.
La disuasión nuclear
El Reino Unido mantiene desde la segunda mitad del siglo XX una capacidad de disuasión nuclear que, a diferencia de Francia, ha vinculado siempre a la OTAN, aunque la capacidad última de decidir corresponda al primer ministro británico. La “disuasión marítima permanente” es parte fundamental de esa estrategia. Al menos un submarino de la Royal Navy permanece constantemente en aguas marinas, sin especificar localización o calendario, como garantía de una respuesta nuclear segura ante una posible amenaza.

El HMS Vanguard, visitado por Starmer, ha regresado a puerto después de 200 días de misión. Starmer ha visitado también este jueves el puerto de Barrow, para presidir la “puesta de quilla” (la ceremonia que da inicio a la construcción de una embarcación) del primero de los submarinos nucleares Dreadnought, la nueva generación que debe estar lista para próxima década de 2030.
“El Kremlin respeta el arsenal nuclear del Reino Unido, porque es una capacidad disuasoria independiente, pero comprometida con la OTAN”, defendió el primer ministro en las horas previas a reunirse con los altos mandos militares.
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