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La policía de Estados Unidos no tiene pistas en el caso del analgésico envenenado que causó siete muertes

A las cinco semanas de producirse los primeros envenenamientos causados en la zona de Chicago por el analgésico Tylenol envenenado con cianuro, los numerosos medios policiales volcados en la investigación se encuentran sin ninguna pista fiable que seguir. Mientras tanto, la opinión pública, cada vez más sensibilizada, vivió con alarma la tradicional fiesta de Halloween, en la víspera de la festividad de Todos los Santos, cuando los niños recorren las casas disfrazados pidiendo caramelos.

La alcaldesa de Chicago, Jane Byrne, había pedido a los padres que vigilaran a los niños, especialmente en lo referente a los dulces y caramelos conseguidos durante el Halloween, ante el temor de que algún imitador del envenenador de Chicago les entregara caramelos envenenados. Los servicios de radiología de la mayoría de los hospitales del país se ofrecieron voluntariamente a examinar los dulces que las pandillas de niños habían ido recogiendo para darles el visto bueno.Mientras tanto, los últimos días parecen haber producido un respiro en los nuevos casos de productos manipulados en los que se han descubierto sustancias extrañas más o menos peligrosas, casos que se han repartido por todo el país. Desde el del colirio mezclado con ácido clorhídrico que se produjo a los pocos días de las muertes de Chicago, una decena de medicamentos y alimentos han sido denunciados, sin que ninguno haya llegado a producir víctimas mortales.

Algunos de los casos denunciados se han demostrado falsos productos de un afán de notoriedad. Es lo que sucedió con un californiano de veintisiete años Gregg Blagg, que afirmó haber estado a las puertas de la muerte tras consumir cápsulas de Tylenol en las que luego se encontraron granos de estricnina. La policía encontró otro frasco con estricnina en la misma tienda donde Blagg había comprado el suyo, pero Blagg fue finalmente sometido a un detector de mentiras, y la pista desechada después de haberle dedicado varios días.

Finalmente, la única pista proclamada como esperanzadora por la policía de Chicago y basada en una fotografía obtenida por una cámara oculta en una de las tiendas donde se compró el Tylenol envenenado tampoco ha resultado fructífera. El sospechoso no ha sido encontrado, y los técnicos de la NASA llamados para examinar la fotografía no han corroborado la identificación realizada por la policía.

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