La Administración Reagan adapta su política a un próximo relevo en la dirección soviética

La Administración del presidente norteamericano, Ronald Reagan, está adaptando su política respecto a la URSS ante la eventualidad de un inminente relevo en la dirección soviética, con el propósito de que el próximo líder del Kremlin tenga una idea clara de los puntos de vista norteamericanos, dijeron fuentes oficiales en Washington.Fuentes comprometidas en las relaciones con la URSS comentaron que en los últimos días los responsables del espionaje norteamericano coincidieron en que la salud de Leónidas Breznev, líder soviético por espacio de 18 años, ha empeorado y desea que se le reemplace. Sin embargo, no existe certeza sobre cuándo se producirá el relevo y quién será designado para la sucesión.

Breznev, que cumplirá 76 años el próximo mes de diciembre, sufre una serie de dolencias, agravadas en los últimos años, particularmente en los últimos cuatro, en los que sus apariciones públicas se redujeron drásticamente.

"Creo que la CIA (espionaje norteamericano) y el Departamento de Estado tienen candidatos diferentes", dijo una fuente oficial. "Pero los viejos líderes soviéticos no dan pruebas de que alguien vaya a mandar; por eso se está atento a varías personas".

El secretario de Estado, George Shultz, recibió informes sobre la situación en la dirección del Kremlin, pero se convenció de que cualquiera que sea la figura que emerja como sucesor de Breznev no obligará a un cambio en los planes norteamericanos.

Determinadas informaciones de la semana pasada se refirieron a que durante las dos entrevistas que mantuvo Shultz con su homólogo soviético, Andrei Gromiko, en Nueva York no sirvieron para establecer un avance sobre nuevos acuerdos norteamericano-soviéticos, sino para que Moscú recibiese los puntos de vista de Washington sobre las relaciones con la URSS bajo un nuevo líder.

Relaciones

De esta forma, durante las siete horas y media de conversaciones, Shultz expuso a Gromiko, a ese respecto, una serie de medidas para las relaciones futuras entre ambas naciones, con la finalidad de que alguien del entorno del ministro soviético las transmitiese al Politburó del Partido Comunista de la URSS (PCUS) y la reacción de alguno de sus miembros pudiera determinar qué figura se perfila como sucesor de Breznev.Como prueba de que Moscú está a las puertas del relevo, fuentes oficiales apuntaron que durante todas las conversaciones entre Shultz y Gromiko nadie adelantó la posibilidad de una reunión cumbre entre Breznev y Reagan.

Fuentes del Departamento de Estado informaron que diplomáticos soviéticos han informado a sus colegas norteamericanos que Breznev solamente trabaja dos días a la semana y le resulta imposible aguantar una conversación de larga duración.

De cara a la sucesión, los expertos tuvieron en mente a Andrei Kirilenko, pero, según rumores procedentes de Moscú, está enfermo y en decadencia. Las especulaciones se centran ahora en Yuri Andropov, ex presidente del KGB (policía política y espionaje soviético), pero no se le ha visto en público desde finales del pasado mes de agosto. Quien parece contar con más probabilidades es Konstantin Chernenko, protegido de Breznev. En los cálculos aparece tambien Víctor Grichin, jefe del partido en Moscú.