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Crítica:CINE
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Apasionante y apasionada

Una dinámica locutora de televisión explica ante las cámaras cómo se prepara un plato de comida. Al concluir, y sonriendo siempre, se suicida en directo.Así empieza la última película de Carlos Saura. Por vez primera con guión ajeno y producida en otro país, Antonieta supone un nuevo impulso en la carrera cinematográfica de uno de nuestros mejores directores.

Saura parece haber concluido un ciclo de su filmografía. La introspección poética que sobre nuestra memoria colectiva, nuestro pasado y la realidad ha significado la mayor parte de su trabajo corría el riesgo de limitarse a los confines de una narrativa que jugara con elementos ya ampliamente desarrollados. Dulces horas, última película de ese ciclo, no tenía ya parte de la vitalidad creativa que Saura había mostrado, por ejemplo, en su título suburbano Deprisa, deprisa, donde la emoción y el análisis se conjugaron con su habitual maestría.

Antonieta

Dirección: Carlos Saura. Guión: Jean Claude Carriere, sobre la novela de Andrés Henestrosa. Fotografía: Teo Escamilla. Intérpretes: Isabelle Adjani, Hanna Shygulla, Ignacio López Tarso, Carlos Bracho, Gonzalo Vega. Franco-mexicano-española. 1982. Local de estreno: Palafox.

Antonieta es un paso más en ese planteamiento de nuevas expresiones. Saura ha cedido su punto de vista a uno de los personajes de la película, la periodista que busca razones para explicarse tantos y tantos suicidios de mujeres. De entre los casos que conoce, es el de la mexicana Antonieta Rivas Mercado, suicidada en la cátedra del Nôtre Dame, en febrero de 1931, el que más la seduce. A su investigación asiste Saura contemplando cómo esta mujer de nuestros días trata de entender la vida de la lejana Antonieta, frustrada en la política, el arte y el amor, pero sensible siempre a la época en que vivía.

Una comunicación en el tiempo, una identificación imposible: son caminos distintos los de estas dos mujeres. Ana persigue la huella de Antonieta; le responden testigos lejanos y el decorado cotidiano que refleja la herencia de aquella revolución en la que Antonieta empezó a conocer la vida. Una vida apasionada, contradictoria, que Saura nos ilustra con precisión, sorprendiéndonos, junto a la periodista, de esas 87 cartas de amor que Antonieta escribe a Manuel Lozano, pintor homosexual, a quien siempre mantendrá una fidelidad amorosa; o de su nervioso alistamiento a la causa de José Vasconcelos, filósofo tímido y político perdedor que arruina las últimas ilusiones de Antonieta.

Personajes reales

Todos los personajes existieron, y uno de ellos, Andrés Henestrosa, que en la pantalla aparece bajo el nombre de Vargas (Ignacio López Tarso), es quien escribió el libro sobre el que Jean Claude Carriere se ha inspirado para estructurar el guión. Apoyado en él, Saura se adentra en un país que no es el suyo y lo resume en ¡imágenes certeras, combinando los documentos históricos con otros que él filma en el presente, ampliando así su curiosidad a tiempos distintos, a ricos y pobres, a ingenuos y fanáticos. México está reflejado en su película de extranjero con una impronta que no encontraron Antonioni, Bergman o Wenders, autores recientes que no supieron prolongar su poética en geografías distintas a las suyas.Antonieta, burguesa amante del arte, viajera y generosa, es un ejemplo de cierta inquietud feminista que se contagió a otras literatas latinoamericanas: de los años veinte, pero, antes que eso, es un vehículo para mostrar etapas de la vida de un país al que Saura se acerca con seriedad. Le ayudan el fotógrafo Escamilla y las dos actrices, que han sabido ponerse al servicio de una historia que les exigía más presencia que un complicado ejercicio dramático.

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