La guerrilla resiste la contraofensiva del Ejército salvadoreño
Cinco poblaciones salvadoreñas, en los departamentos de Morazán y Chimaltenango, se encuentran desde hace diez días en poder de la guerrilla, como resultado de la llamada ofensiva de octubre. Con esta operación, el frente Farabundo Martín para la Liberación Nacional (FMLN) ha tratado de mostrar un aumento de su capacidad militar, que le permite ya no sólo ocupar por sorpresa un municipio, sino sostenerlo frente a un Ejército que moviliza miles de soldados.Entre las poblaciones ocupadas figura Perkuin, segunda en importancia del departamento de Morazán. Las tres principales carreteras del país, la troncal del norte, la panamericana y la del litoral, han sido escenario de combates y asaltos guerrilleros, hasta el punto de que fuentes gubernamentales admiten que el tráfico se ha reducido a la mitad.
A partir de esta nueva demostración de fuerza, el FMLN ha ofrecido al Gobierno una propuesta de diálogo. A través de la emisora rebelde Radio Venceremos, el comandante guerrillero Jorge Meléndez, Jonás, que dirige el centro de Morazán, exhortó al Gobierno a iniciar conversaciones de paz sobre bases responsables, a fin de evitar una mayor sangría al país.
Por primera vez, un representante cualificado en la guerrilla se ha identificado con los proyectos reformistas que en octubre de 1979 movilizaron a un amplio sector del Ejército para derrocar al general Romero.
Frente a un Gobierno que este año ha silenciado la celebración del tercer aniversario del golpe, porque podría molestar a los grupos derechistas que lo sustentan, es la guerrilla la que se proclama defensora de los proyectos originarios de reforma agraria, nacionalización del comercio exterior y de la banca.
"Los intereses de octubre de 1979", dijo el comandante Jonás, son los intereses del FMLN. Somos conscientes de que en el seno de las fuerzas armadas hay un amplio núcleo de oficiales que también los comparten. Las fuerzas armadas no son nuestros enemigos sino el alto mando fascista que obedece a intereses ajenos a los de la patria.
Aunque resulta difícil creer que los sectores más radicales de la guerrilla hayan moderado sus posiciones hasta situarse en un plano meramente reformista, es obvio que la negociación que propone Meléndez tiene poco que ver con el diálogo indirecto que, según el embajador norteamericano en San Salvador, Deane Hinton, se habría iniciado ya entre el Gobierno que preside Alvaro Magaña y ciertos sectores de la oposición.
La vieja aspiración del departamento de Estado consiste en que las organizaciones cristianas y socialdemócratas que apoyan a la guerrilla se separen del Frente Democrático Revolucionario (FDR y terminen incorporándose a la vida civil, lo que permitiría a la Administración Reagan presenta al FMLN como un simple producto de la infiltración marxista, si un mínimo respaldo de organizaciones democráticas.
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