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La 'Photokina 82' presenta en Colonia la historia de la fotografía, desde el daguerrotipo al vídeo

Con motivo de la Feria Mundial de Fotografía 'Photokina 82', la ciudad de Colonia se ha convertido en centro de unas treinta exposiciones de fotografía, que abarcan desde los comienzos del daguerrotipo hasta el vídeo. Fotografía total podría ser el lema del mes de octubre en Colonia, donde en cada esquina está organizada una exposición de fotos, que llegan a provocar un verdadero mareo al que intente recibir una impresión sobre los materiales expuestos.

En la margen derecha del Rin está la 'Photokina', con treinta kilómetros de galerías; y pasillos, donde las fábricas de material óptico exponen sus últimas novedades -desde la película de máxima sensibilidad, la minireceptora de televisión o la minicárnara de vídeo-. Los resultados de la técnica, las fotos, se pueden contemplar en un sinfin de exposiciones en la margen izquierda del Rin, en el centro de la ciudad. La exposición más ambiciosa, Fotografia 1922-1982, concentra siete temas diferentes, exhibiciones de vídeo y las fotos premiadas en el concurso Diafragma 80/81, organizado por los diarios alemanes para premiar fotos de aficionados. Con el epígrafe Fotografía. 1922-1982 se exponen obras de dieciocho fotógrafos, agrupados bajo los títulos Realidad inventada, Mujeres a la luz, Realidad inusitada, Signos y momentos de los tiempos, Construcción de la realidad, Firma de la naturaleza y Diálogo con la nueva generación.Uno de los fotógrafos expuestos en Colonia, el norteamericano Edward Weston, escribió que "si se toma a una persona ignorante y una cámara para copiar una manzana, el resultado no será más que la copia de una manzana. Pero si se entrega la misma manzana y la misma cámara a una persona capaz de ver algo más que la superficie de la manzana y sus características de comestible, a alguien que comprenda el significado de la manzana, el resultado será más que una manzana".

Las fotos de Weston transmiten una sensación de soledad y aislamiento. Paisajes desérticos del oeste de Estados Unidos, fragmentos de fábricas, de locomotoras o personas. En la selección expuesta en Colonia de las fotografías de Weston no se advierte la influencia de su compañera, Tina Modotti, y de los muralistas mexicanos, con losi que convivió durante su estancia en México en los años veinte.

El polo opuesto de la fotografía de Weston podría ser la serie de Friedrich Seidenstuecker sobre el Berlín de los años veinte, con la persona como centro de interés. Seidenstuecker concentra su atención en el hombre de la calle, la chica que salta el charco, el cochero dormido, el repostero que lleva las rosquillas o el policía de tráfico. Paralelo a Seidenstuecker, se expone la fotografía de Robert Frank, "el visionario de la vida cotidiana, el maestro del retrato del hombre corriente". En la fotografía de Frank destaca la serie dedicada a Estados Unidos entre los años 1950 y 1960, escenas que van desde un muerto en una carretera de Arizona a la gasolinera vacía de Nuevo México. La llegada a Nueva York o los niños en la playa que leen un periódico que anuncia en grandes titulares la muerte de Marilyn.

La fotografía de Frank produce una sensación de tedio existencial, del aburrimiento de lo cotidiano, como queda captado en la cara de Mónica Vitti en la foto Roma. El apartado dedicado a la mujer enfrenta también los estilos de Helmut Newton con el norteamericano Paul Outerbridge hijo y el checo Frantisek Drtikol.

En Newton se mezcla el estilo de la fotografía para revista de modas con la influencia surrealista y psicoanalítica. El resultado son fotos de un sexo frío y distante, con una componente sadomasocluista. Las mujeres de Newton resultan lejanas, como maniquíes sin vida y seres irreales. Lo contrario de Outerbridge, que presenta a la mujer en toda su sensualidad, como algo de carne y hueso, con fotos que tienen una connotación de calendario de camionero de los años cincuenta, aunque la serie expuesta en Colonia fue realizada entre 1935 y 1938, para escándalo de la sociedad puritana de la época.

Los desnudos del checo Drtikol presentan una combinación de luces y sombras, "un documento único de la búsqueda de la nueva luz con el medio fotográfico". Son fotos realizadas a finales de los años veinte, en las que combina el desnudo de la mujer con figuras geométricas, con un sabor a cubismo y modernismo.

El defecto de la exposición de Colonia es la acumulación excesiva de materiales, que provocan una verdadera indigestión.

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