La loca aventura
Un apasionado de la ópera decide hacer oír en pleno Amazonas una representación que interpreten Enrico Caruso y Sarah Bernhardt. Aunque no existen condiciones objetivas para ello, el melómano quiere construir el teatro adecuado para transformar esas locuras en realidad. No tiene dinero, carece. de contactos, pero su obsesión es más fuerte que la evidencia. Fitzcarraldo decide hacerse rico, lograr el poder que precisa; si el negocio del caucho es el más rentable de la comarca, es viable, pues, una idea que rebaje considerablemente su necesario traslado.Comienza así una loca aventura en la que el aficionado a la ópera debe estudiar minuciosamente la geografía que le rodea y encontrar en ella una solución ventajosa: si los barcos carecen de seguridad en el punto en el que dos ríos se encuentran, es necesario idear un sistema por el que ese punto desaparezca del trayecto comercial.
Fitzcarraldo
Guión y dirección: Werner Herzog. Fotografía: Thomas Mauch. Música: Popol Vuh y grabaciones originales de Enrico Caruso. Intérpretes: Klaus Kinski, Claudia Cardinale, José Lewgoy, Miguel Angel fuentes. Alemana, 1982. Drama. Local de estreno: Luna.
Fitzcarraldo considera viable que los barcos de transporte atraviesen una montaña, aunque las dificultades sean enormes. Es una empresa aún más descabellada que la de la ópera en, el Amazonas, pero a la que se dedican todos los esfuerzos. La locura se multiplica, se hace más inviable.
Una aventura ejemplar
A Werner Herzog, el director de Fata Morgana, Aguirre o la cólera de Dios, Kaspar Hauser, Stroszek o Nosferatu, la aventura de su protagonista le parece ejemplar. En una época en la que parecen perdidas las causas románticas, su esfuerzo tiene connotaciones míticas. A Fitzcarraldo no le alcanza el desencanto. Lucha vigorosamente, aun sabiéndose perdedor, no ya sólo contra sus enemigos naturales, aquellos que no creen que la ópera tenga alguna razón entre los indios que habitan la selva, sino contra la naturaleza, cuya lógica no es superable con hábil dialéctica.La empresa de la película es similar a la de su héroe. Tuvo muchos problemas Herzog para llevarla a buen fin; no se trata sólo del curioso anecdotario de cualquier rodaje, sino de graves problemas que le obligaron a reiniciar el rodaje cuando éste parecía suficientemente bien encaminado. Problemas de producción que obligaron a reemplazar a Jason Robards por. Klaus Kinski y a eliminar al personaje que en la primera versión debía interpretar Mick Jaegger. Un -desastre que el propio Herzog explica con detalle en el mediometraje Burden of dreams, dirigido por Les Blank y que se proyectó en el último festival de Cannes, donde Flizcarraldo ganó. un premio especial del jurado. La fuerza del petsonaje estaba más inteligentemente comunicada por Ro bards, más de acuerdo con la poética de Herzog que el histriónico Klaus Kinski, aunque éste haya sido habitualmente protagonista de las películaá del realizador alemán.
Frustración
Es probable, sin embargo, que esas dificultades y ese histrionismo sean culpables de la frustración general que signfica Fitzcarraldo. Como a su propio personaje, a Herzog le ha podido el tamaño de la empresa, y alarga innecesariamente su narración, incluso hasta rozar lo obvio. Dentro de los límites de una obra curiosa, original, inesperada, Fitzcarraldo arrastra una duración excesiva, un tan enloquecido amor por la locura de su protagonista, que ha hecho perder los límites a cuantos se empeñaron en narrarla. Extralimitación que a veces compensa el espectáculo di la acción y, en otras, la complicidad con ese extraño personaje que parece salido de épocas remotas, inexistentes.
Babelia
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