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Reportaje:

Un barrio barcelonés declara 'zona peligrosa'

Los vecinos de la Verneda acusan a los gitanos de la Perona de la ola de delincuencia declarada en los últimos días

El barrio popular de la Verneda contempla las 336 barracas gitanas de la Perona como un sarpullido urbanístico, fuente de todos los males de inseguridad ciudadana. Los gitanos se defienden diciendo que entre casi 2.000 personas hay gente de todo tipo, "como en los barrios de los payos". La chispa que encendió el conflicto saltó hace dos semanas, después de producirse una oleada de robos a tiendas y a particulares, casi siempre de pequeña monta, pero que radicalizaron las conversaciones de los bares y de las escaleras vecinales. "Y si las autoridades no nos hacen caso, prendemos fuego a las barracas", ha amenazado, bravucón, algún insensato en la manifestación violenta del miércoles último. El vecindario ha salido a la calle, de forma espontánea, cortando día tras otro las dos autopistas de entrada a Barcelona por el norte.En todas estas acciones de protesta, la asociación de vecinos de la Verneda Alta no ha tenido ningún protagonismo: "Estamos en contra de estas actitudes, que son seguidas por una parte importante del vecindario. Ante la imposibilidad de frenarlas, estamos dispuestos a dimitir de nuestros cargos".

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Acciones de provocadores

Los desórdenes callejeros de la Verneda tienen aspectos altamente sospechosos. Ninguna entidad cívica ha convocado a las manifestaciones pero, en cambio, han aparecido octavillas en días pasados. E incluso han aparecido grupos de jóvenes, que con toda seguridad no viven en la zona, que reaccionaron a las cargas policiales con lanzamiento de piedras y ladrillos, quema de bolsas de basuras, barricadas de desperdicios y el incendio de un autobús de transporte público. "Estamos convencidos de que grupos de extrema derecha están aprovechando esta situación para desestabilizar y poner a los vecinos contra los partidos de izquierda del gobierno municipal", ha explicado a este diario una vocal de la asociación de vecinos. Un portavoz del consistorio asegura que "se está investigando la actuación de grupos organizados, que incluso podrían haber cobrado por su actuación". Lo cierto es que diecinueve personas han sido detenidas por los disturbios de pasados días, siete de las cuales han pasado a disposición del juez.

Los gitanos, por su parte, están atemorizados: "El otro día los hombres se fueron hasta el puente armados con palos, pues los payos querían incendiarnos las casas", dice una mujer de raza gitana, con un churumbel en brazos y otro que le tira de la falda. Los gitanos quieren pisos y están tan ansiosos de abandonar la Perona como los vecinos más radicales. Sin embargo, el plan del actual ayuntamiento no prevé soluciones rápidas. "Hemos empezado trasladando a veinte familias, pero queremos hacer las cosas bien hechas, para que sea posible su incorporación sin traumas", ha dicho el alcalde de Barcelona, Narcís Serra.

Cargar el muerto

En la Perona viven casi exclusivamente cafeletes, es decir, hijos de gitanos arraigados en Barcelona desde hace varias generaciones, aunque también hay algún núcleo de quinquis, según estudios sociológicos. En alguna ocasión se han registrado tiroteos entre la policía y grupos de delincuentes afincados en la zona, y se conoce la existencia de alguna banda, más o menos organizada, que ha llevado a cabo pequeños hurtos a punta de navaja. Sin embargo, también han pechado con otros hechos delictivos llevados a cabo por bandas foráneas. "Personas desconocidas han depositado maletas y bolsas con objetos de valor, a fin de que todo el mundo pensara que las habíamos robado los gitanos... Una persona paya, con un camión de patatas que habían sido robadas se paseé por la Perona y vertió sacos a la calle, para implicar a los gitanos en el hecho". La solución al conflicto de la Perona no se presenta fácil. Las asociaciones cívicas se reunieron el jueves, junto con los partidos de izquierda, para valorar la situación, al tiempo que la Federación de Asociaciones se reunía con el alcalde de la ciudad para pedir que se impulsaran las medidas de traslado de la población gitana a viviendas de nueva planta, así como para instar a una mayor vigilancia de la zona por la guardia urbana. La reunión sirvió para que las entidades dejaran constancia del rechazo de una parte importante de la población de los barrios del sector por su postura contraria a las concentraciones, para afirmar su poca representatividad de acuerdo con la actitud vecinal y para denunciar la actividad de grupos ajenos al barrio.Y mientras analizaban este punto, casi confirmándolo, un desconocido irrumpió en la reunión y anunció que un grupo de exaltados iba a prender fuego al local de la asociación de la Verneda Alta, donde se encontraba. "Aquel individuo únicamente quería atemorizarnos, conocedor de nuestra actitud en el conflicto."

"Ojo, zona peligrosa"

Ante el problema de la representatividad de las fuerzas vivas del barrio, sólo el buen tino del vecindario, una acción de vigilancia que devuelva la tranquilidad a esta zona de Barcelona, adonde se entra bajo una pancarta en la que se advierte "0jo, zona peligrosa", y la aceleración de la soluciones urbanísticas, podrá conseguir que la calma vuelva a los hogares de unos ciudadanos que han pasado del temor de la delincuencia al temor por los desórdenes callejeros.

Hace exactamente año y medio el Ayuntamiento de Barcelona convocó unas Jornadas sobre población gitana; en el primer punto de las conclusiones se insistía sobre el caso de la Perona, donde existen casi 2.000 personas hacinadas en barracas de 35 metros, muchas de ellas sin servicios, y cuyo estado se califica oficialmente de "deplorable".

Cristóbal López, cinco años de maestro en la Perona y vecino de la Verneda, conocedor como pocos de la idiosincrasia del barrio manifiesta que la Perona es un polvorín que se ha ido cargando en los últimos diez años:"Ha llegado el momento que las autoridades, Ayuntamiento, Generalitat y Gobierno Civil se tomen este caso en serio. Aquíhay quien ha trajinado latas de gasolina, amenazando que iba aprender fuego a ls chabolas. Ni las barricadas, ni los botes de humo son solución. Hay que firmar la paz, con soluciones bajo el brazo."

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