Una gran exposición oficial pretende rescatar una imagen desmitificadora de la Inquisición española
La primera gran exposición sobre la Inquisición española, que se inaugura hoy en el Palacio de Velázquez del parque del Retiro de Madrid pretende rescatar para la memoria histórica y colectiva de este país una imagen realista y desmitificadora de uno de los fenómenos más controvertidos y que más han influido en determinadas actitudes intransigentes y dogmáticas de una buena parte de los españoles. En la muestra, que quiere ser, según explican sus organizadores del Ministerio de Cultura, un hecho científico y didáctico, se exponen por primera vez documentos secretos rescatados, algunos de ellos todavía sin abrir, de los tribunales del Santo Oficio y otros objetos utilizados por la Inquisición.
La exposición, en la línea de la pasada muestra sobre la guerra civil, pretende dar a conocer a un público amplio y no especializado la historia de la Inquisición en general pero sobre todo la historia de la Inquisición en España dentro del contexto social, político y cultural en que se produjo. Tanto los contenidos expuestos como los montajes audiovisuales, realizados por el director de cine Basilio Martín Patino, y conferencias paralelas que se celebrarán durante el tiempo que dure la muestra quieren responder a los resultados a los que llega la moderna ciencia histórica, y para ello se ha procurado evitar los tópicos generalizados o los estereotipos deformantes.Por estas razones es posible que a muchas personas les defraude este tratamiento del "hecho inquisitorial", conducido de la mano de historiadores como Miguel Alcalá, Angel Avilés, Bartolomé Escandell, Joaquín Pérez Villanueva y Jaime Contreras, entre otros, que han huido, tanto de los tonos apologéticos, como de los denigratorios.
Se presenta así la Inquisición como un elemento más de la historia política y religiosa de España, aunque sin olvidar su influencia en las conductas sociales posteriores que para algunos todavía perduran en determinadas manifestaciones de intransigencia cuando no en formas de tortura adoptadas por regímenes políticos que incluso se dicen civilizados. Siete grandes bloques tratan de ofrecer una visión panorámica de la historia de la Inquisición en el ámbito de la cristiandad occidental, desde sus orígenes hasta sus actuales pervivencias institucionales.
La Inquisición no ha sido en principio un fenómeno español. Lo que en sus orígenes fue un movimiento de represión papal contra las heterodoxias a partir de la herejía de los albigenses, en España se convirtió en un instrumento de choque patrocinada por los Reyes Católicos contra los judaizantes. A partir de entonces el caso inquisitorial español fue el más conocido no sólo por sus peculiaridades y duración (fue abolida en 1834 tras haberla reinstaurado Fernando VII) sino también por las deformaciones de este fenómeno que provocó la Leyenda Negra.
La primera parte de la muestra que hoy se inaugura pretende recoger el entorno previo al establecimiento de la Inquisición en el que de la convivencia medieval de religiones y razas se pasa a la expulsión de los judíos no convertidos y a la conversión forzosa de los moriscos. Es entonces cuando nace la Inquisición y Torquemada es nombrado primer inquisidor general. Este hombre, cuya fama de persona intransigente se ha fijado profundamente en la historia española, se encargó de organizar la institución, y lo hizo de la forma más brutal.
Regulación de la tortura
Entre los años 1517 y 1519 el Santo Oficio se consolidó en la persecución, especialmente contra el erasmismo, los alumbrados y los protestantes y se dió paso a un tercer periodo, el más largo de todos, que abarca la época de la Contrarreforma (1570-1700), en el que se consolida la organización administrativa de este organismo, se multiplican los autos de fe, la persecución de los moriscos y se celebran algunos procesos célebres como el de fray Luis de León.Durante esta época la Inquisición española aportó entre otras novedades la de que apenas persiguió a los brujos. El Santo Oficio dejó de funcionar contra los brujos en 1620 cuando ésta era una práctica todavía muy corriente entre los tribunales europeos equivalentes a los de la Inquisición. Por otra parte se daba el caso de que muchos detenidos en España preferían que les juzgara y castigara un tribunal de la Inquisición a otro tipo de tribunales dado que el Santo Oficio se atenía en sus prácticas a unas normas rigurosas de trato al detenido incluso en la aplicación de las torturas. En la Inquisición española incluso hasta la tortura estaba regulada.
En la época borbónica la Inquisición entró en clara decadencia influida en parte por las ideas de la Ilustración, a pesar de que dió fuertes coletazos de censura con procesos a personas como Olavide y Macanaz. La lucha definitiva por la abolición de la Inquisición se produce en medio de los vaivenes absolutistas y liberales. Desaparecidas como tales de los organismos oficiales, las prácticas inquisitoriales se habrían perpetuado, según opinión de algunos historiadores, hasta nuestros días. Para esta exposición se han recogido muchos documentos inéditos del Santo Oficio.
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