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Quim Corominas y Broto reciben los premios de la IV Bienal de Barcelona

Victoria Combalia

Los premios de la cuarta edición de la Bienal de arte de Barcelona, convocada por la Caja de Barcelona, han sido fallados esta semana. Los premiados han sido Quim Corominas y José Manuel Broto. La Bienal ha cambiado este año de recinto: del palacio de la Virreina a las Reales Atarazanas, cedidas por el Ayuntamiento de la ciudad. Se presentaron unas mil obras (incrementando así el número de años anteriores), de entre las cuales se seleccionaron trescientas para la muestra.

Entre lo expuesto, sobresale una amplia mayoría de pintura abstracta con claras influencias de Ràfols Casamada, de la pintura gestual europea y de la abstracción norteamericana, aunque, eso sí, con una gama de colores mucho más armónicos que los de esta última escuela y con una mayor simplicidad de composición, lo cual daba al conjunto una cierta monotonía. Cabe destacar, sin embargo, las obras de G. Peyró -valenciano- y la de A. Viladesau en esta vertiente.

El 'pop' y el realismo fotográfico

En cuanto a ejemplos de realismo, una mayoría de obras se repartiría entre una tardía influencia del pop y del realismo fotográfico, entre el cual merece señalarse la obra de Guillem Rubió i Torres, similar alas del alemán Gerhard Richter. Algunos miembros del jurado mencionaron además el cuadro de Yoshiki Watanabe por su realismo misterioso y poético.Ciertas telas revelan la influencia de la última pintura transvanguardista, especialmente por los temas, como el de una crucifixión, del ex conceptual Jordi Benito, o los animales de Joan Rom, Francisco Ciriano, Ramón Albert y Rafael Fortezo. Muy poca abstracción geométrica, algún ejemplo de pattern-painting y algunos objetos.

Tarea difícil

Para el jurado, la tarea de otorgar un primer premio no fue nada fácil. José Manuel Broto, sin duda uno de los mejores pintores de la joven generación abstracta española, había presentado una obra que no conseguía la rotundidad de otras, por más que la energía de sus formas y de su empleo del color, ya tan personales, era palpable. Le fue otorgado el segundo premio, siendo concedido el primero a Quim Corominas, un artista gerundense de 31 años, por su obra Gavina. Se trata de una bella composición en azules, rojos, verdes y amarillos, semiabstracta, bien equilibrada y realizada con pincelada suelta de firme trazo. Se dieron además cuatro accésit, en vez de tres, dada la reiterada coincidencia de votos en cuatro obras: Peixes, de la joven artista gallega Menchu Lamas (tampoco tan bien lograda como otras suyas); Port, de Francesca Llopis, una artista desigual en su producción, pero cuyo cuadro sobresalía por su vigoroso color delimitando formas; Naturaleza muerta, de Miguel Rasero, una obra figurativa. impregnada de poética sencillez, y Sin título, de Aureli Ruiz, un pintor natural de Reus que evoca en su obra formas primitivas sobre grandes fondos vacíos.El jurado dio también una mención de honor a Mario Valle, por una obra titulada Dos quadrats, bastante insólita por su dibujo esquemático a lo Duchamp y su latente misterio.

Al acto asistieron el presidente de la Caja de Barcelona, Juan Josep Pintó; el director de la obra social de: dicha institución, Antoni Aliana, y el alcalde de la ciudad, Narcís Serra, quien entregó los prerpios y pronunció unas palabras a la gran cantidad de público asistente.

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