El Vaticano deberá pagar más de 200 millones de dólares por la quiebra del Banco Ambrosiano
El Vaticano tendrá que pagar posiblemente 250 millones de dólares (unos 28.500 millones de pesetas) por el asunto del Banco Ambrosiano. Parece ser que ha sido esta la conclusión a la que han llegado los tres sabios encargados por el secretario de Estado, cardenal Agostino Casaroli, de estudiar las reales responsabilidades del Instituto de Obras de Religión (IOR), presidido por el arzobispo Paul Marcinkus, en el escándalo de Roberto Calvi.Aún no se conoce oficialmente el veredicto de los tres grandes banqueros que han estudiado el caso, pero el Vaticano ha confirmado que la semana pasada el cardenal Casaroli convocó a Roma a tres de los quince cardenales de la comisión papal para el estudio de las finanzas vaticanas. Se trata del norteamericano Terence Cook, el alemán Joseph Hoeffner y el filipino Jaime Sin. Parece ser que el número dos del Vaticano ha querido comunicar a estos tres importantes cardenales los primeros resultados de la investigación de los tres sabios para con ellos estudiar el modo de hacer frente a esta imponente deuda, precisamente en el momento en que el Vaticano presentará en noviembre a la reunión de cardenales el déficit de las finanzas del último año, es decir, 3.000 millones de pesetas.
Confirmación del Vaticano
La noticia de este encuentro de Casaroli con la comisión de cardenales la revelé el diario L'Unita el miércoles pasado. Una nota oficial del Vaticano la confirmó, pero añadiendo que todo el resto de la información que publicaba el diario comunista "carecía de fundamento".Dicha información afirmaba, entre otras cosas, que "después del reciente reconocimiento por parte del Papa, el Opus Dei está "llamado en el futuro a tener un papel importante en la reorganización de las finanzas vaticanas".
Y añadía que, el arzobispo Giovanni Cheli, observador de la Santa Sede ante la ONU, que "cuenta con muchos amigos entre los banqueros del Opus Dei", podría ser el sucesor de monseñor Marcinkus como presidente del banco vaticano.
Y es que el problema que en este momento tiene el Vaticano es a quién pedir el préstamo de 250 millones de dólares para pagar las deudas de monseñor Marcinkus con el Banco Ambrosiano.
Parece ser que el Papa no quiere que se pida dicho dinero a los bancos norteamericanos ni a los bancos laicos. Por eso se piensa más bien en las instituciones bancarias católicas e institutos religiosos.
Pero entre las instituciones religiosas, ¿cuál es hoy la más capaz de ayudar al Papa a salir de este problema? En ciertos ambientes vaticanos no existen dudas: será el Opus Dei.
Además, en el Vaticano se piensa ahora que nadie mejor que el Opus Dei podría emprender en el futuro la planificación y reestructuración de las finanzas vaticanas después del doble escándalo Sindona-Calvi, ya que el Opus Dei cuenta con grandes expertos en la materia.
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