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Las relaciones España-CEE, en vía muerta hasta abril

Soledad Gallego-Díaz

El Gobierno que resulte elegido el próximo 28 de octubre deberá recapacitar seriamente sobre las negociaciones con la Comunidad Económica Europea (CEE), que se encuentran bloqueadas desde hace más de dos años. Antes que nada, el nuevo Gobierno deberá fijar claramente su posición frente a una nueva teoría que gana adeptos entre los expertos de la Comunidad: la adhesión de España sólo puede producirse con un sistema original, diferente del empleado en las dos ampliaciones anteriores.

Las conversaciones hispano-comunitarias, que no han alcanzado prácticamente nunca la categoría de negociación, han estado más congeladas que nunca en la segunda etapa del Gobierno de Leopoldo Calvo Sotelo, pese a los esfuerzos del Ministerio de Asuntos Exteriores por mantener una imagen de continuidad.En esta línea el Gobierno espafíol no ha anulado la sesión de negociación a nivel de suplentes que debe tener a primeros de octubre, aunque esté seguro de que se va a tratar, como ha ocurrido en los últimos meses, de una reunión completamente superflua.

Cincuenta días antes de que se celebren las elecciones legislativas en Espaflas la situación es la siguiente: los diez países que forman parte de la Comunidad Económica Europea han aceptado los argumentos de Francia, según los cuales la adhesión de España exige la previa solución de una serie de problemas de envergadura, entre ellos el sistema de financiación de la Comunidad Económica Europea. Los diez países de la Comunidad han aceptado la redacción de un nuevo inventario que, en la práctica, supone únicamente alargar -aún más las ya agotadoras vueltas y revueltas que experimentan las conversaciones con España desde hace cuatro años.

Ante la absoluta inmovilidad del Gobierno español, que con la llegada de Leopoldo Calvo Sotelo a la Presidencia del Gobierno optó por seguir las indicaciones de la Comisión Europea y continuar entregando documentos y papeles sin la menor expectativa de avanzar, algunos expertos en cuestiones europeas han venido lanzando una nueva teoría que, caso de seguir adelante, podría significar un giro de ciento ochenta grados en los actuales planteamientos sobre la adhesión de España.

Callejón sin salida

Estos expertos -en su mayoría próximos a los países más afectados por la integración española, es decir, Francia e Italia- hacen circular en los medios políticos próximos a la Comunidad Económica Europea, de forma oficiosa, la siguiente filosofía: la ampliación del Mercado Común a doce miembros puede arrastrar a la CEE a un callejón sin salida.

Sin embargo, no existe ningún motivo político para vetar la adhesión de España, que, bien al contrario, es cinveniente para la estabilidad del sur de Europa.

La única solución -según ellos- es idear un sistema original para la nueva ampliación, de forma que España pueda ser miembro de la Comunidad Económica Europea a nivel político, sin que, a nivel económico, el Mercado Común corra ningun nesgo.

El sistema sería el siguiente: un período transitorio largo (a lo que no se opone España si es equivalente para todos los capítulos de la adhesión, industrial incluida) y dividido en etapas, de forma que no se pase de una a otra sin la aprobación del Consejo de Ministros.

Esta división en etapas, pendientes siempre de la aprobación de la Comunidad Económica Europea en su conjunto, podría significar una Europa de dos velocidades: los diez países ya integrados hastá este momento, por un lado, y España, por otro, puesto que el caso de Portugal no plantea problemas insolubles para la Comunidad Económica Europea actual.

Avances políticos

Uno de los servicios de la Comisión Europea -órgano ejecutivo y burocrático de la Comunidad Económica Europea- ha elaborado este verano un informe intemo en el que se recoge esta posibilidad, si bien para rechazarla firmemente con un argumento, cuanto menos, curioso: esta fórmula no podría ser aplicada únicamente al capítulo agrícola y a los productos mediterráneos en su conjunto -como sería deseable-, sino que -qué menos- comprendería todos los sectores, lo que quiere decir que el Gobiemo español podría negarse también a pasar de una etapa a otra en el campo, por ejemplo, de la industria.

Dado que los principales problemas para la integración de España en la Comunidad Económica Europea son normalmente suscitados por la República francesa -aunque solapaditmente otros países como Italia e, la República Federal de Alemania y el Reino Unido- no estén tan lejos de París- hay quienes estiman que la victoria del Partido Socialista Obrero Español (PSOE) en las próximas elecciones ayudaría a hacer avanzar las conversaciones.

Los expertos del Partido Socialista Obrero Español no han elaborado aún una posición clara respecto a las relaciones con la Comunidad Económica Europea, aunque sí está claro que si ganan las elecciones ninguna de las diferentes hipótesis estudiadas sería puesta en marcha antes de las elecciones municipales francesas, previstas para el próximo mes de marzo.

Dos posibilidades

En cualquier caso, el Partido Socialista Obrero Español ha descartado dos posibilidades: aceptar la teoría de las etapts condicionadas a la aprobación del Consejo de Ministros, al menos,en esta formulación, y seguir con el método aportado por el presidente de Gobierno español, Leopoldo Calvo Sotelo, es decir aguantar sin reaccionar en ningún sentido.

Las relaciones entre el Partido Socialista Obrero Español y el Partido Socialista francés (PSF) en relación con la adhesión de España a la Comunidid no atraviesan un período brillmte.

El secretario general de los socialistas españoles, Felipe González, consideró poco positiva su entrevista con el presidente de la República Francesa, François Mitterrand, al menos en conversaciones privadas, y lo cierto es que tras esta entrevista y el fracaso rotundo de la reunión cle partidos socialistas europeos celebrada el pasado mes de junio en Marsella para tratar de los problemas del Mediterráneo, los coritactos entre los dos partidos a este propósito son inexistentes.

Interrumpir los contactos

Felipe González habría consi-. derado que era mejor interrumpir los contactos antes de que se produjera una ruptura y negociar, cuando llegue el momento, de Gobiemo a Gobierno.

La postura de Felipe González estaba plenamenite justificada, según expertos socialistas, ante la dureza con que se manifestó en la mencionada reunión de Marsella André Chandernagor, secretario de Estado francés para los Asuntos de la Comunidad Económica Europea. El propio presidente del Partido Socialista Francés, Lionel Jospin, no dulcificó nada la situación.

Los socialistas, españoles piensan que la problemática de la Comunidad Económica Europeano es una de las prioritarias en el caso de que accedan al Gobierno. El hecho de que la República Federal de Alemania -interesado teóricamente en la adhesión de España por cuestiones industriales- ocupe la presidencia de la Comunidad Económica Europea el primero de enero próximo no varía este análisis.

El Gobierno socialdemócrata-liberal de Helmut Schmidt atraviesa un pésimo momento y no podrá satisfacer las espectativas españolas. El Partido Socialista Obrero Español prefiere esperar, sin pronunciarse sobre las relaciones con la Comunidad Económica Europea para no irritar a los franceses, hasta que pasen las elecciones municipales.

Sólo entonces un eventual Gobierno socialista desencadenaría una fuerte presión política tendente a desbloquear las conversaciones.

Para ello cuenta con las divergencias que empiezan a surgir entre los expertos del Partido Socialista Francés, cada vez más divididos, entre los que mantienen que España no puede entrar en la Comunidad Económica Europa antes de que se resuelvan todos los problemas internos de los diez países integrantes de ella, y los que creen que la presencia de España en Bruselas ayudaría precisamente a mejorar la política comunitaria para la agricultura mediterránea.

Esta es la tesis, por ejemplo, de uno de los asesores del Partido Socialista Francés, un alto funcionario de la Comisión Europea.

Los expertos del Partido Socialista Obrero Español podrán comprobar si la posición francesa se ha flexibilizado el próximo mes de octubre, en plena campaña electoral, en Bruselas.

Relaciones Europa-Estados Unidos

En una fecha aún no decidida se celebrará en la capital belga una nueva reunión de la Unión de Partidos Socialistas Europeos, dedicada esta vez a las relaciones entre Europa y Estados Unidos. Felipe González, o quien le represente en Bruselas por parte del Partido Socialista Obrero Español, tendrá la ocasión no sólo de volver a hablar con Lionel Jospin, sino también de tantear la posición norteamericana frente a su eventual victoria electoral: entre los invitados figuran varios destacados senadores y congresistas republicanos, y probablemente Edward Kennedy en representación del Partido Demócrata norteamericano.

Victoria socialista o no en las próximas elecciones generales, lo que puede adelantarse ya es que las relaciones entre España y la CEE para la integración -de nuestro país continuarán en vía muerta al menos hasta pasado el próximo mes de abril, y que el próximo Gobiemo español tendrá que enfrentarse posiblemente con un movimiento por parte de los diez que exigirá un detallado análisis, porque una respuesta equivocada puede echar al traste los intereses españoles en la adhesión.

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