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LAS VENTAS: FERIA DE OTOÑO

Con mimos de figura

Los miman como figuras y aún no han llegado a tanto. Ahora son Curro Durán y Luis Miguel Campano los mimados y con ellos empieza, una vez más, la cadena de facilidades, que les puede llevar sin excesivos problemas a las mejores ferias. Y cuando salga el toro de verdad, ya se verá.Campano va de favorito. No es el primero, ni será el último que inicia su carrera entre algodones. Los taurinos se han fijado en sus maneras, tienen en cuenta que cuando se presentó en Madrid armó un alboroto, y le soplan para que navegue viento en popa. La verdad es que Campano se hace querer, y no sólo de los taurinos. Tiene pinturería y empaque; tiene, fundamentalmente, personalidad, y éste es un tesoro para cualquier diestro de la nueva ola que arriba a este plomizo mar de mediocridad en que nos han convertido el toreo.

Plaza de Las Ventas

12 de septiembre. Primer festejo de la Feria de Otoño.Novillos de Antonio Arribas, bien presentados,flojos, nobles. José Luis Ramón. Pinchazo y estocada caída (protestas cuando saluda). Tres pinchazos y media atravesada baja (pitos y saluda). Curro Durán. Pinchazo, estocada y descabello (ovación y salida al tercio). Estocada delantera (aplausos y saludos). Luis Miguel Campano. Pinchazo y media perpendicular caída (oreja). Cuatro pinchazos y estocada corta (vuelta). El banderillero Gitano Rubio, cogido al prender un par. Sufre puntazos en escroto y muslo. Pronóstico reservado.

Por ejemplo, Curro Durán, con quien le emparejan los taurinos, no es peor torero que Campano, pero le falta, precisamente, personalidad. También este espada sevillano lo tuvo ayer todo a su favor y, sin embargo, la tarde se le escapó sin éxito. Las verónicas con que el diestro recibió al segundo, templando la fuerte embestida, fueron buenas, cuajó naturales y redondos con mando, pero tanto a los lances como a los pases les faltaba no ya la bendición del arte sino, simplemente, personalidad. Curro Durán no conectaba con el tendido. Está de moda una clasificación de toreros, que se basa en la conexión (influencia de la electrónica, es evidente). Si el torero conectó o no conectó es algo que tiene muy en cuenta el taurineo, aunque ni se molesta en saber por qué.

Y lo cierto es que en la personalidad está el secreto. Campano había instrumentado dos muletazos y ya tenía al público volcado, jaleándole con oles. Un discreto análisis de las maneras del mimado coletudo nos llevaría a la conclusión de que torea a excesiva distancia y se alivia con el pico.También nos subrayaría la hondura con que ejecuta los pases de pecho. Es decir, que Campano, con su personalidad indiscutible, con su pinturería, que no excluye afectación, alterna trucos de veterano con una rara pureza en la ejecución de las suertes. Mientras que su competidor Durán, nada personal ni pinturero, asimismo proclive a las ventajas del pico, torea con largura y reciedumbre. Pero, eso sí, todas las gracias se las hacen al torito pastueño. Ya se les verá frente al toro. El primero de Campano era de una nobleza excepcional, que seguía los engaños con absoluta fijeza y mesurada codicia y los restantes no se quedaban atrás.

El debutante José Luis Ramón, en cambio, no supo paladear tanta dulzura y aplicó a sus boyantes novillos faenas interminables, anodinas y destempladas. Gitano Rubio reunió con valor en un par de banderillas y resultó cogido. La presidencia se hacía la sorda cuando el público protestaba la invalidez del ganado. La novillada había sido concebida para mimar a unas figuras que aún ni lo son y lo demás no parecía tener importancia. Mal empezamos, porque la feria de Otoño no debe ser así ni asá.

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