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Nuevas revelaciones sobre el presunto asesinato de Marilyn Monroe

Milo Speriglio, detective privado de Los Angeles (Estados Unidos), afirma tener registradas las conversaciones telefónicas que Marilyn Monroe sostuvo el día de su muerte, hace ahora veinte años, y que en ellas se hallan, según él, las pruebas del asesinato de la estrella, informa la agencia France Presse. Speriglio no ha suministrado detalles sobre el contenido de la cinta, ni sobre la identidad de los interlocutores de la actriz.Milo Speriglio, que sostiene desde hace años que Marilyn no se suicidé, sino que fue asesinada cuando se disponía a revelar secretos de Estado consignados en -su diario íntimo, indicó el jueves, en el curso de una conferencia de Prensa, que remitirá la cinta a la justicia. Añadió que pronto estará en condiciones de demostrar que Marilyn fue asesinada y por quién.

El forense que firmó el certificado de defunción de la estrella, Lionel Grandison, participó también en la conferencia de Prensa. Afirmó una vez más que había sufrido presiones por parte de su superior jerárquico -cosa que este último ha desmentido- para atribuir la causa de la muerte de Marilyn, el 5 de agosto de 1962, a un suicidio debido a la absorción de una dosis mortal de barbitúricos.

No hay pruebas de que la estrella fuera asesinada

Grandison ha declarado no tener pruebas de que la estrella fue asesinada, pero añadió que "ocurrieron cosas extrañas en el despacho del forense y por ello quedé sorprendido de que no hubiera encuesta". Según él, Marilyn tenía marcas de pinchazos en la parte posterior de una de sus rodillas.Grandison, que tuvo que abandonar el despacho del forense en 1962 tras unas malversaciones, afirma por otra parte haber visto el misterioso diario de la estrella. Según él, contenía referencias al presidente John F. Kennedy y a su hermano Robert. También se citaba a Fidel Castro.

Según amigos de la estrella que no creen en su suicidio, Marilyn habría confiado a su pequeño diario rojo, que desapareció tras su muerte, secretos de Estado, a los que había tenido acceso durante una aventura con Robert Kennedy, entonces ministro de Justicia.

Uno de estos secretos sería un plan de la CIA para asesinar a Fidel Castro. Esto debió haber propiciado el asesinato de la actriz.

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