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ASTURIAS

El incremento de los accidentes mortales, azote de la minería asturiana

Los mineros, cuando inauguran cada año, saben que pesa sobre ellos una maldición estadística: uno, casi dos, de cada mil está condenado a muerte. Los seis primeros meses de este año han sido singularmente duros con estos trabajadores, que en Asturias han visto perder la vida, en ese tiempo, a dieciséis compañeros en accidente laboral. El director provincial del Ministerio de Industria, Amando Sáenz Sagredo, reconoce que 1982 presenta un número de muertes superior al normal, a la vez que advierte del error que supondría hacer extrapolaciones a partir del trágico mes de marzo.

El 17 de marzo, cinco trabajadores perecieron, en la Sociedad Minera de Foncaravia, al ser atrapados por una irrupción violenta de las natas semifluidas que se habían embolsado en los huecos superiores de las galerías como consecuencia de las lluvias. Cuatro días después fallecieron dos picadores alcanzados por el desprendimiento de una bolsa de agua enlodada, en la mina Cervera, en Aller. Antes y después de estos brutales zarpazos sobre la minería asturiana se registraron otros accidentes mortales, casi siempre con una víctima, en un sobrecogedor goteo.Los expertos en seguridad laboral aseguran que no existe ningún trabajo en tierra firme más peligroso que el minero, enfrentado cada día con un tajo desconocido y distinto. En Asturias existe el riesgo adicional de unas explotaciones con capas verticales, esterilidades y fallas, una mecanización muy escasa y rellenos de taludes naturales o invertidos. En la minería del carbón, los ratios de accidentes graves por millón de toneladas vendidas fueron 5,8 en 1980; 4,4, en 1981, y 5,5, en los seis primeros meses de 1981, La tasa de mortalidad por millón de toneladas vendibles fue de 2,4 en 1980; 2,9, en 1981, y 2,8, en los seis primeros meses de 1982.

La Dirección Provincial del Ministerio de Industria considera estos ratios, bastante superiores a los de la Comunidad Económica Europea (CEE), poco significativos, por despreciar la productividad mucho más elevada en las minas europeas de hulla. Las dificultades geológicas de las explotaciones y el escaso tamaño de algunas de las minas existentes en Asturias contribuyen, según la misma fuente, a exagerar dichos coeficientes. La Dirección Provincial de Industria prefiere considerar como referente válido el índice que tiene en cuenta el tiempo de presencia física en los lugares potencialmente peligrosos.

Mortalidad en la mina superior a la de la CEE

El número de muertos por millón de horas trabajadas en minas de hulla pasó en España, de 0,64 en 1971, a 0,29 en 1979. Pese a tan importante reducción, la mortalidad en las minas de hulla españolas es superior al de la CEE. Esto se debe a razones geológicas o naturales, no modificables por el hombre, especialmente sus capas verticales, casi ausentes en Europa, y la mayor fracturación de los yacimientos españoles.Erradicados en buena medida los accidentes provocados por explosión de grisú (gas metano), que en otro tiempo producían terribles carnicerías, y los producidos por el manejo de explosivos, los principales agentes causantes de la muerte en las minas son en la actualidad caídas de costeros, los derrabes (corrimiento de tierras), los descarrilamientos y el manejo de vagones en los escombros. El control de la ventilación redujo de modo considerable el riesgo de las explosiones de grisú, y la sustitución de las mechas por material electrónico disminuyó la cifra de accidentes producidos por el uso de explosivos.

Existe, en cambio, otro factor incontrolado desencadenante de la muerte en la mina. Se trata, según la Dirección Provincial de Industria, de la imprudencia o del exceso de celo en el trabajo. Al analizar los accidentes se descubre con frecuencia que su origen estuvo en el incumplimiento de alguna norma de seguridad.

El pasado 11 de mayo, quince diputados socialistas, encabezados por el asturiano Avelino Pérez, hicieron público un escrito en el que denunciaban la negativa del Gobierno a tramitar en el Parlamento la proposición de ley del partido socialista denominada Estatuto del minero, presentada el mes anterior, con la que se pretendía reconocer legalmente las características del trabajo en la mina y abordar cuestiones tales como la seguridad, la higiene, el hábitat, el medio ambiente laboral y la promoción social de los mineros.

En España existen unos 100.000 mineros, de los cuales 55.000 trabajan en el subsector del carbón. "De cada cuatro de ellos", afirman los socialistas, "uno sufrirá fatalmente un accidente a lo largo del año, porque una media de 25.000 accidentes anuales pende sobre sus cabezas. El índice de mineros muertos por millón de toneladas de carbón extraídas es superior al de la CEE entre cuatro y ocho veces, según los años. Los mineros representaron en nuestro país el 0,8% de la población activa en el último decenio, pero padecieron el 5,8% de los accidentes mortales en ese período de tiempo".

El Gobierno impidió la tramitación parlamentaria del Estatuto del minero por entender que las mejoras previstas en el texto socialista supondrían un trato de especial privilegio para estos trabajadores, que "incidiría enormemente sobre la economía de las empresas, incrementando sus costes e imposibilitando su competitividad".

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